El quiebre del sentido Crisis
Enviado por camilacv • 23 de Octubre de 2015 • Ensayo • 988 Palabras (4 Páginas) • 110 Visitas
El quiebre del sentido
Crisis. ¿Qué se viene a la mente al escuchar esta palabra? Algo cúlmine quizás, un
momento que necesariamente revela un cambio, una tensión que necesita una resolución
para ser liberada. Esta palabra proviene del griego Krisis que a su vez tiene su origen en el
verbo Krinein. Ambos sugieren; “separar”, “decidir”, “analizar”. Y claro, en momentos de
crisis el ser humano se ve casi inconscientemente obligado a resolver el problema al cual se
está enfrentando. El estudio de la psicología del desarrollo ha logrado vislumbrar ciertas
características específicas en el comportamiento humano según la etapa de la vida en la que
se encuentre inmerso éste. A grandes rasgos se podrían apreciar tres etapas importantes en
el curso de la vida de un hombre o una mujer; infancia/adolescencia, adultez y adultez
tardía, más conocida como ancianidad. En esta última vivir un proceso de cuestionamiento
y crisis es casi inevitable. C.S Lewis ya en los últimos años de su vida y tras la muerte de
su esposa, escribe un libro de reflexiones titulado Una pena en observación. En éste expone
sus sentimientos y pensamientos respecto a la pérdida de su amada, llegando a reflexionar
sobre su propio ser, su matrimonio y su fe en Dios. Refleja así de diversas maneras aspectos
que la Psicologia del Desarrollo estudia acerca de los cambios y cuestionamientos que
aparecen en la ancianidad y son importantes de mencionar.
Como se alude con anterioridad, las reflexiones de Lewis giran en torno a tres ejes
centrales, su esposa (ya difunta), su propia identidad, y a Dios. Ya que las notas o el libro
mismo son comenzados por el hecho de la pérdida de su mujer es necesario en primera
instancia que se aborde el tema de su matrimonio. Durante todo el libro el autor habla sobre
la profunda pena que siente por la pérdida de H (así se refiere a su difunta conyugue). Aún
así puede reconocer que su matrimonio fue fructífero ya que le demuestra que va más allá
del deseo y la pasión que pueden sentir dos amantes. El amor que se tenían no era un
impedimento para el interés sobre otras cosas, sino un complemento, éste tomó varias
formas durante los años y lo acercaba a la realidad palpable. “Ambos sabíamos que
queríamos algo más—algo además de nosotros mismos, algo enteramente diferente; era
una necesidad de otro tipo.” (Pág. 5)
Se podría apreciar a esta relación/amor como a una de tipo maduro, donde el tiempo
y la dedicación logran que ambos se vean como a un sujeto, no un objeto. El interés no se
pierde, son compañeros y velan el uno por el otro. “¿Qué no era H. para mí? Era mi hija y
mi madre, mi pupila y mi maestra, mi súbdita y mi reina; y en todo tiempo, a la vez que
desempeñaba todos estos roles, mi colega de confianza, mi amiga, mi compañera de viaje,
...