Fahrenheit 451

Esta historia comienza en el futuro cuando, al contrario de lo que ocurre actualmente, los bomberos se dedican a quemar casas con el objetivo de eliminar los libros existentes para evitar complicaciones en la vida de las personas. Uno de estos bomberos es Guy Montag, un hombre de 30 años, quien luego de participar en un gran incendio se dirige a su casa donde lo espera su esposa, Mildred. En el camino conoce a su vecina, una joven de 17 años, quien se presenta ante Montag con muchas preguntas y reflexiones que lo desconciertan. Siguen conversando hasta llegar a casa momento en que Clarisse hace la última pregunta a Montag, “¿es usted feliz?”. Montag entra en su habitación dando vueltas a la pregunta y tratando de encontrar una respuesta afirmativa en su interior, pero no es capaz de resolverlo. En este momento se da cuanta del silencio de Mildred e interrumpe su profunda reflexión para atender a su esposa que se encontraba en un estado de inconsciencia a causa de una intoxicación con tabletas para dormir. Intentó hacerla volver en si pero fue imposible, llamó a la ambulancia. A la mañana siguiente, cuando Montag le preguntó porqué trató de suicidarse, ella no recordaba nada.

Todos los días por la mañana, cuando Montag se dirigía a su trabajo, se encontraba con Clarisse y caminaban juntos largo rato. La joven había logrado cautivarlo con sus extravagancias, pero un día Clarisse ya no apareció más y Montag comenzó a extrañarla. Él no se enteraría de su muerte, sino hasta unos días después cuando, Mildred despreocupadamente se lo comenta.

Al día siguiente, en el cuartel, tiene la impresión de que el sabueso mecánico, (una máquina usada por los bomberos para detectar a los poseedores de libros) sospecha de él y le comenta esto al capitán quien intenta tranquilizarlo recordándole que el sabueso es sólo una máquina controlada por los humanos.

El capitán Beatty y Montag, junto a otros bomberos acostumbran jugar naipes en el cuartel. Un día mientas continuaban con su rutina anunciaron en una radio que la guerra podría desatarse un cualquier momento, pero nadie puso atención e ignoraron la noticia para proseguir el juego. Mientas conversaban sobre como habían llegado los bomberos a cambiar su misión, sonó la alarma del cuartel. Se dirigieron a iniciar el incendio en una antigua casa de la ciudad donde encuentran una mujer quien repetía palabras absurdas a oídos de los bomberos “Pórtate como un hombre, joven Ridley. Por la gracia de Dios, encenderemos hoy en Inglaterra tal hoguera que confío en que nunca se apagará”. Según le explicaría luego el capitán, esta era una sentencia dicha por un hombre llamado Latimer a otro, mientras eran quemados por herejía. Luego, encontraron los libros y rociaron petróleo sobre ellos para comenzar el incendio, pero la mujer se negaba a salir de la casa. Al ver en su mano un cerillo, todos los bomberos retroceden comenzando el incendio con la mujer dentro de la casa. A los demás bomberos esto pareció no afectarles, pero sin duda, Montag lo recordaría más tarde y reflexionaría sobre lo sucedido. En cierta medida, es esto lo que desencadena su alejamiento del cuerpo de bomberos.

Montag llega a su casa por la noche, al comenzar a platicar con su esposa se da cuenta de lo poco que sabe de ella y de que en realidad no la ama. En la conversación llegan a hablar casualmente de Clarisse. Mildred le cuenta, despreocupadamente, de la muerte de la muchacha, y que su familia se ha mudado de la ciudad. Luego de esto, intenta dormirse, pero le cuesta mucho ya que tiene la impresión que el sabueso mecánico aguarda

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