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Educación - Carlos A. Carrillo


Enviado por   •  12 de Marzo de 2013  •  444 Palabras (2 Páginas)  •  3.693 Visitas

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Educación – Carlos A. Carrillo.

El fin de la escuela no es enseñar, sino educar al niño. Esta es la verdad más capital, el principio más fecundo, la generalización más amplia, la síntesis más breve de toda la pedagogía contemporánea. Pero entendámonos, no llamo educación aquí a la finura y cortesanía de las maneras, ni aplico tampoco este nombre a la educación del corazón, que si es importantísima, no es toda la que el hombre debe recibir. ¿A qué educación me refiero entonces? ¿En qué acepción tomo esta palabra? Considerad un niño que está estudiando de memoria una lección. Tiene nueve años, son sus primeros ensayos, y repite una, dos y cien veces unos breves renglones para lograr grabarlos en su memoria indócil. Por fin, ya lo logró; salió triunfante de su empeño. Mañana recitará delante de sus condiscípulos la fábula que con tenaz trabajo consiguió aprender, la recordará durante una semana, un mes, un año, tal vez durante todo el curso de su vida. Pero, ¿es éste todo el fruto que ha obtenido de su ímprobo trabajo? ¡Oh! no; tras de él hay otro de más alto valor, aunque por lo pronto no se deje ver tan claramente. Aquella asidua y pertinaz repetición de los renglones de la fábula no ha pasado sin dejar una huella duradera en la memoria, sin plegarla, sin domar su rebeldía nativa; y ya otra vez que se exija de ella un trabajo semejante, se la encontrará más sumisa y más pronta para ejecutarlo. Y si persiste el niño en el trabajo, si en vez de una o dos fábulas, aprende diez, veinte o cincuenta, pasados varios años aquella memoria que mostraba la dureza de un bronce sobre el cual había que pasar y repasar el buril constantemente para lograr abrir un surco, se habrá trocado en blanda y dócil cera que guarda la huella de la impresión más leve que recibe. El niño que antes en un día no podía retener sino diez líneas con laborioso esfuerzo, hoy es capaz de aprender la Eneida entera, bastándole dos o tres lecturas para retener larga serie de estrofas. Esa transformación es obra exclusiva de la educación. A este desarrollo, no de una, sino de todas las fuerzas que Dios puso en el hombre en estado embrionario, a esta transformación de la simiente en árbol, es a lo que he llamado educación. La educación, tomada en este amplio y elevadísimo sentido es el objeto, el grande, noble y verdadero objeto de la escuela; como es asimismo el blanco de la humanidad en su evolución triunfal hacia el progreso, porque como ha dicho un pensador insigne, educación y civilización son términos sinónimos.

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