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Diez Mujeres


Enviado por   •  31 de Mayo de 2013  •  1.333 Palabras (6 Páginas)  •  450 Visitas

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Introducción.

Las conmovedoras historias contadas por la autora resuenan con fuerza en el corazón, perfilando con gran maestría unos caracteres femeninos muy complejos y profundos. En contraposición con esta riqueza de detalles, los personajes masculinos aparecen prácticamente vacíos de contenido y su identidad queda diluida en el papel de compañeros ocasionales, cuando no, de enemigo directo y causante de las desdichas.

Análisis.

En la novela de Marcela Serrano, diez mujeres desnudan sus almas frente al lector, seguramente lectora, poniendo sus heridas a la luz sin ningún pudor. Exteriorizando sus emociones y sentimientos, sus miserias y deseos, sus anhelos más profundos, como sólo una mujer es capaz de hacerlo. La autora recoge en estas mujeres, heridas por la vida de una forma despiadada y brutal, a un amplio abanico de sujetos representativos, con ellas compone diez historias conmovedoras. Entre todas ellas forma un amalgamado caleidoscopio femenino lleno de coraje y de valentía. Los personajes de Serrano cumplen perfectamente su función al servir para mostrar la cara más vulnerable, y a la vez fuerte y resistente, del espíritu femenino.

En casi todos los cuentos el personaje femenino atraviesa más o menos por una serie de fases similares: la protagonista toma la palabra y nos relata su vida y sus orígenes para poner el contexto a la historia. Y después relata con convicción y gran autoconocimiento los acontecimientos que dejaron una huella indeleble en sus almas, “Todas conocemos algún momento clave en la vida que podríamos denominar ‘’punto de viraje’’. Un hecho determinado desencadena otro y luego otro y otro más […]” (Serrano, 2011:290). En el punto en que ellas relatan sus historias, la terapia con Natasha ya ha iniciado el camino de la sanación y su exteriorización cumple un efecto de catarsis.

En su camino vital son capaces de sobreponerse a la prueba más dura: el silencio y la soledad. No con victimismo sino con coraje, no con resignación sino con aceptación y tolerancia. Como hace Luisa cuando su marido pasa a engrosar las listas de los desaparecidos de la dictadura de Pinochet, o Layla, violada por soldados israelíes y embarazada de un hijo que le recuerda constantemente este trauma devastador. O Juana, que saca adelante a su madre paralizada y a su hija con trastorno bipolar, sin más ayuda que la de otras mujeres. Pero quizás sea Ana María la que lo tenga más difícil para sanar.

Esta puesta en común de las emociones y esta innata solidaridad entre las mujeres es otra característica inequívocamente femenina, y una muestra más de su fortaleza frente al varón. En boca de Simona: “Los hombres sienten que son muy viriles por ‘’superar los problemas solos’’. Solos significa sin remedios ni terapias” (Serrano, 2011:128-129). El hombre queda así atrapado en su propia masculinidad, sin poderse permitir recibir ayuda del exterior, teniendo que valerse por sí mismo.

De esta manera, el personaje femenino aparece reflejado en los cuentos de Serrano con una riqueza de matices apabullante, y con una profundidad y complejidad extraordinarias. Frente a la construcción plenamente elaborada de lo femenino, el personaje masculino aparece incompleto, esquemático y casi desprovisto de humanidad. Serrano lo presenta como un elemento inasequible y desconocido para el mundo femenino. En estas historias asumirá el papel de soldado violador, padre maltratador, abuelo abusador, o simplemente el de marido indolente.

La ausencia de personajes masculinos protagonistas es perfectamente comprensible en una historia feminista basada en mujeres, desde el mismo título se hace referencia a quienes van a ser las protagonistas del libro. Simona pone de relieve el papel que le toca jugar a los hombres: “Los hombres no son más que un objeto simbólico y, créanme, se puede vivir sin tal emblema” (Serrano, 2011:115). De la sucesión de maridos, novios y pololos que las protagonistas van coleccionando, casi ninguno aporta caracteres positivos a la historia, a lo sumo se limita a no ser francamente negativo, como Carlos, el marido de Luisa, un hombre con ideales y convicciones. O el comprensivo padre de Guadalupe, que pese al lesbianismo de su hija, muestra más comprensión que su mujer.

La comunicación entre hombre y mujer resulta tarea imposible

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