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Como dar clase a los que no quieren. Juan Vaello


Enviado por   •  22 de Abril de 2022  •  Resumen  •  2.478 Palabras (10 Páginas)  •  472 Visitas

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 Introducción y aspectos generales

El libro “Cómo dar clase a los que no quieren”, de Juan Vaello, se centra en diferentes estrategias a seguir para la motivación del alumnado y la gestión del aula en las enseñanzas obligatorias, en especial con aquellos alumnos que no tienen ningún interés en aprender. En este comentario de texto resaltaré o resumiré aquellas cuestiones que, bajo mi punto de vista, son más útiles o interesantes, así como comentar posibles cosas a mejorar.

El primer capítulo aborda cuestiones muy generales. Afirma que el optimismo es clave en conseguir las metas perseguidas, junto con una preparación previa y continua del profesorado para una gestión adecuada del aula. Enseñar con optimismo provocará a los estudiantes un mayor interés en aquello que se enseña.

Trata de hacer conscientes a los docentes que no hay que trabajar exclusivamente competencias relacionadas con los contenidos académicos, sino que la competencia emocional también es clave en una buena educación. De hecho, un mayor dominio de la competencia emocional conlleva un mayor rendimiento académico.

Debemos procurar obtener el mejor rendimiento de cada alumno en función de sus posibilidades. No podemos esperar o exigir lo mismo a todos los alumnos, pues cada uno tiene características intelectuales y motivacionales distintas. Con aquellos alumnos con los que no es posible conseguir un correcto aprendizaje, deberemos al menos transmitirles una buena educación y valores.

También da una visión acerca de la diversidad del alumnado, y las causas por las que ciertos alumnos tienen una actitud negativa. Es necesario aprender a dar clase a estos alumnos, y a los que no quieren aprender, para poder dar clase adecuadamente a los demás. El profesor deberá adquirir una actitud positiva frente a situaciones negativas o conflictivas en el aula, asumiéndolas como un reto a superar.

 La actitud

Para poder cambiar de actitud a los que no quieren aprender, no debemos ser muy ambiciosos. No podemos pretender un cambio de actitud negativa a otra positiva de forma directa, sino que primero trataremos de conseguir que el alumno pase a una actitud menos negativa o neutral. También hay que tener en cuenta que será mucho más fácil cambiar un solo rasgo o conducta que una actitud general. Para ello, habrá que ganarse la confianza primero mediante aceptación y comprensión.

 Las reuniones con las familias

Este libro también da una visión general acerca de los tipos de familias de alumnos. Es muy importante poder tener reuniones periódicas con todas las familias, con las que intercambiar información académica y adoptar medidas conjuntas para mejorar la conducta o el rendimiento del alumno, en especial con aquellas familias más hostiles o ausentes. Para ello necesitaremos tener claros los objetivos de la entrevista y prepararse para ella con anterioridad, recogiendo información del rendimiento o conducta del alumno en las diferentes materias. El libro establece algunas estrategias a realizar durante las entrevistas en función del tipo de familia (por ejemplo, si la familia es hostil, será importante agradecer la asistencia de la familia a la reunión, y el uso de frases como “Esto lo hacemos por el bien de su hijo”, “Sólo si detectamos los errores que su hijo comete, podrá corregirlos”, etc).

 Los conflictos, una ocasión para trabajar las competencias socioemocionales

Claramente, el profesor debe planificar no solo los contenidos de la materia, sino muchas otras cuestiones: cómo motivar y conectar con los alumnos, como fijar unos límites y hacer un uso adecuado de las advertencias y sanciones... La ausencia de competencias socioemocionales es lo que provoca la mayoría de conflictos en el aula. Por tanto, será muy necesario trabajar las competencias socioemocionales: autocontrol, asertividad, empatía, comunicación, etc. Cada conflicto es una ocasión adecuada para que el profesor introduzca diferentes valores como el respeto ante una actitud apática, la responsabilidad… Según el libro, el profesor deberá ser persistente en ello, y paciente en la aplicación progresiva de nuevas estrategias. Además, es recomendable que las intervenciones del profesor sean breves, en lugar de un largo y tenso sermón.

Una actitud interesante por parte del docente es aquella que se centra no en la resolución de un conflicto pasado sino en evitar el mismo en el futuro. Así, desde mi punto de vista, se consigue construir la convivencia y un clima favorable en lugar de una imposición continua de sanciones y un clima tenso.

Es claro que hay una gran variedad de alumnos, cada uno inmerso en una realidad social distinta, por lo que, en mi opinión, no es fácil trabajar las distintas competencias socioemocionales dada la diversidad del alumnado. En este sentido, algunos capítulos del libro son poco concretos en cuanto al desarrollo de dichas competencias en el aula.

 Fijación de límites: normas, advertencias, compromisos, sanciones

Para crear un buen clima de trabajo, es importante fijar unos límites en clase, así como hacer que se cumplan. Así, se trabajan algunas competencias socioemocionales (autocontrol, respeto). El libro establece unas pautas más concretas en cuanto a la fijación de estos límites.

En primer lugar, el profesor debe tener muy claros los límites, aquello que va a prohibir y lo que está dispuesto a permitir. En segundo lugar, deberá realizar una propuesta inicial de límites a sus alumnos, que se mantenga estable durante el resto del curso. Las normas son la principal herramienta para fijar estos límites, y deben ser pocas, flexibles y formuladas en positivo. Si tras el incumplimiento de una norma no se sigue una consecuencia negativa para el alumno, la norma perderá su eficacia. Si una advertencia del profesor en privado no funciona, el siguiente paso será la aplicación de una medida escolar por parte del tutor o equipo directivo.

Una estrategia interesante será la observación de las conductas pasadas más disruptivas o molestas y recurrentes, junto con la intervención colectiva de los docentes para erradicar dichas conductas. Para ello se colgará en clase un poster con dos columnas: una de retos a conseguir (conductas a eliminar) y otra de logros que se vayan consiguiendo. De esta forma, implicamos directamente a los alumnos en la consecución de estos retos.

Además, el libro desarrolla algunos de los hábitos que conviene instaurar los primeros días de clase: la puntualidad de los alumnos y del profesor, conseguir la atención de todos antes de empezar la clase, etc. A aquellos alumnos de los que no se obtiene su atención, se les debe advertir individualmente llamándoles por su nombre. Las advertencias generales tienen un

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