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El uso de la Entrevista en la Psicología Clínica..


Enviado por   •  12 de Octubre de 2016  •  Síntesis  •  3.790 Palabras (16 Páginas)  •  242 Visitas

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El uso de la  Entrevista en la Psicología Clínica.

El dominio de la  entrevista aquella interacción intensa, cara-a-cara entre dos (o más) personas que tienen una tarea o propósito en común constituye la herramienta mas poderosa con que cuenta un psicólogo clínico en su quehacer profesional. Su importancia viene dada por la riqueza de datos que ofrece, por su flexibilidad para acomodarse al propósito de la interacción y su eficiencia en una interacción natural rostro a rostro, pero sobre todo porque esta presente en todo el proceso de ayuda psicológica  y no puede ser sustituida ni aún por el mas sofisticado avance tecnológico.

Su dominio por los profesionales de la Psicología  presupone el constante estudio y la autosuperación del profesional, pero ningún manual o tratado sobre la entrevista puede sustituir a la rigurosa practica de la misma, que es el contexto natural en que el profesional desarrolla y perfecciona sus habilidades y extrae de la entrevista la mayor cantidad de datos posibles tanto para conocer a la persona, como para ayudarla a cambiar y a vivir mas eficientemente: los juegos de roles, las entrevistas supervisadas y la retroalimentación videograbada de entrevistas realizadas en vivo, contribuyen enormemente a perfeccionar las habilidades como entrevistador.

Una entrevista puede ser común en muchos aspectos a una conversación cotidiana, de aquí que muchas de las habilidades que se aprenden en los manuales y cursos para una mejor comunicación entre las personas resultan válidas también para fomentar la habilidad de entrevistar. Sin embargo, la entrevista no es una simple conversación, sino que es una conversación que tiene una meta o propósito que tiene que estar bien claro en la intencionalidad del psicólogo clínico, como hilo conductor de todo el proceso de entrevistar, con independencia de la flexibilidad con que esta sea manejada..

En sentido general resulta válido afirmar que los propósitos fundamentales que cumple una entrevista una entrevista son:

  1. La búsqueda de información para conocer algo de una persona, como ocurre por ejemplo con los procesos de selección de personal que al proponerse seleccionar quienes son los idóneos para un determinado puesto de trabajo, presupone también conocer quienes son los no idóneos,
  2. El  ofrecimiento de información como ocurre en los procesos de orientación vocacional en que se le brinda a la persona información esencial para que tome una decisión importante para el curso de su vida y
  3. Motivar o ayudar al cambio como ocurre en la propia entrevista de orientación en que el profesional ayuda a la persona a elegir entre varias opciones que cambiarían en mayor o menor grado el curso de su vida, siempre en aras de su óptimo funcionamiento y bienestar.

Aunque  didácticamente esta clasificación puede ser útil, resultaría parcializada y limitada si pretendiéramos ubicar, unilateralmente, lo que el psicólogo clínico hace en uno u otro de estos propósitos. Los tres propósitos referidos están presentes en la entrevista clínica durante todo el proceso aunque su peso puede ser mayor o menor en uno u otro momento del proceso.

Cuando un sujeto es portador de una disfunción sexual y acude a buscar los servicios de un especialista, este debe conocer la cultura sexual del paciente, sus experiencias sexuales y el desempeño durante las mismas, las creencias y prejuicios en torno a la sexualidad.... y debe también conocer su autoestima su seguridad personal, sus expectativas, etc. De igual manera debe incitar a la persona a la acción a sentirse motivado por un mejor desenvolvimiento sexual, a la  par que sentirse confiado en que podrá hacerlo mejor. Y por ello tiene que brindarle no solo información, sino formas de acción[1] que le permitan acceder a los recursos necesarios para hacer frente  con efectividad al problema que hasta ese momento se presentaba como insoluble... ¿son excluyentes estos tres propósitos o necesariamente complementarios?, ¿siguen una secuencia lógica o lo recomendable en su flexible simultaneidad?  .

Resulta evidente que el propósito de la entrevista será el que determine, en última instancia, el mayor peso que el psicólogo clínico ofrezca a una u otra función de la entrevista, pero siempre desde una óptica flexible y no dogmática, siempre en dependencia de la situación y/o momento de la entrevista:

Así por ejemplo, no se procede igual en una entrevista inicial, concertada con anticipación y en la que la persona ha madurado durante tiempo su decisión de acudir a un especialista que a su vez tiene poca o ninguna información sobre esta persona, a la cual necesita conocer y para lo cual dispone de tiempo suficiente, que una entrevista de intervención  en crisis en que la persona ha llegado a una “situación existencial límite” y esta abocada a una situación de daño o riesgo para su vida o para terceros... ¡irresponsable el especialista que se dedique en este caso a tratar de conocer las razones que lo llevaron a este estado o trate, filosóficamente, de explicarle que las crisis ayudan al crecimiento humano....!

De igual manera tienen una connotación distinta las entrevistas para la identificación de problemas, ya sea con propósitos clasificatorios o descriptivos, que las entrevistas de orientación y toma de decisiones en que la persona tributaria de atención está convocada a optar por una decisión que no sólo tiene ventajas, sino en ocasiones muy serias.

 

Una vez tomado partido con el hecho de que no es posible fraccionar las funciones de la entrevista, resulta pertinente señalar que si nos atenemos a los fines del presente epígrafe, enmarcado en las funciones de diagnóstico y evaluación psicológica, resulta evidente que el peso máximo recae sobre la función relacionada con la búsqueda de información, que es el propósito fundamental del diagnóstico psicológico. Para la búsqueda de información la entrevista asume una determinada estructura, que va desde una entrevista de máxima estructuración regularmente conocida como entrevista cerrada o dirigida con formato muy parecido al de los cuestionarios cerrados, donde todo esta pautado y preestablecido, hasta una entrevista abierta, sumamente flexible, con frecuencia conocida como entrevista no directiva cuyo curso se determina por la propia naturaleza de la información que va apareciendo sin haber preestablecido ningún propósito, pasando por un formato semiestructurado, que ofrece una guía flexible que le permite al entrevistador, seguir un plan preestablecido pero a la par introducir las posibles variaciones que se deriven del curso de la entrevista.

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