Ensayo: "La naranja Mécanica"
Enviado por Luis Raul Romero Sanchez • 4 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 914 Palabras (4 Páginas) • 175 Visitas
La violencia como forma de entretenimiento en La Naranja Mecánica de Anthony Burgess.
Luis Raúl Romero Sánchez. 5° “J”
Alex DeLarge o como a él mismo le gusta autodenominarse: “Vuestro Humilde Narrador”, es el encargado de dar a conocer su enredada historia en ésta obra de una forma bastante inquietante. Narra las experiencias que acumuló en las noches de ocio y bullicio con su pandilla de amigos, y cómo los hechos llegaron a transformarlo, por lo menos en cierto lapso de su vida. Pero esta vez quiero abordar un tema en particular sobre aquellas actividades: la ultraviolencia, consiste en golpear, humillar, robar, e incluso incluye acciones tan perversas como asesinar o violar, entre otros actos descarnados en la índole del vandalismo, y sin mejor motivo que el de entretener a los autores de los diversos crímenes. “—Viejo veco perverso —dije, y comenzamos a jugar con él. Pete le sostuvo las rucas y Georgie consiguió abrirle la rota, y el Lerdo le arrancó los subos postizos, arriba y abajo. Los tiró al suelo, y yo se los machaqué con las botas”.[1]
Los personajes gozan sin el más mínimo remordimiento cuando estas tareas son llevadas a cabo, acompañadas de un cinismo desconcertante. Al principio creí que aquella actividad era impulsada, en primer término, por un interés económico, como ocurre con las pandillas en la realidad, pero mi hipótesis fue rechazada de manera inmediata. “Teníamos los bolsillos llenos de dengo, de modo que no había necesidad de crastar (…). Pero como se dice el dinero no es todo en la vida”. [2]
Cabe señalar que es complicado encontrar un texto cuyo contenido esté exento de por lo menos un acto violento, desde los clásicos, como los relatos épicos de Homero, la mismísima Biblia (que es, quizás, uno de los libros más violentos), las tragedias de Esquilo, hasta los libros contemporáneos que año con año llenan los estantes de las librerías. La historia de la humanidad está plagada de guerras, genocidios, pestes, homicidios, entre otros acontecimientos que han dejado marcas imborrables en la conciencia universal. “La literatura cuando no inventa la vida, la describe, al ser la violencia una experiencia (…) de la que nadie se escapa, esta ha sido retratada de manera magistral por aquellos que empuñaron una pluma (…), espejos que nos dicen quién es el hombre”. [3]La Naranja Mecánica no es la excepción dentro de lo mencionado.
Al analizar un poco más a fondo la conducta del joven Alex deduje que aquellos actos mórbidos y deshumanos que se efectúan sin motivos aparentes, se deben a que éste sufre de psicosis. “La psicosis es una grave trastorno mental en el que el pensamiento, los sentimientos y el modo de actuar están, en forma evidente y dramática, fuera de toda normalidad.”[4] El psicótico, a diferencia de una persona con otro tipo de neurosis, no es consciente de su enfermedad, no le parece grave, y por lo tanto no pide ayuda. Una característica común de la psicosis es que el individuo que la padece no siente remordimiento, por ejemplo, después de matar a alguien. Un error típico del lector es tratar de explicar las causas de una novela con el objetivismo y lógica aplicados en hechos cotidianos de la realidad en la que habita. Explico porque es un error: Alex, después de haber sido sometido a una serie de tratamientos Pavlovianos basados en la fórmula de “la ley del reflejo condicional” abandona su conducta violenta, repudiando todo lo que se relacione con ella. Hasta aquí mi hipótesis parecía haber acertado, pero más adelante, al final de la obra para ser especifico, de nuevo es refutada; después de una serie de hechos y una gran desdicha, Alex se recupera y vuelve a las andadas, pero esta vez en un breve intervalo de tiempo, y de forma drástica, cambia de opinión respecto a las actividades que años antes le producían placer en exceso. “Y sentí un bolche agujero dentro de mi ploto que me sorprendió incluso a mí. Comprendí lo que estaba sucediendo, oh hermanos míos. Estaba creciendo.”[5]
...