Introduccion a la literatura

Como se vive con alas arrancadas? Como acostumbrarse a ya no poder estar por los cielos sintiendo el aire en tu rostro?  Aprender a caminar.. aprender a caminar era lo que ahora quedaba en mi vida, luego de haber arrastrado alas inmensas, ahora lo que arrastraba por el suelo eran mis pies, y el difuso recuerdo del corazón puro que años atrás había regido mi vida.. caminaría entre las sombras, luego de volar por los cielos..  obra de la misma persona, que había visto mis alas alzarse, la misma persona que había seguido mi vuelo, aquella que jamás hubiese imaginado, era la que se había encargado, de hacer desaparecer alas, y aparecer inmensas garras empuñadas, en busca de libertad.. y de venganza.

• Un beso de amor verdadero?- Pregunto mientras batia sus alas gigantescas deteniéndose frente a el, no entendía a que se refería, era verdad que sentía por el algo que por ningún otra persona había sentido nunca.. a pesar de ser muy amable con todos, el se limito a acercarse a ella tomando con toda la delicadeza del mundo su rostro entre sus manos, la poca distancia que los separaba, desapareció en el instante en el que el cubrió sus labios con los de ella, mientras por su parte, ella permanecia inmóvil en su lugar, intentando procesar lo que estaba ocurriendo, instantáneamente sus ojos se cerraron y la oscuridad se cernió sobre ella, envolviéndola por completo.. Algo malo, estaba ocurriendo.. en lo mas profundo de ella, algo le decía que ya era demasiado tarde.

• ¡Amira, despierta Amira es solo una pesadilla de nuevo, despierta! – La sacudió Crestel mientras lentamente abria sus ojos encontrándose con el rostro preocupado de su mejor amiga, sacudió su rostro incorporándose sobre su cama, sentándose frente a ella mientras cubria su rostro con ambas manos.

• Estoy bien, Tell.. gracias por preocuparte, fue solo la misma pesadilla de nuevo.. esta bien, o bueno.. solo el mismo tortuoso.. difuso, aunque  insistente recuerdo.- Murmuro con voz grave y clara, aun con su rostro escondido, mientras su amiga con lentitud le acariciaba la espalda, era la única conocedora, del verdadero origen de Amira Ackerley.

• ¡Tarde de nuevo, Amira ya no se que voy hacer contigo, por dios!- Chillo su jefe mientras la delgada joven de 18 años ocupaba a toda prisa su sitio en el escritorio frente a la oficina de su jefe, el vicepresidente de la aerolínea mas importante de todo New York, ella mas que nadie sabia lo mucho que le había costado ese puesto, ser la secretaria personal del reconocido empresario André Montgomery, pero en los últimos días no sabia que ocurria con ella, ya era el 3er dia que llegaba tarde sin proponérselo, pero había algo en ella que la hacia estar intranquila.

• Lo siento, lo siento André te juro que no fue mi intención.. tuve una mala noche pero ya estoy aquí, y no volverá a pasar.. lo juro.- Murmuro en voz baja aunque  firme, si algo la caracterizaba era la fuerza de su voz a pesar de su joven edad y su apariencia que cualquiera juzgaría por indefensa, su esbelta delgadez, la palidez de su piel, sus intensos ojos verdes, y su largo y lacio cabello totalmente oscuro, sus hermosas facciones, y esa aura misteriosa, y hasta atemorizante hacían que Amira pareciese una chica mas del monton con un simple trauma de la niñez, aunque realmente.. ella era todo, menos indefensa.

• Pues mas te vale sea asi jovencita.. recuerda lo difícil que fue darte trabajo dada tu casi nula experiencia, asi que no me defraudes- Comento ya casi en la puerta de su oficina mientras le sonreía levemente, André no era un mal hombre.. para nada, era cierto que había sido muy bueno con Amira, a pesar de lo poco que la conocía.- Ah, lo olvidaba.. al mediodía llega James,    James Knoxville.. el hijo del presidente que voló desde Canadá  para verificar que todo aquí estuviera bien.. cada cierto tiempo visita cada sucursal, simple rutina, así que serás la encargada de recibirlo, y distraerlo en la sala de reuniones mientras termino de preparar el ultimo informe del mes, entendido?- Amira asintió sin tener nada que responderle, era una chica de pocas palabras, André sonrió complacido desapareciendo en su oficina.

 Y asi, el dia transcurrió sin mucho revuelo, a pesar de la mala noche que había tenido.. no estaba tan mal, fue casi imperceptible el transcurrir de las horas, hasta que Claire, la única chica que parecía tolerarme un poco mas que el resto de las empleadas de la empresa, deslizo por mi escritorio en una clara y pequeña taza de porcelana un café sin azúcar, justo como a mi me gustaba.

-Gracias, Claire..  no tenias porque haberte molestado.

- No fue nada, Am.. sabes que ya es costumbre hacerlo para ambas, no estas nerviosa? Dentro de poco llegara el hijo del presidente de la empresa, y tu tienes que recibirlo!-  Dio uno que otro saltito frente a mi escritorio, mientras alzaba mi rostro hacia ella, no solía ver a las personas a los ojos, era simple costumbre y ella al menos parecía entenderlo.

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