Carlos Fuentes por un Progreso Incluyente
Enviado por medelmant • 25 de Abril de 2020 • Síntesis • 1.407 Palabras (6 Páginas) • 524 Visitas
Control de Lectura: Por un Progreso Incluyente de Carlos Fuentes
El autor, en aras de plantear el destino del futuro de México en el siglo XXI, un siglo de apertura comercial, información ilimitada y tecnología, se plantea 3 principales cuestiones; en el proceso nacional de conjugación entre las exigencias del cambio y la tradición, ¿puede estar ausente la educación? En el proceso mundial de la educación, que ha convertido a ésta en base de un nuevo tipo de progreso veloz, global e inmisericorde con los que se quedan atrás, ¿puede México estar ausente? Y finalmente, en el caso de que México progrese al paso necesario para integrarse a la revolución global de la producción basada en la educación, ¿puede hacerlo sin resolver sus propios problemas de educación, alimentación y trabajo para sus grandes mayorías? En el caso afirmativo la consecuencia sería apostarle solo al México integrado al comercio y a la tecnología mundiales y entonces clausurar para siempre el México de la pobreza, la enfermedad y la ignorancia.
En este sentido orienta el autor su tesis hacia una educación incluyente y democrática, que desarrolle los valores para formar una sociedad civil que conjugue las acciones del Estado con las de la iniciativa privada y funcione como motor de la economía de manera justa para que ambos Méxicos alcancen los mínimos necesarios para participar en el nuevo orden de progreso mundial, fundado en la información: “La educación como base de conocimiento, el conocimiento como base de información, la información como base de desarrollo”.
Como primer argumento el autor desarrolla una teoría de diversidad cultural y los cambios en el concepto de progreso a partir del México independiente. El concepto de progreso en México durante el siglo XIX se construyó sobre una cruel paradoja, argumenta Fuentes; “Queríamos ser parte cuanto antes de lo mismo que nos negaba, nuestra negación implicaba, además, una alta dosis de racismo. No queríamos ser ni españoles, ni indios, ni negros.”
Orden y progreso se prometió durante la larga administración de Díaz, que significó la apertura de México a los imperios industrializadores. Sin embargo, surgió la polémica que desató la lucha revolucionaria; ¿Progreso para quién?, ¿Progreso para cuántos? Los ideales revolucionarios se fundaron en las promesas de educación popular, la devolución de las tierras al gremio campesino, la industrialización y los derechos del trabajador, para devolverle al concepto de progreso el carácter de inclusión nacional, aspirando también al progreso de carácter universal. El proyecto de educación incluyente se consolidó con la fundación de la Secretaría de Educación Pública, proyecto emprendido por José Vasconcelos, finalmente la educación sería para todos.
La ruptura con la cultura imperialista prevalente y puesta como ejemplo de progreso fue la novedad, ya que los ideales se fundaron en una verdadera unidad pluricultural. Sin embargo, el proyecto de la educación para todos se vio opacado por otras distracciones; intervenciones de nuestros vecinos del norte para la mutua “cooperación”, reservando áreas esenciales de desarrollo. El Estado impulsó al sector privado, protegiéndolo con barreras comerciales y amplio crédito público. El crecimiento de la clase media, el proletariado industrial y la burguesía promueven el abandono del campesinado, las estructuras cardenistas del campo se corrompen y pierden el sentido democrático del movimiento. La educación de Vasconcelos enseña los valores democráticos, pero la práctica oficial los niega, argumenta el autor.
El fracaso y los excesos del Estado rector durante el modelo de sustitución de importaciones justificaron la entrada del modelo neoliberal y la economía de mercado. Sin embargo, las esperanzas de que la riqueza vendría de afuera llevaron a las inversiones, la especulación y la exportación a rezagar al segundo México aún más.
El concepto de progreso del siglo XX queda en la ambigüedad total. “Dejó de progresar el progreso?” se pregunta Fuentes, a partir de la contradicción entre el mayor avance tecnológico, científico y material de toda la historia y la profundización de una crisis moral y política de la civilización occidente. Aunque la novedad, en este caso, es que esta crisis es compartida con el Tercer Mundo. Una crisis urbana que no discrimina, gente sin hogar, drogadicción, homofobia, discriminación contra la mujer, abandono a los ancianos, inseguridad citadina, niños asesinados, pandemias incontrolables (profético, incluso, es este argumento en contra del viejo concepto de progreso, considerando la actualidad de la 2da década del siglo XXI).
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