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LA NOCION DEL ESTADO A LA LUZ DE LA LEY NATURAL


Enviado por   •  18 de Febrero de 2012  •  3.130 Palabras (13 Páginas)  •  822 Visitas

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LA NOCION DEL ESTADO A LA LUZ DE LA LEY NATURAL.

Concepto y Vigencia del Estado.

En estos días de neoliberalismo en auge, no tiene buena prensa el Estado. Es más, no son pocos los que adjudican la causa de todos los males de nuestras sociedades actuales a la supuesta ingerencia nefasta del Estado en actividades que no le son propias. El Estado “debil”, cuando no ausente, es postulado así como remedio de los problemas sociales, económicos y políticos de nuestros días. Sin embargo, esto no es nuevo. Thomas Molnar, hacia 1982, en una lucida ponencia presentada ante el Congreso sobre la Doctrina Social de la Iglesia y la Realidad Contemporánea, celebrado en Mendoza en 1982, sostenía “...Desde los contribuyentes hasta los científicos de la política, casi todo el mundo proclama que en esa interferencia gubernamental en la fiscalización, en el mercado, en las leyes de herencia y en una multitud de actividades normalmente privadas o semipúblicas, está la raíz del bloqueo perjudicial de las naciones occidentales...” (Actas del Congreso citado, Ed. Idearium, Mendoza, 1982, pág. 41).

Sin embargo, el Estado, malgrado la degradación a que se lo somete y la mutilación de sus instrumentos y fines que supone la vigencia omnímoda de las ideas neoliberales, sigue siendo el único instrumento capaz de restablecer el equilibrio social frente al avance de los egoísmos individuales o de grupo, la prepotencia del dinero, y el abismo cada vez más insondable entre los ricos y los pobres. Por eso hoy, más que nunca, parece necesario volver a reafirmar la concepción del Estado surgido de la naturaleza social del hombre, enraizado en el instinto, la razón y el deseo de asociación, en suma, surgido de la ley natural, y no meramente un producto del contrato, del “pacto social” y su idea egoísta de conveniencia.

El concepto del Estado desde el Pensamiento Liberal.

La ideas liberales están de moda. A cada paso encuentran publicistas entusiastas que las difunden con calor y bastante improvisación. Un curioso maquillaje de “científicas” las cubre, y les sirve al tiempo para descalificar toda otra concepción como simples opiniones carentes de rigor técnico y alejadas de la realidad de “los mercados” nuevos dioses paganos del pensamiento en boga.

El origen de la concepción liberal es la idea del “Pacto o Contrato Social”, idea sostenida desde los sofistas griegos hasta John Locke, y cuyo más brillante expositor fue Jean Jacques Rousseau quien en Du Contrat Social expuso la tesis del Estado concebido como producto de la libre fusión de la voluntad individual y la voluntad general. La tesis es más o menos la siguiente: el origen del Estado es un contrato, concebido como la asociación conjunta de hombres razonables, con el propósito de defenderse contra la rebelión interna y la agresión extranjera (conf. Molnar, Thomas, op. cit. pág. 41). El objeto de este contrato lo expresa Rousseau con estas palabras: “Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes...” ( El Contrato Social, Ed. Porrúa, México, 1998, pág. 9). Dentro de esta concepción, la función de organizar la defensa común ha sido delegada a un organismo -el Estado- cuyos poderes concluyen donde comienza la esfera privada de los individuos fundadores del pacto. De esto se sigue que la mejor sociedad es la que tiene menos gobierno. El Estado no es, para esta concepción, una institución natural sino una nacida de una convención, basada en la conveniencia, y cuyos límites están señalados por los motivos que tuvieron los fundadores del “contrato”, por eso Rousseau pudo decir “... el orden social constituye un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Sin embargo, este derecho no es un derecho natural: está fundado sobre convenciones...” ( Op. cit. pág. 3/4).

La Noción del Estado como Institución Natural.

La tesis del contrato o pacto social supone que de todas las asociaciones humanas, sólo el Estado está basado en el acuerdo libre de voluntades. En efecto, la familia, el clan, la tribu, las iglesias, son agrupaciones humanas establecidas sobre el fundamento del instinto, la cohesión, la necesidad, en suma, son instituciones naturales. ¿Por qué no habría de serlo también el Estado? Los abogados de la teoría del contrato no parecen haberse formulado esta simple pregunta. Thomas Molnar se encarga de refutar la teoría del contrato social, sosteniendo que aún aceptando la tesis de un contrato, los protagonistas del mismo serían parte de un Estado rudimentario anterior al mismo contrato, por cuanto compartirían un cierto número de cosas, un lenguaje común, y debieron poseer una tradición política y una terminología común con el objeto de admitir el carácter limitado del futuro gobierno (Op. cit. pag. 42).

Aristóteles sostuvo, en cambio, que el Estado constituía una asociación política natural y necesaria, basada en la naturaleza del hombre, comunidad perfecta o soberana (Política, libro I, cáp. III). Santo Tomás de Aquino, por su parte, incorporó al pensamiento aristotélico los valores cristianos, y sostuvo que el Estado es una institución necesaria y fundamental que deriva de la naturaleza social del hombre, cuya finalidad es establecer el buen orden de la vida. Para el aquinate la persona humana no pueda alcanzar la perfección si no se supedita a los medios y fines de la comunidad estatal. Por ello, el bien común es el fin de la organización estatal.

Pero el verdadero fundador del concepto cristiano del Estado es San Agustín de Hipona que enseñaba: “...por las leyes de la naturaleza se ve el hombre impulsado a buscar la comunidad y la paz con los hombres, y, dentro de lo posible, con todos...” (La Ciudad de Dios, 1, 19, c. 12). Agustín ve en el Estado una comunidad natural, emanada de la familia, estableciendo un paralelo entre la autoridad familiar y la autoridad estatal. Es más, siendo la familia un principio del Estado, y constituyendo un elemento del mismo, y estando cada parte o elemento ordenado a la plenitud de su todo, razonaba que lógicamente la paz de la casa está subordinada a la paz del Estado. Y esta consistía en “la concordia ordenada de los ciudadanos ejercida a través del mandar y el obedecer”.

El Estado es Comunidad.

Llegamos así al concepto del Estado como comunidad natural de los hombres libres ordenada al Bien Común. “El Estado es comunidad. Esto constituye su esencia fundamental. El Estado es el ordenamiento comunitario necesario para el cumplimiento de las funciones vitales y culturales y humanas...”

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