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Ganado Lechero


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  2.682 Palabras (11 Páginas)  •  297 Visitas

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LIMPIEZA Y DESINFECCION DEL HATO LECHERO

LIMPIEZA

Limpieza y desinfección son fases inseparables de la higiene en las explotaciones ganaderas. En las explotaciones son habituales circunstancias (paredes, suelos y techos de superficie rugosa, abundancia de materia orgánica, bajas temperaturas, etc.) que representan factores limitantes para la acción de los desinfectantes, que exigen minimizar su efecto negativo para conseguir resultados favorables. Por esta razón, la limpieza previa a la desinfección es crítica en la misma.

Como señaló la OMS (1994), pueden considerarse dos sistemas generales para la limpieza: en seco y húmeda. En cualquier caso, el proceso se inicia limpiando los ventiladores (allí donde existan) y tomas de aire. Después se retiran las camas y el estiércol del piso o las jaulas, sin descuidar las esquinas, cintas de recogida de deyecciones y pozos finales. Se desmantela el equipo (jaulas, comederos, bebederos, etc.), se recoge la materia acumulada y se transporta todo el material al exterior de la nave. En el exterior, sobre un área de hormigón se procede a su lavado con agua a alta presión, seguido del secado y desinfección. En el interior, se cepilla, barre y aspira para eliminar el polvo y la suciedad de techos, instalación eléctrica, vigas, cornisas, paredes, jaulas, partes de ventiladores, tomas de aire y pasillos, todo ello en dirección arriba-abajo y atrás-adelante. Las incrustaciones se rascan a mano con un cepillo de alambre.

Con el fin de ahorrar costes (mano de obra y tiempo), en las explotaciones suele utilizarse la limpieza con agua a alta presión en dos fases, remojado y limpieza. El remojado consiste en humedecer con agua (1 l/ m2, 1-2 h). En ocasiones se añaden detergentes líquidos. En la limpieza propiamente dicha se utilizan hidrolimpiadoras con presiones de 10-100 bares, a una distancia no inferior a 40 cm de la superficie. Es más eficaz el agua caliente que la fría. Sobre superficies de madera u hormigón, malas conductoras, la temperatura óptima es de 40 ºC, mientras que en superficies metálicas pueden utilizarse temperaturas más altas, con mejores resultados si el tiempo de aplicación sobre la superficie es suficientemente largo. El caudal aconsejado es de 600-800 l/h y si es de agua fría puede llegar a los 1.100. El uso de agua a presión puede generar aerosoles secundarios que originan situaciones de riesgo si ha existido un brote infeccioso, en particular si se implican agentes zoonósicos, por lo que deben adoptarse precauciones.

Después de la limpieza, hay que dejar que las instalaciones se sequen. Si existen dispositivos para ello, se alternan el calentamiento y la ventilación con el fin de facilitar la evaporación del agua. El secado reduce la contaminación, al menos un ciclo logarítmico, especialmente de microorganismos gramnegativos.

Dependiendo del tipo de material, la limpieza puede reducir 3 logaritmos o más, del total de bacterias del recuento, igual que reducen los desinfectantes eficaces, lo que significa que en condiciones habituales, por cada cm2 de superficie de las explotaciones, pueden permanecer alrededor 103 ufc, generalmente de agentes esporulados.

LA DESINFECCIÓN Y LOS DESINFECTANTES

La desinfección es el proceso capaz de eliminar microorganismos patógenos mediante agentes químicos o físicos. Habitualmente se permite la supervivencia de formas esporuladas. Un desinfectante es un biocida (Directiva 98/8/CE y RD 1054/2002). Los desinfectantes destinados a la higiene veterinaria corresponden al tipo de producto (TP-3), dentro del grupo principal 1. Se utilizan en áreas donde se alojan, se mantienen o se transportan los animales, para la desinfección de pezones en vacas, del calzado y de las salas de incubación. Los TP-3 cubren el uso de desinfectantes para el control de los patógenos animales, para prevenir las enfermedades infecciosas, para incrementar (indirectamente) la producción y mejorar la producción y calidad de los productos de origen animal.

La elección del desinfectante es importante. Con carácter general, en el caso de brotes de enfermedades de declaración obligatoria, suelen utilizarse sustancias puras de actividad probada frente al patógeno causal, mientras que la desinfección preventiva inespecífica utiliza formulaciones comerciales de amplio espectro que incluyen varios compuestos o combinaciones y su efectividad depende de la concentración de uso. Todas las recomendaciones deben basarse en datos de laboratorio.

Los desinfectantes que se utilizan en las explotaciones animales pueden agruparse en:

 Derivados de amonio cuaternario

 Fenoles

 Compuestos liberadores de halógenos

 Fenoles halogenados

 Aldehídos

 Biguanidas y biguanidas poliméricas

 Ácidos y álcalis

 Agentes oxidantes.

Un desinfectante ideal debe ser: soluble en agua, de amplio espectro, activo en presencia de materia orgánica, estable, no tóxico, de rápida acción, con acción residual, penetrante, compatible con todos los materiales, que no afecte al medio ambiente, disponible y con buena relación calidad-costo-riesgo-beneficio.

En general, para la desinfección de una superficie en una nave, se necesitan al menos 0,4 l/m2 y para los equipos se recomienda añadir un 30% más. La eficacia de la desinfección depende del desinfectante y del microorganismo al que se dirige la práctica, además de otras características que condicionan a ambos, como la resistencia y supervivencia del agente, la capacidad de multiplicación, la concentración del desinfectante, la duración del contacto, la temperatura ambiente, etc. La temperatura óptima para los líquidos utilizados en la limpieza y desinfección en las granjas es de 40 °C y para las superficies de 20 °C. Más frío requiere concentraciones mayores; por debajo de 10 °C, el efecto de la desinfección es incompleto. La humedad y velocidad del aire influyen negativamente sobre la mayoría de desinfectantes de superficies.

La desinfección debe realizarse en el mismo orden que la limpieza húmeda, esto es, de arriba a abajo y de atrás adelante del edificio. Es recomendable conocer la naturaleza de la superficie del suelo, techo y paredes, para aplicar correctamente los desinfectantes. El tiempo de contacto con la superficie puede variar dependiendo del tipo de desinfectante utilizado. Se deben seguir las recomendaciones del fabricante contenidas en la etiqueta.

Para la aplicación, pueden utilizarse varios métodos, incluyendo el uso de:

Aerosoles presurizados (35 a 70 kg/cm2): es el más eficaz, ya que el desinfectante penetra en poros o grietas de la estructura, incluyendo madera.

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