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El matadero: Análisis.


Enviado por   •  12 de Abril de 2016  •  Trabajo  •  2.401 Palabras (10 Páginas)  •  400 Visitas

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Característica de esta narración híbrida por excelencia 1es la superposición o entrelazamiento de códigos que conviven, mezclándose. La mezcla -explícitamente repudiada pero implícitamente practicada- se exalta por fin en la figura de la sangre -figura poética y crudo recorte de la realidad- que desborda, rebalsa y da homogeneidad a los protagonistas del más violento de los ritos, donde elementos de parodia, carnaval y grotesco confluyen en la sentencia de una Historia transformada en historia: microcosmos (micropaís, o «simulacro»), ejemplo, símbolo. El despliegue de los diferentes códigos instaura una riqueza de registros en el lenguaje narrativo. Registros que convergen en la fuerza suprema de un acto que los otros no llegan a ejecutar sobre el héroe (el degüello) pero que éste perpetra -sin armas- sobre sí mismo. El joven unitario muere en la ley del Matadero, haciendo de su cuerpo una vibrante cuchilla y de su espina dorsal una «serpiente», matándose con un exabrupto de pasión, porque no puede matar. Este suicidio encontrará un eco no demasiado lejano enSin rumbo, de Cambaceres, cuyo protagonista se abre el vientre ante una víctima sacrificada por el Destino (su propia hija). Aquí el adversario no es ya político sino metafísico, pero la respuesta aprendida por el estanciero que pasa sus ocios en París es la misma, bárbara e irrefutable cuchilla. Hay, así, implícito, un modelo de exégesis de la realidad y una compleja -ambivalente- actitud de entrega y resistencia frente a sus agresiones. 2. El registro religioso Es éste tal vez, el código que de manera más fuerte y evidente se infiltra en el relato y proporciona el pretexto para construirlo. En efecto, la matanza de animales descrita tiene lugar durante la Cuaresma (probablemente, según los críticos 2, la del 1839) con el objeto de proporcionar alimento vacuno para viejos, enfermos y niños, dispensados de la interdicción alimentaria prevista por la Iglesia Católica para estas fechas. Pero el esquema cuaresmal enlázase aquí con dos tópicos bíblicos: el diluvio y el Apocalipsis. La referencia al diluvio aparece (aunque negada) ya en las primeras líneas:«A pesar de que la mía es historia, no la empezaré por el arca de Noé y la genealogía de sus ascendientes como acostumbraban hacerlo los antiguos historiadores españoles de América, que deben ser nuestros prototipos»(p.147). La ironía del «prototipo» sugerido no oblitera la afirmación posterior de que se ha producido«el amago de un nuevo diluvio». Pero esta vez no habrá «arca de Noé». La inundación elimina o dispersa a los animales: los que se consumen en sustitución de la carne vacuna (gallinas, bueyes), los que desaparecen o emigran por la falta de restos de reses para devorar (ratas, ratones, caranchos, gaviotas, perros). Por otra parte, como contrafigura de la ausente arca de Noé comienza a delinearse el Matadero, lugar inundado (aunque esté en el «alto») donde los animales se sacrifican, no se salvan. Cabe señalar, además, la nota paródica en el hecho de que el nuevo Diluvio no mata a los hombres sino a los ratones: «No quedó en el Matadero ni un solo ratón vivo de muchos millares que allí tenían albergue. Todos murieron o de hambre, o ahogados en sus cuevas por la incesante lluvia». (p. 151) La inundación es interpretada por los sacerdotes y predicadores federales como réplica del Diluvio pasado y anuncio cierto del Juicio Final:«Es el día del Juicio-decían-el fin del mundo está por venir. La cólera divina rebosando se derrama en inundación». La coyuntura se atribuye a las herejías, crímenes y blasfemias que el narrador irónicamente corporiza en«el demonio unitario de la inundación»(p. 151). A esto se une el tópico de lasplagas(«plagas del Señor») traídas por la impiedad de los unitarios. La ironía, en fin -procedimiento intratextual que a veces se alía como hemos vistosupracon la intertextualidad de la parodia de las Sagradas Escrituras 3- es el tono constante de la introducción toda. Sus objetivos fundamentales son: 1) Denunciar el abuso de poder y el autoritarismo fanático, irracional, de la Iglesia(«Y como la Iglesia tiene,ab initioy por delegación directa de Dios, el imperio inmaterial sobre las conciencias y estómagos, que en manera alguna pertenecen al individuo…»). El carácter brutal y retrógrado del mandamiento(«oscurantista»)se destaca aún más por la contraposición con el criterio científico(«Algunos médicos opinaron que, si la carencia de carne continuaba, medio pueblo caería en síncope por estar los estómagos acostumbrados a su corroborante jugo; y era de notar el contraste entre estos tristes pronósticos de la ciencia y los anatemas lanzados desde el púlpito por los reverendos padres contra toda clase de nutrición animal y de promiscuación en aquellos días destinados por la Iglesia al ayuno y la penitencia. Se originó aquí una especie de guerra intestina entre los estómagos y las conciencias...», p. 152;«el caso es reducir el hombre a una máquina cuyo móvil principal no sea su voluntad sino la de la Iglesia y el gobierno», p. 153). 2) Mostrar la utilización de la Iglesia al servicio y la conveniencia de Rosas(«la justicia y el Dios de la Federación os declararán malditos», p. 149) y la hipocresía de las exigencias impuestas por los preceptos que los federales, tan«buenos católicos»son los primeros en transgredir. Así, el Restaurador manda carnear hacienda pese a las dificultades para arrearla, temiendo disturbios populares y sabiendo que la carne no pasará sólo al sustento de niños y enfermos. La tercera parte de la población gozará del fuero eclesiástico de alimentarse de carne:«¡Cosa extraña que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables, y que la Iglesia tenga la llave de los estómagos!»(p. 153). A Rosas se le ofrenda, incluso, el primer animal:«Es de creer que el Restaurador tuviese permiso especial de su Ilustrísima para no abstenerse de carne...»(p. 154). 3) Por fin, el discurso irónico apunta hacia la «herejía»: herejía política de los unitarios, herejía de los gringos que violan los«mandamientos carnificinos»de la Iglesia y que reciben un castigo grotesco:«pero lo más notable que sucedió fue el fallecimiento casi repentino de unos cuantos gringos herejes que cometieron el desacato de darse un hartazgo de chorizos de Extremadura, jamón y bacalao, se fueron al otro mundo a pagar el pecado cometido por tan abominable promiscuación»(p. 151). La ironía descuella en el ridículo al que es sometido el ritual y los medios -mágicos, supersticiosos para una«mentalidad progresista»-que la Iglesia utiliza para manejar la realidad. Así, el narrador se refiere a las rogativas ordenadas por el «muy católico» Restaurador y al proyecto de una procesión que iría«descalza a cráneo descubierto, acompañando al Altísimo, llevado bajo palio por el

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