Crímenes imperceptibles

Al leer las dos obras, es muy evidente que Guillermo Martínez copió varios aspectos del cuento de Borges para crear su novela. La esencia de las obras es la misma, la forma en que se resuelve el crimen también es muy similar. Sin embargo hay varias diferencias notables que imprimen en cada una un carácter individual.

Las principales diferencias están relacionadas, en mi opinión, a la distinta extensión de las obras y al tipo texto que cada uno quiso hacer. El cuento tiene la necesidad de ser corto y sintético, el autor debe utilizar palabras específicas que concentran las ideas, sin muchas idas y vueltas, y con situaciones concretas, para poder desarrollar una historia compleja en un espacio limitado. Para esto, se necesita un vocabulario muy rico, y se sabe que Borges es un maestro en el manejo de estas palabras exactas. Por el contrario la obra de Martínez, al ser una novela, permite que el escritor explaye sus ideas y las desarrolle más profundamente, usando un vocabulario menos elevado y más entendible.

La extensión de la obra está directamente ligada a que en “Crímenes imperceptibles” el escritor incluye muchos más indicios, que no necesariamente ayudan a la resolución del caso, haciendo que el lector se desconcierte alejándolo de conocer la verdad y haciéndolo pensar en varios sospechosos a la vez. Al no tener un límite de palabras, también puede presentar capítulo a capítulo nuevos personajes que contribuyen mínimamente a la historia, pero que aún así, logran que el consumidor de su obra, cada vez que estos aparecen, los analice buscando pistas que indiquen que es culpable y confundiéndolo, que es lo que un artista quiere lograr al narrar una historia policial. En cambio, en “La muerte y la brújula”, no se presentan muchos sospechosos, sino que las acusaciones del inspector apuntan sólo a una persona, que finalmente resulta ser el criminal. Borges no se enfoca tanto en la caracterización de los personajes como Martínez, sino que quiere hacer énfasis en los razonamientos del inspector, en cada uno de esos pensamientos y deducciones rebuscados que lo llevan a apuntar a un sospechoso, que a nuestras mentes relativamente básicas nos sorprenden, cosas que jamás se nos hubiesen ocurrido.

Aunque las notables diferencias entre un cuento y una novela son una razonable causa por la cual los obras difieren en ciertos detalles, hay una idea que no puedo alejar de mi cabeza y es que sería imposible que las obras fueran iguales cuando los autores eran totalmente distintos entre sí. Borges era un literato que dedicó su vida al estudió y producción de este arte, mientras que Martínez, es un matemático que lejos está de dedicarse a la literatura, que fascinado por el cuento de Borges decidió sumergirse en el mundo de la fantasía escrita para crear su propia versión de esa obra, y creo que esa es la principal causa de la diferencia entre las dos obras.

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