El Placer Y La Norma
Enviado por germanarmenta • 16 de Mayo de 2013 • 638 Palabras (3 Páginas) • 243 Visitas
Solo tratamos de conocer porque deseamos gozar”
Juan Jacobo Rousseau
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¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el lugar del hombre en el mundo? ¿Se puede alcanzar esa tan mentada “felicidad”? ¿El hombre necesita constantemente que le recuerden que es una bestia y que por lo tanto tiene que ser domada, civilizada, domesticada?
El presente texto surge a partir de las ideas esbozadas por Manuel Martín Serrano en su escrito titulado: “El placer y la Norma en ciencias sociales” en donde hace un recorrido a través de la historia tratando de dilucidar el lugar del hombre en el mundo.
Partamos de una premisa innegable: el hombre es una bestia que a lo largo de la evolución filogenética ha logrado construirse como un ser pensante, pero eso no le quita ser o formar parte del reino animal. Somos animales y como tales debemos de ser domesticados. Martín Serrano hace un análisis sustancioso respecto a qué será posible hacer con lo humano, recorre las ideas desde un Epicuro hasta un Freud, pasando por Marx o Spencer y terminando con Lacan.
Las organizaciones sociales giran en torno a una filosofía, ¿qué se busca hacer con el humano? ¿Qué sea feliz o que se someta a una norma? Esa es la pregunta con la que comienza Martín Serrano; y toma de referencia a Rousseau por un lado, defendiendo la idea del “salvaje feliz” y por otro lado su antagónico lo encontramos en Malthus y su idea de controlar a la bestia.
Para Carlos Marx sería imposible que dadas las condiciones actuales de la sociedad el hombre encontrara una “expresión y satisfacción auténtica del deseo humano”.
El hombre quiere ser feliz, pero vive en una Sociedad con normas, hay reglas institucionales que se deben de respetar para la sana convivencia entre los mortales.
Juan Jacobo Rousseau creía que el hombre era bueno por naturaleza… (¡pero qué semejante boludez!) y en base a ello concebía la existencia del hombre como una constante lucha contra las normas de la cultura, quería que dejaran al hombre libre y que se guiara de acuerdo a su “naturaleza” ya que esa naturaleza tendía a lo bello, a lo sublime. Hacer caso a Rousseau en plena era de la posmodernidad en donde sabemos que esa “naturaleza” humana está constituida por el Eros y por el Tánatos, sería ir en contra de años y años de evolución social.
Después de Rousseau llegó Thomas Robert Malthus, que trae una propuesta contraria a Juan Jacobo; Malthus afirmaría que “vicio e instinto son los mismo” y pondría una moda un tanto cuanto heterodoxa que sería el cimiento del sometimiento de la naturaleza a la norma del capitalismo industrial. Llamaba a la sociedad a moderarse, “quien crea que vino a este mundo a procurar placer está completamente insano” dicen que dijo en una tertulia; para él el “buen salvaje” debería de educarse y tendría obligatoriamente que reprimir sus deseos en aras de la civilización.
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