Emma Zunz

Emma Zunz

Aún recuerdo aquel 14 de enero de 1922, cuando recibí una carta enviada desde Brasil con un mensaje que cambiaría mis planes, para siempre. Y es que en aquella carta se encontraba un mensaje que me rompió el alma, que me destrozo, que hizo que todo lo que quisiera fuera sencillamente una cosa, venganza. Es que la carta no era más que un mensaje en el cual me relataba a mi Emma Zunz, que mi padre Emmanuel Zunz había fallecido. Y no por causa natural o por asesinato, la razón explicada en la carta era que mi padre había tomado por accidente una fuerte dosis de veneno. En ese e me di cuenta de que mi padre se había suicidado, por hechos que habían ocurrido anteriormente y que les contare a continuación.

Mi padre junto con Aarón Loewenthal eran gerentes de una compañía de tejidos, pero cuando los fondos de la empresa fueron robados por Aarón, mi padre fue culpado y acusado por su colega de aquel horrible echo y por esto perdió la casa mi padre, fue a prisión, sufrió la vergüenza de ser visto como un ladrón y aparte de todo fue exiliado por deshonra, tristemente sin haber hecho absolutamente nada.

Mi rabia y sed de venganza al saber que por culpa de Aarón mi padre se había suicidado, y mucho más cuando recordé que yo no era más que una obrera en aquella empresa en la cual el dueño era ahora nada más y nada menos que Aarón.

Pensaba que ya no tenía nada que perder, así que entregue todo de mi para hacer que aquel hombre pagara por lo que había hecho, sencillamente solo quería venganza. Pero para poder vengarme, tenía que seguir una serie de pasos que yo misma planee. Primero me entregue como prostituta a un marino al azar para que creyeran que Aarón abuso de mí, luego me dirigí a la fábrica cuando se encontraba solo Aarón con el pretexto simple de darle información valiosa sobre una huelga de obreros y de esta manera conseguí que me hiciera pasar. Le pedí agua con la única intención de que se saliera para poder tomar un revolver que siempre tenía en su oficina, al regresar con el agua le dispare dos tiros en el pecho y uno en la boca. Lamentablemente no pude decirle antes de que muriera que esto era cien por ciento una venganza por lo que le hizo a mi padre. Luego de esto llame a la policía y con la simple excusa de que él abuso de mí, y de que yo lo había matado en defensa propia pude lograr mi cometido, vengarme.

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