La Malla (Libro)
Enviado por MarioFlores1 • 30 de Marzo de 2015 • 2.603 Palabras (11 Páginas) • 362 Visitas
En el mundo de los negocios, las empresas, independientemente de su tamaño, tenían tres agentes participantes en el entorno de la compra-venta; el comprador, vendedor y el propietario del bien. La visión de los negocios estaba enfocada solamente a las estrategias que el marketing tradicional podría ofrecer. Se preocupaban por ofrecerle un producto que los clientes compraran especialmente para satisfacer sus necesidades, tener una venta inmediata y jamás en la vida ver al cliente de nuevo, a menos que se desarrolle un producto novedoso para venderle de nuevo.
En los últimos años de la década de los noventa, se comenzó a incursionar en el negocio por internet, el cuál no estaba tan desarrollado como en la actualidad, pero sería una revolución en la vida de los seres humanos y de los negocios. Las empresas que comenzaban operaciones por internet, se encargaban de compartir, no de buscar un propietario de los productos sino compartirlos, como en el caso de Amazon que no vendía, prácticamente compartía los libros haciendo de éste un negocio muy rentable.
Tras una gran caída después de que la burbuja punto com se reventara, la visión de los negocios digitales cambió para darle una nueva experiencia al adquirir productos y servicios por internet y éste ensayo se enfocará a las empresas malla explicado a detalle en el libro “La Malla” de la autora Lisa Gansky.
Este libro trata de una idea simple: algunas cosas es mejor compartirlas. Se puede decir mucho sobre la posesión de las cosas, pero la mentalidad que domina la propiedad ha cegado a menudo nuestra audacia para los negocios. Lo cierto es que nuestro comercio, por no hablar de nuestra vida social, siempre ha dependido del hecho de compartir, y que, cuando empezamos a buscarlas, las "plataformas para compartir" están por todas partes. Hasta la fecha, la mayoría de empresas se han ceñido a distintas versiones de una única fórmula contrastada: crear un producto o servicio, venderlo y cobrar por ello. Pocos empresarios, incluidos emprendedores e inversores de capital riesgo, piensan en cómo ganar dinero de forma diferente. Aunque ahora utilicen las redes sociales para vender su producto, sus mentes continúan atrapadas en un mundo en dos dimensiones en el que solo caben tres actores, a saber: el comprador, el vendedor y el propietario.
“Debemos levantarnos de las sillas porque internet ha llegado a la calle. Literalmente. La revolución de las tecnologías de la información comenzó cuando hace décadas empezaron a circular datos. Sin embargo, ahora, con los dispositivos móviles, la revolución se ha extendido a la calle.” 1 Esta referencia que hace Lisa Gansky, describe una de las situaciones que vivimos en la actualidad, en pocas palabras, lo que la autora nos quiere transmitir es que en cualquier parte en la que se encuentre una persona, puede tener acceso ilimitado a la red mediante los nuevos dispositivos electrónicos que se desarrollan y van siendo mejores conforme pasa el tiempo.
Una persona que se encuentra en provincia puede contactar personas en segundos que se encuentran en la capital de la república o contratar servicios foráneos que le permitan realizar sus actividades comerciales o personales con la confianza en que su pedido va a ser atendido por el prestador de dichos servicios.
Cada dispositivo tiene funcionalidades distintas que satisface, de igual forma, a distintas exigencias de los usuarios. Añadirle aplicaciones a un dispositivo móvil le da un plus a el usuario, de cierta forma le da cercanía a las empresas con sus clientes.
“Salvo que se produzca un milagro, de momento existe sólo un planeta habitable. Además, a mediados de siglo seremos aproximadamente tres mil millones de personas más. Con estas cifras, no es difícil predecir que las empresas que prosperen serán aquellas que encuentren formas más eficientes de utilizar los recursos finitos del planeta. Por otra parte, las zonas urbanas tienden inevitablemente a estar más densamente pobladas, lo que favorece muchísimo la nueva economía basada en compartir.”2 A lo que se quiere llegar con esta cita mencionada por la autora, es que la nueva tendencia por compartir en las empresas digitales, ayuda a distribuir y economizar en recursos que el planeta. Cada vez la demanda de productos continúa aumentando, somos más y más personas cada año, una sobrepoblación extrema, personas que necesitan de atención a sus necesidades y los recursos son escasos. La idea de compartir productos como automóviles, bicicletas, o algún otro servicio aumenta la probabilidad de satisfacción del cliente, se crea una cultura de ahorro. Un ejemplo de empresas que comparten y dan servicios vía internet es Buzzcar en París, Francia; RelayRides en San Francisco, California; Zazcar en Sao Paulo, Brasil o Amovens en España, hacen negocio en la renta de automóviles, ya que según un estudio, un auto particular permanece veintidós horas sin actividad, entonces ¿por qué no compartirlo y que otras personas que lo necesiten lo usen para beneficio propio? Y lo mejor aún, es que esa propuesta de negocio, es por medio de la red.
Antes de cualquier cosa y continuar con la investigación y citas del libro de Lisa Gansky, hay que hacer una pregunta: ¿Qué caracteriza a las empresas malla?
En una empresa malla “esencialmente se ofrece algo que se puede compartir, en una comunidad, mercado o cadena de valor como productos, servicios y materia prima. Se utilizan redes de datos móviles e internet avanzado para seguir los productos y agregar información de uso, clientes y productos. Se centran en beneficios que se pueden compartir, incluidos los materiales utilizados, lo cual supone que la entrega local de servicio”. 3 Es una definición armada por tres puntos importantes que se tocan en el libro.
El rápido crecimiento de las redes móviles ha permitido que las empresas malla vayan creciendo gradualmente con la finalidad de darle al cliente una experiencia distinta de compra, que él sea el que controle todo.
La mercadotecnia holística permite que las empresas estén más relacionadas con su entorno, internamente todas las áreas funcionales están conjuntas para trabajar por la satisfacción del consumidor, la empresa mantiene un contacto más cercano a sus clientes y a los socios del marketing (proveedores, distribuidores, etc.) con el fin de saber lo que se necesita y tratarlos como reyes y a la vez demostrar que es una empresa responsable al devolverle algo a la sociedad. Las redes sociales y aplicaciones web han facilitado este proceso y las grandes ideas de compartir se van haciendo cada vez más grandes y rentables.
“Desde la perspectiva entre empresas, también valoro las oportunidades de colaboración interesantes. Considero los negocios malla como un ecosistema. Se pueden organizar en
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