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Circo Y Maroma Para Ser Maestro


Enviado por   •  7 de Enero de 2012  •  1.698 Palabras (7 Páginas)  •  668 Visitas

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CIRCO Y MAROMA PARA SER MAESTRO.

La actividad docente, para muchos es compleja, para otros es muy simple y para algunos más una labor muy difícil de realizar. Decidir que adjetivos se le pueden adjudicar al área de ser maestro no es pues nada fácil, sobre todo cuando se trata de algo que ante la vista de todo es muy subjetivo. Después de haber leídos los textos: la aventura de ser maestro de José M. Esteve. Estos cuentos no son una truchada de Andrea Trubbo y el desarrollo del trabajo en el aula de Antonio ballesteros y Usano, y de un severo análisis de las practicas docentes que mi papel de estudiante normalista vienen a mi mente, los recuerdos de mis maestras de preescolar y de mis maestros de los otros niveles educativos, compartiremos en esta ocasión un sencillo ensayo critico, que pretende vincular los paradigmas teóricos y la verdadera practica educativa. Tal y como lo señala Esteve: (Esteve, 1998).

“La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir soberana-

mente, y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también puedes estar

a gusto, rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión el descubrimiento

que, en cada clase, hacen tus alumnos”.

De las notas de Esteve, podemos desprender que el enseñar es todo un arte y que dicho arte puede tener dos vertientes o formas para hacerlo, es como espada de dos filos, puede ser una experiencia agradable o desagradable, puede tener aciertos, pero también desaciertos, es como dice el autor de ensayo y error. Muchas veces la forma de enseñanza esta determinada por experiencias enriquecedoras y otras por experiencias negativas.

La actividad docente esta permeada de situaciones controversiales. Por ello tenemos un bagaje de recuerdos buenos y malos de los profesores que nos instruyeron, así por ejemplo, es normal recordar la primara palmadita, el primer abrazo, el primer aliento de motivación de un maestro, sin embargo, también es imposible borrar de la memoria el primer rechazo, la primera agresión física o verbal, como aquellos: “nos sirves”, “eres un burro”, “no puedes” o los castigos como el quedarse sin recreos, las orejas de burro de cartón, o estar sentado en la primera silla de la fila de los burros. Además el trabajo docente entraña una necesidad de superación propia y una mente abierta a las expectativas. A continuación detallaremos una experiencia vivencial:

“Hace aproximadamente 10 años, asistí a una escuela primaria en Calidad de

estudiante, mi maestro de 5º grado solía ser neurótico y bastante estricto

en algunas situaciones con nosotros, sin embargo, también recuerdo que

había momentos en que sus clases me gustaban, por ejemplo, recuerdo

mucho las clases de lectura, cuando nos ponía a trabajar en equipos para

redactar cuentos, el permitía que lo hiciéramos libremente, y planeaba su

clase de una manera tan especial que el tiempo pasaba y nosotros aun

queríamos seguir trabajando en ello, recuerdo que después de escribir

nuestros cuentos, pasábamos a leerlo y escuchábamos lo que los otros

habían escrito. Por otro lado también tengo recuerdo tan desagradable

de su persona, como el lenguaje tan fuerte que usaba al referirse a nosotros

y a utilizar palabras altisonantes al llamarnos la atención, así como también

la detestable costumbre, que tenia de fumar dentro del salón y en el patio

de la escuela. Algo mas en el aspecto positivo que tenia era su puntualidad por

el trabajo, creo que era el primero en llegar a la escuela. Además le gustaba mucho

el deporte y cada que tenia oportunidad nos sacaba al patio de juego, eso nos

hacia felices a mis compañero y a mi” (Juan José Nieto Cruz, extracto de diario

de campo).

Ahora bien si retomamos la experiencia pasada, podemos decir que mucho de los conflictos que presenta el trabajo del docente, es derivado de la propia personalidad, a veces un problema psicológico, económico, de familia, de salud o de neurosis desencadena una serie de acciones que hacen que una persona que ejerza la profesión pedagógica pueda encontrar en su trabajo el predominio de alguno de los polos o bien de ambos (negativo y positivo, relajante o frustrante, de gozo o de amargura, de placer o de remordimiento). También Esteve señala que las dificultades que esta actividad entraña se presentan en su mayoría en los inicios de la profesión, y que dentro de las dificultades que hay que sortear se encuentra la identidad profesional, al respecto dice:

“El primer problema consiste en elaborar tu propia identidad profesional,

esto implica cambiar tu mentalidad, desde la posición del alumno que

siempre ha sido hasta descubrir en que consiste ser profesor. Y aquí aparece

los primeros problemas, porque hay enseñantes que no aceptan el

trabajo de ser profesor”.

El problema entonces de esta profesión se debe en gran medida a que los profesores desconocen a ciencia cierta lo que es, ha sido y será ser docente, se trata pues de despojarse de la imagen del profesor ideal para ser el profesor real, es decir, en la escuela normal se prepara para maestro, pero al llegar a la escuela de asignación, dicha teoría dista mucho de la realidad, por tanto quizá mencionemos que la verdadera escuela para profesores, es la propia escuela

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