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El camino de las lagrímas. En el transcurso de la vida siempre nos esperan cambios o situaciones inesperadas y desagradables


Enviado por   •  27 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  2.201 Palabras (9 Páginas)  •  394 Visitas

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EL CAMINO DE LAS LAGRIMAS

   En el transcurso de la vida siempre nos esperan cambios o situaciones inesperadas y desagradables, que  no quisiéramos que  sucedieran,  pero que llegan a pasar tarde o temprano, el ser humano es tan vulnerable  a todos estos acontecimientos que pienso, que debemos estar muy conscientes  de que no podemos escapar de experiencias  de esta clase. Cuando a mí me sucedió me tomó tan de sorpresa y sin ninguna preparación que me sentí el ser más desprotegido emocionalmente hablando y me parece que si hubiera leído este libro antes de que me pasara me habría ayudado bastante.

  El Camino de las Lágrimas es un libro que me aclara cada una de las etapas que recorrí en el tiempo en que yo pasé por la situación de la pérdida de un ser querido y siento que estoy de acuerdo con los conceptos que maneja el autor Jorge Bucay, que es muy doloroso el camino que hay que recorrer, pero que se puede lograr salir adelante después de una experiencia como ésta, que al término del camino queda una cicatriz como la de una herida, que ya no duele pero que ahí queda y que Dios, como lo menciona el autor nos da la fuerza para sobrellevarlo.

  Creo que todos coincidimos  que el camino de las lágrimas empieza con la conexión con lo doloroso, al presentarse una pérdida  y que sentimos que no vamos a soportar el dolor de esta pérdida,  pero ésto es sólo una creencia, cuando pensamos positivamente vamos a sentir que somos más capaces de salir adelante, dejando atrás la creencia de que no estamos preparados para el dolor ni para las pérdidas, hay que pasar por un proceso doloroso que no tiene tiempo exacto, para unas personas puede ser más rápido y para otras muy lento, hasta llegar a la aceptación que es la etapa final de este proceso.

A lo largo de nuestra vida tenemos muchos apegos con personas o cosas, que nos van formando y nos van haciendo las personas que somos, dependemos mucho de ellas que pensamos que sin ellas no podríamos sobrevivir y siempre hay dolor cuando perdemos alguna de ellas, pero como dice en el libro no me doy cuenta de que me sería imposible vivir sin mí. De tal manera que nos debemos adaptar a todos esos cambios que nos presenta la vida y seguir adelante porque uno sigue vivo.

  Estoy de acuerdo de que para que se lleve a cabo esta adaptación con la nueva forma de vivir después de una pérdida hay que llevar a cabo el proceso de “elaboración del duelo”, que  no se puede evitar que duela como su nombre lo indica, pero que ayuda a seguir adelante.

  En lo referente a que se recibe una recompensa después de una pérdida, de alguna forma sí la tenemos, pero en el caso de un ser querido, no es que vamos a algo mejor de lo que se fue, sino que la experiencia aunque amarga,  nos deja una enseñanza, una madurez espiritual y personal  y con el tiempo podremos guiar o aconsejar a otra persona que esté pasando por lo mismo a que siga de la mejor manera posible ese camino de las lágrimas y tal vez, aminorar en algo el dolor que le provoca y así de lo malo poder sacar lo bueno que nos dejó la experiencia.

  Creo que en el camino de las lágrimas nos enseña a aceptar la relación que hay entre las pérdidas y la nueva realidad, renunciando y dejando ir lo que ya no está y aceptar lo que viene adelante sin renegar de la vida que ya no es como uno quisiera que fuera. Hay que soltar lo anterior que vivimos o tuvimos, no aferrarnos a ello y no tener miedo de las cosas que vienen.

  Siento que es muy duro pasar por todas las etapas del proceso del duelo y no creo que sea igual o más o menos igual una pérdida material, una separación o la muerte de alguien cercano y que es bueno llorar para desahogarse del dolor que cualquiera de éstas produce y que no por ser hombre o porque no queremos que nos vean llorar porque sentimos que así le damos fortaleza a los demás  nos guardamos ese sentimiento de tristeza que a la larga nos puede perjudicar porque con ello nos desviamos del proceso del duelo y no llegamos o retrasamos el final satisfactorio que se persigue.

  Aunque duelan, pienso que es cierto que las pérdidas son necesarias porque nuestro crecimiento y nuestro desarrollo personal depende de la manera en que las afrontamos. Nadie puede crecer si no ha experimentado en su vida emociones como: la ausencia, el dolor, el desamparo, el enojo, la desolación, la nostalgia, la tristeza y el dolor, a veces el sentir cualquiera de estas emociones nos hace una mejor persona porque nos quita en todo o en gran medida el orgullo o la soberbia que teníamos cuando teníamos tal o cual cosa y nos sitúa en una realidad de que nada es para siempre tanto las personas, como los bienes materiales que nos hacían sentir confortables. Por lo tanto no hay que poner o basar nuestra felicidad y nuestro bienestar en alguna de ellas.

  Este libro me hizo meditar que la palabra pérdida se refiere a la imposición de la vida nos hace, obligándonos a conceder algo de lo que no estaríamos dispuestos a dar, algo a lo que no hubiéramos querido  renunciar, algo que preferiríamos seguir teniendo, pero que no podemos evitar que se vaya. Para cada pérdida, aunque sea pequeña, se necesita la elaboración de un duelo.

  Dentro de lo que se explica de que los vínculos ,sobre todo los más amorosos, deben ser disfrutados con libertad, con un verdadero encuentro afectivo con el otro y no partir desde el punto de retener, atrapar o controlar, creo que nos puede servir para no sufrir más cuando la separación o la pérdida se presente. Es muy importante aprender a no depender o enfocar nuestro bienestar o nuestra vida en base a otra persona o cosa. Cuantas veces se ha visto de que es tanto lo que afecta la pérdida de algo que la persona que lo sufre se viene abajo, sin poder superarlo  porque es muy fuerte el apego.

  Siento de que es muy buen consejo el que no nos quedemos pegados a lo que ya no está y que la mejor manera de lograrlo es disfrutar al máximo lo que tenemos, ya sea una persona, una relación o una vivencia y hacer lo posible para que mientras dure sea maravilloso tenerlo,  viviendo cada día como si fuera el último que tuviéramos, vivir el presente y no quedarnos en el pasado o en el mañana que, tal vez no llegue. De tal manera que al recordar lo que fué de uno, nos quede la satisfacción de que le dimos todo lo mejor de nosotros y quedemos sin algún remordimiento que aumente el sufrimiento cuando haya partido.

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