El Cisne Negro
Enviado por JMEOL • 3 de Diciembre de 2012 • 12.825 Palabras (52 Páginas) • 536 Visitas
INTRODUCCIÓN
Este ensayo trata de descifrar las reglas y la lógica de la suerte, la incertidumbre, la probabilidad y el saber en base a un fenómeno llamado “Cisne Negro”, que en esencia es un fenómeno altamente improbable que determina la realidad de forma muy profunda.
Para que un suceso sea determinado como “Cisne Negro” (antes del descubrimiento de Australia, las personas del Viejo Mundo estaban convencidas de que todos los cisnes eran blancos basándose en las pruebas empíricas de su realidad), debe reunir tres requisitos:
• Primero, debe ser una rareza.
• Segundo, debe producir un gran impacto.
• Tercero, pese a su condición de rareza, la naturaleza humana debe inventar explicaciones de su existencia a posteriori, para convertirlo en falsamente explicable y predecible.
Según Nassim Nicholas Taleb, una pequeña cantidad de Cisnes Negros es capaz de explicar casi todo lo concerniente a nuestro mundo, desde el éxito de las ideas y las religiones hasta la dinámica de los acontecimientos históricos y los elementos de nuestra propia vida personal; por ejemplo el éxito de Google y Youtube, son Cisnes Negros.
El profesor de Ciencias de la Incertidumbre de la Universidad de Massachussets en Amherst, Nassim Nicholas Taleb ha escrito un libro que quizá sea un Cisne Negro en sí mismo, donde trata de explicarnos mediante narraciones de anécdotas cómo los seres humanos creemos saber más de lo que realmente sabemos.
También constituye un lúcido razonamiento acerca de reducir la complejidad del mundo (social, psicológico, financiero, histórico) a unas simples fórmulas que en realidad jamás predicen casi nada, pues casi todo lo que vemos está creado por el azar.
En El Cisne Negro podemos descubrir que nos encanta lo tangible, la confirmación, lo explicable, lo estereotipado, lo teatral, lo romántico, la Harvard Business School, el Premio Nobel y, sobre todo, la narración; que todo se nos explique en forma de fábula o cuento para que nuestro sistema crítico quede todavía más inerme de lo habitual.
El Cisne Negro a pesar de su extensión, el estar estructurado en capítulos cortos de estilo ameno y accesible, y con títulos llamativos (como “No quiero ser pavo”, “No todos los zoogles son boogles”, o “Cómo buscar caca de pájaro”), uno avanza rápidamente a lo largo del ensayo por la curiosidad.
También resulta un ensayo atípico en el sentido de que no existen apenas citas de otros pensadores, pues el autor siempre habla de ello y trata de presentar su ideario como una colección de pensamientos muy personales, basados más en la reflexión y la meditación y no tanto en pruebas de laboratorio; por lo que sus ideas son interesantes y muy útiles para ajustar nuestro grado de percepción acerca de las cosas.
EL CISNE NEGRO
EL IMPACTO DE LO ALTAMENTE IMPROBABLE
PRIMERA PARTE
La antibiblioteca de Umberto Eco, o de cómo buscamos la validación
En los capítulos de este apartado se aborda la cuestión de cómo los seres humanos nos ocupamos del conocimiento, y de nuestra preferencia por lo anecdótico sobre lo empírico. El capítulo 1 expone al Cisne Negro asentado en la historia de mi propia obsesión y hace una distinción fundamental entre dos variedades de lo aleatorio en el capítulo 3. A continuación, en el capítulo 4, vuelve brevemente al problema del Cisne Negro en su forma original: cómo tendemos a generalizar a partir de lo que vemos, luego se exponen tres facetas del mismo problema del Cisne Negro: a) el error de la confirmación, o de cómo tendemos a desdeñar sin motivo la parte virgen de la biblioteca (la costumbre de fijarnos en lo que confirma nuestros conocimientos, no nuestra ignorancia), en el capítulo 5; b) la falacia narrativa, o de cómo nos engañamos con historias y anécdotas (capítulo 6); c) de cómo los sentimientos se entrometen en nuestras inferencias (capítulo 7), d) el problema de las pruebas silenciosas, o los trucos que la historia emplea para ocultarnos los Cisnes Negros (capítulo 8) y el capítulo 9 se ocupa de la letal falacia de construir el conocimiento a partir del mundo de los juegos.
La confirmación, por muy arraigada que esté en nuestros hábitos y en nuestra sabiduría convencional, puede ser un error peligroso.
Consideremos lo siguiente no hay ninguna prueba sobre la posibilidad de los grandes sucesos, es decir, de los Cisnes Negros. Sin embargo, es probable que el lector confunda esta afirmación, sobre todo si no presta mucha atención, con la afirmación de que existen pruebas de no posibles Cisnes Negros. La distancia entre las dos estaciones, aunque de hecho es muy grande, parecerá muy corta a la mente del lector, hasta el punto de que una puede sustituir fácilmente a la otra. Dentro de diez días, si el lector consigue acordarse de la primera afirmación, es probable que retenga la segunda versión, mucho más imprecisa: la de que hay pruebas de no Cisnes Negros. A esta confusión el autor la llamo falacia del viaje de ida y vuelta, ya que esas afirmaciones no son intercambiables.
Tal confusión entre ambas afirmaciones forma parte de un error lógico trivial, muy trivial (pero fundamental): no somos inmunes a los errores lógicos triviales, ya que no somos profesores ni pensadores particularmente inmunes a ellos (las ecuaciones complicadas no tienden a cohabitar felizmente con la claridad de mente). A menos que nos concentremos mucho, es probable que, sin ser conscientes de ello, simplifiquemos el problema, porque así lo suele hacer nuestra mente, sólo que no nos damos cuenta.
Muchas personas confunden la afirmación «casi todos los terroristas son musulmanes» con la de «casi todos los musulmanes son terroristas». Supongamos que la primera afirmación sea cierta, es decir, que el 99% de los terroristas sean musulmanes. Esto significaría que alrededor del 0.001 % de los musulmanes son terroristas, ya que hay más de mil millones de musulmanes y sólo, digamos, diez mil terroristas, uno por cada cien mil. Así que el error lógico nos hace sobreestimar (inconscientemente) en cerca de cincuenta mil veces la probabilidad de que un musulmán escogido al azar (supongamos que de entre quince y cincuenta años) sea un terrorista.
Sin embargo, nos gustan las historias, nos gusta resumir y nos gusta simplificar, es decir, reducir la dimensión de las cosas. El primero de los problemas de la naturaleza humana es lo que se denomina la falacia narrativa. Tal falacia se asocia con nuestra vulnerabilidad a la interpretación exagerada y nuestra predilección por las historias compactas
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