La Intrusa
Enviado por shuulyshawtty • 3 de Noviembre de 2013 • 1.817 Palabras (8 Páginas) • 522 Visitas
"La intrusa" de Borges, en lexias
LECTURA DE “LA INTRUSA” DE BORGES DE ACUERDO AL MODELO DE ANÁLISIS TEXTUAL DE BARTHES
(1) LA INTRUSA
a- El término “intruso” implica la existencia de dos planos, que podrían denominarse, básicamente, como el de la mismidad y el de la otredad. Ambos planos tienen, como el término lo indica, una importancia espacial, topográfica. La intrusión implica la irrupción de un plano (el de la otredad) en el otro (el de la mismidad), sin derecho, de manera que permanece la “diferencia esencial”.
b- Se vincula lo otro, lo extraño e invasor, con el género femenino, lo cual responde a la visión de la mujer predominante en la tradición occidental. Al establecimiento de una diferencia geográfica se añade, entonces, una diferencia genérica.
c- Se ubica a la figura femenina en una situación de poder, como elemento perturbador y desestabilizante: es intruso quien puede entrometerse en el territorio ajeno y es capaz de vulnerar con su presencia la estabilidad de lo establecido. Este poder, que se vincula en el cuento con la concepción platónica del amor (el amor implica necesidad, y quien ama se encuentra en la posición inferior dada por la carencia), es transitorio si el régimen establecido es poco flexible, como ocurrirá en el cuento: si el intruso no logra imponer su ley (es decir, cambiar el “paradigma”: dejar de ser lo “otro” para pasar a representar lo “mismo”), y no puede ser neutralizado (es decir, anulado en su diferencia esencial, transformado en lo mismo y asimilado por el sistema establecido), es expulsado o “desaparecido” (muerto), tal como ocurrirá en el relato.
d- El empleo del artículo “la” particulariza y singulariza a la fuerza invasora: el plano de lo mismo, entonces, se anticipa como cuantitativamente superior frente a la exigüidad de lo otro. Además, con el empleo del artículo la figura del lector es excluida del plano de lo otro, y queda salvaguardada, o bien dentro del terreno de la mismidad (no en este caso), o bien en un ámbito apartado, excéntrico, ajeno al conflicto.
e- La sustantivación de un adjetivo anticipa la cosificación que hará de la figura invasora, la despersonalización de Juliana (la intrusa), que sólo cobra relevancia en tanto se transforma, involuntariamente, en un elemento desestabilizador.
(2) 2 REYES, I, 26.
a- Versículo inexistente en ese capítulo de la Biblia, “intruso”. La Biblia Septuaginta incluía cuatro libros que correspondían a los libros de Samuel 1 y 2 y a Reyes 1 y 2 de la Biblia moderna. Por consecuencia, la referencia remitiría realmente a Samuel 1:26, a una cita que pronuncia David ante la muerte de a quien amaba “como a sí mismo”, Jonatán (notar la similitud fonética con Cristián, que es en el texto, al igual que Jonatán, la figura que muere): “Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, / que me fuiste muy dulce. / Más maravilloso me fue tu amor / que el amor de las mujeres.”. Esta cita anticipa el tipo de amor existente entre los hermanos Nilsen, así como la posición inferior que la mujer tendrá en el relato.
b- En el epígrafe se destaca, en contraposición con el título, la dualidad y el género masculino. La figura del rey, símbolo del orden y el poder institucional, dueño de territorios, se duplica, dando lugar a una posición de paridad dentro de la singularidad y el poder que implica el mando.
(3) Dicen (lo cual es improbable), que la historia fue referida por Eduardo, el menor de los Nelson, en el velorio de Cristián, el mayor, que falleció de muerte natural, hacia mil ochocientos noventa y tantos, en el partido de Morón. Lo cierto es que alguien la oyó de alguien, en el decurso de esa larga noche perdida, entre mate y mate, y la repitió a Santiago Dabove, por quien la supe.
a- Se realiza una relativización a lo largo de la lexia de la certidumbre de los datos transmitidos oralmente, por el rumor. Al verbo “dicen”, cuyo sujeto tácito remite a una incierta cadena de narradores, se añade una construcción parentética en la que destaca el término “improbable”. Dicho adjetivo pone en duda la información que da el autor a continuación, pero también entraña un juicio de valor: probabilis, en latín, no sólo significa “probable, verosímil”, sino que también indica aquello que es loable o digno de aprobación; con la anteposición del prefijo de negación “im-”, entonces, se indicaría lo reprobable de la acción mencionada al principio de la narración.
b- En contraposición a Santiago Dabove y el resto de los personajes, que son presentados por el narrador con nombre y apellido, los protagonistas de la historia se introducen con sus rasgos individuales únicamente mediante el nombre. El apellido familiar, en cambio, es empleado a lo largo de la narración para presentar a los dos hermanos como una unidad homogénea y singular, con intereses y decisiones compartidas, frente a las fuerzas de la sociedad y a los representantes de la marginalidad.
c- Se destaca el claro señalamiento de las edades de los hermanos. Esto indica, desde el código sociocultural, una relación de poder: tradicionalmente solía ser el primogénito el beneficiado en situaciones como la herencia, la asunción del trono, etc. De esta manera, Cristián, el mayor, se nos presenta en una posición en poder superior a la de Eduardo.
d- El señalamiento de la diferencia de edades de los hermanos, así como el nombre de Cristián (la primera y la última consonante y la acentuación en la última sílaba), podría vincularse con la historia de Caín y Abel: Cristián sería el pecador (es, al fin y al cabo, quien desencadena con su acción los hechos
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