Conde Lucanor
Enviado por Michael666 • 18 de Marzo de 2013 • 2.723 Palabras (11 Páginas) • 414 Visitas
El conde Lucanor
Durante la Edad Media era casi imposible escapar de la influencia de un ser que lo ocupaba todo, que lo observaba todo, que todo lo podía; que tenía el poder para investir a los seres humanos de nobleza, se trata de Dios, que “puso en el rey don Alfonso…e en el su talante de acrecentar el saber cuanto pudo, e fizo por ello mucho. E por que don Juan, su sobrino se paga, mucho de leer los libros que compuso el dicho rey…” 1. Ésta influencia se vio marcada en casi todas las actividades de los seres humanos, desde las guerras, en las que obviamente tenían los favores divinos los cristianos, sobre los bárbaros moros:
los caballeros famosos (alcanzan la gloria divina)
con trabajos y aflicciones
contra moros. 2
se veía aparte la influencia en la administración de justicia, en este caso mediante el extenso sistema de tribunales eclesiásticos 3. Incluso en el ámbito cultural la Iglesia, proclamada representante de Dios en la tierra, tenía un control sobre cualquier expresión, al grado de que “la actividad cultural durante los inicios de la edad media consistió principalmente en la conservación y sistematización del conocimiento del pasado y se copiaron y comentaron las obras de autores clásicos”, 4.
La expresión literaria no fue la excepción de esta influencia hacia las actividades humanas por parte de la institución que representaba el poder divino, que era la iglesia Católica. Específicamente el libro de Don Juan Manuel: el Conde Lucanor, es en palabras de su autor: “deseando que los omnes fiziessen en este mundo tales obras que les fuesen provechosas de las onras e de las faciendas pudiesen salvar las almas. E puso en él los enxiemplos más provechosos que él sopo de las cosas que acaecieron, porque los omnes puedan facer esto que es dicho” 5. Pero es interesante señalar cómo no sólo se interesaba Don Juan Manuel en salvar el alma sino también: “e guardar su fazienda e su fama, e su onra e su estado”6.
Pues bien para el autor del libro que, en esos momentos estaba “inmerso en la tradición y de la que sería exponente máximo a la vez que inicio de camino hacia nuevas formas narrativas” 7; y también El Conde Lucanor: “pertenece a la llamada literatura ejemplar, un género que, como afirma S. Battaglia, tiene sus raíces en la antigüedad grecolatina y presenta su definitiva consagración en la literatura religiosa, moral y didáctica de la edad media” 8. Era una buena forma de penetrar en la conciencia de las masas que de poco se enteraban o poco sabían en aquellos tiempos, lo importante era dejar bien en claro que las enseñanzas de la fe católica eran las correctas y por las que un hombre debía regirse. El procedimiento para conseguir una predicación “amena y asequible consagró la utilización de exempla” 9. Sin embargo, no se conoce la exacta definición de la palabra “exemplo”, lo cual ha determinado una visión parcial y algo confusa del término desde que éste apareció en el género de la literatura ejemplar 10.
El afán didáctico pues, preside todo El Conde Lucanor, no sólo la elección del exmplum, sino la del marco consejero-aconsejado. 11, acaso a manera de confesión que con un buen consejo; puede regresar al “buen camino”, previamente trazado por la Iglesia. En cada ejemplo de Don Juan Manuel la enseñanza proviene de varios elementos: de historia, que por sí misma adquiere valor de doctrina ya que se presenta la situación relativamente común y que podía pasarle a casi cualquier ciudadano de la época, del marco mismo, que a través del diálogo abre y cierra la narración, y de los versos finales, con los cuales se condesa y resume la ejemplaridad; y cuya traspolación a palabras que acaso son suyas, le dan un valor universal 12.
Así Don Juan Manuel logra a través de pasajes o situaciones que trata en su libro, y en base a la retórica, crear un ambiente de moralismo. “ e se que he de ir ante Dios , que es tal juez de que non me puedo escusar por palabras, nin por otra manera , nin puedo ser jubgado, sinon por las buenas o malas obras que he hecho”. 13 ; en el cual el único camino para la salvación era a parte de las dotes caballerescas “los caballeros famosos alcanzan el biuir que es perdurable” 14; el estricto cumplimiento de la santa ley: “la ley de la sancta fe católica segund la tiene e la cree la sancta madre Ecclesia de Roma” 15. Es en parte comprensible que ésta manera de pensar fuera la predominante en la época medieval, porque fuera del avance científico tan limitado que hubo, el ser humano no tenía y no podía concebir otra explicación para su estancia en la tierra que la intervención divina, “ninguno, christiano nin pagano, nin ereje, nin judío, nin moro, nin omne de mundo, non oueda decir con razón que el mundo non sea criatura de Dios, e que de necesitad, conviene que sea Dios, fazedor e criador, e obrador de todos, e en todas las cosas, e que ninguna non obra en Él.” 16
Lo que es digno de llamar la atención era que a pesar de que se aceptaba que el Dios único y todopoderoso era el creador de cuanto ser se encontrara en la tierra, era que sólo los elegidos: “e serán redimidos todos lo que murieren e acabaran derechamente, en la sancta fe católica” 17; sólo los que profesaran ése tipo de fe tendrían derecho al perdón divino. Y no sólo eso, encima hacían a sus fieles seguidores, seguros de con detalles como ése ganarían el cielo, de cercenarse partes de su cuerpo: “E assí, entendet que la circuncisión que fue figura del ampliamiento que se habpia de ordenar en la sancta fe católica que nuestro señor Ihesi Christo ordenó assí commo Dios”18.
Y bueno Don Juan Manuel no es el único que promueve ésta fe cristiana que es a ratos chocante o que raya en el fanatismo sino también estaba el famoso Arcipreste de Hitta, los cuales, juntos “comparten la cumbre de la literatura didáctica castellana de la Edad Media.”19.
Mención a parte merece el público al que iba dirigido su obra. Muy a pesar del autor del Conde Lucanor, su libro era leído por gente de su mismo status social, aunque él mismo dice en el prólogo: lo fizo por intención que se aprovechasen de lo que él diría las gentes que non fuesen muy letrados nin muy sabedores . e por ende fizo todo su libro en Romance en señal que lo hizo para los legos y de no muy grand saber como lo es él”. En un alarde de modestia, que era necesario que tuviera pues los arrogantes se van al infierno, el señor reconoce que el libro es para quien sepa leer una lengua vulgar, que en quél entonces se disminuía a dos clases : los clérigos y los legos. Ahora según Alfonso I. Sotelo la moral del Conde Lucanor era universal, aplicable tanto a la
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