Desgracia de J.M. Coetzee

Reseña – Desgracia de J.M. Coetzee

La novela al inicio introduce al lector a una historia ágil donde los hechos ocurren sin mayor dilatación del tiempo, a pesar de la gran cantidad de detalles que se narran en ciertos momentos, estos solo hacen que la mente del lector recree de manera muy rica todo lo que Coetzee, busca transmitir. De plano, la historia oculta que encierra su protagonista, el profesor David Lurie, quien ha encontrado una especia de zona de confort al conocer a Soraya, una prostituta con la que se acuesta todos los jueves, atrapa al lector generando el querer saber más sobre el vínculo que él va desarrollando con ella, hasta el punto de entender la aparente tranquilidad y satisfacción, así como la carencia de afecto que está viviendo el personaje, más aún al tratarse de un adulto que se encuentra solo e inmerso en un vida rutinaria de la cual no está a gusto, pero a pesar de todo intenta dar lo mejor de sí a los demás.

El comienzo de la historia se desarrolla en Ciudad del Cabo, Sudáfrica y nos centra en una etapa de la historia en la que en dicho país aún imperaban prácticas segregacionistas y xenófobas. En este caso considero que es muy relevante que el background en el que está narrada esta historia tenga un peso importante en el desarrollo de esta, ya que nos permite entender mejor las actitudes y procedimientos que llevarán a cabo ciertos personajes más adelante. Su primera lucha es interior y está relacionada a la pérdida del atractivo físico que despertaba en las mujeres cuando era joven. De hecho que para alguien que siempre ha resultado atractivo, este cambio lo desconcierta y lo hace replantear sus tácticas para atraer a otros. Dentro de esta lucha interior, y luego de que Soraya inminentemente se aleje de su vida, David en la búsqueda de satisfacer su deseo sexual, se verá inmerso en una relación con una alumna que lo llevará a un escándalo que desencadenará en, valga la redundancia, una desgracia.

Queda claro que sus pocas ganas de demostrar su inocencia y actitud indiferente hacia los cargos que se le imputaban en la comisión a cargo de la investigación del caso de acoso a la alumna Melanie Isaacs, solo hicieron que su imagen se vea tan dañada que termine perdiéndolo todo y se traslade al campo, donde se encuentra con su única hija, Lucy. Llevando consigo, tal vez, una racha de mala suerte que lo hará experimentar una serie de desgracias aún mayores de la que venía, las cuales afloran en el lector una serie de emociones, por las que tal vez algunos han experimentado a lo largo de sus vidas, a estas alturas la primera “desgracia” relacionada a Soraya, se siente como si fuese nada, comparada a todo lo que ha sucedido en la vida del ahora ex profesor Lurie. David, ya adentrado en la adultez deberá aprender a aceptar las decisiones de otros, así no esté de acuerdo con estas, de igual forma esta situación lo empujará a reencontrarse consigo mismo y a lidiar con los problemas generacionales que pueden surgir con una hija a la cual no termina de conocer.

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