La Viuda
Enviado por fran2 • 2 de Agosto de 2014 • Síntesis • 1.622 Palabras (7 Páginas) • 218 Visitas
La colombiana Griselda Blanco fue maestra de Pablo Escobar y una de las primeras mujeres en distribuir la cocaína en los EE.UU. Levantó un imperio asesinando a sus enemigos. En las calles marabinas venden su historia en una serie llamada “La Viuda Negra”.
Otto Rojas / orojas@panodi.com
Comenzó diseñando ropa interior con compartimientos especiales para transportar droga y terminó convirtiéndose en la pionera en inaugurar la ruta de la cocaína hacia los Estados Unidos en la década de 1970… Es la maestra del capo Pablo Escobar y “El Chapo” Guzmán, la mujer que dirigió un ejército de narcotraficantes y sicarios que ascendió a más de mil 500 personas, una mujer que no le tembló el pulso para ser también la verduga de sus tres parejas con la intención de quedarse con el negocio de la mafia. Ella es la colombiana Griselda Blanco.
Por ella, Miami se convirtió en un paraíso blanco, así como de la evasión y lavado de dinero. Entre fines de los setenta y comienzos de los ochenta, los asesinatos ordenados por “La Madrina” (se hacía llamar así por su gusto por el personaje de El Padrino”) en La Florida se convirtieron en un sello inconfundible de la crueldad y el espanto: descuartizamientos, cuerpos empacados en bolsas y maletas, orejas enviadas en sobres o cadáveres flotando en el agua.
En el libro La Parábola de Pablo, Alonso Zalazar la describe como “caribeña, tronco de hembra, hija de prostituta, corazón duro, olvido rápido”. Así fue Griselda Blanco: soberbia y fría. Hoy transmiten una serie de televisión llamada “La Viuda Negra” inspirada en su criminal vida. En las calles de Maracaibo se vende como “pan caliente”.
Nació en 1943, en Santa Marta y creció en medio de la violencia que se registraba en la época. Su madre, quedó embarazada siendo criada de su patrón, y fue expulsada de la hacienda. Posteriormente, Ana Lucía Restrepo, que así se llamaba, se dedicó a la prostitución, y la familia se trasladó a Medellín cuando Griselda tenía tres años de edad.
No vivió una infancia normal, su primer delito lo cometió a los 11 años según reseñó el documental Vaqueros de la Coca y Vaqueros de la coca II: Trabajando con la Madrina, a esa edad Blanco secuestró a un niño y pidió un rescate. Cuando los adinerados padres del niño se negaron a pagar, lo mató.
Sus primeros pasos los dio como carterista durante su adolescencia. A la edad de 14 años huyó del lado de su madre por ser agredida físicamente por ella, recurriendo a la prostitución hasta la edad de 20 años en la ciudad de Medellín. Su primer marido fue José Darío Trujillo un ágil falsificador de documentos con quien tuvo tres hijos.
Trujllo fue asesinado por ella al igual que sus dos esposos siguientes. Principalmente se manejó una cirrosis como la causa de la muerte, pero después se dijo que Grisela lo había envenenado para desaparecerlo. Esto la hizo acreedora del título de “La Viuda Negra” en referencia a la especie de las arañas que con frecuencia después de aparearse con el macho lo matan y devoran a sus parejas.
El luto le duró muy poco, casi fue fugaz. Griselda se casó con Darío Sepúlveda “hombre bravero de vicio y revólver”, como es descrito por los historiadores. Este también murió rápido y le heredó el poder que para entonces había ganado controlando algunas rutas de tráfico de droga hacia los Estados Unidos.
Para ese momento, ella ya mandaba mulas para Estados Unidos. Cargaba mujeres con marihuana y polvo blanco que entonces transformaban en verdaderas fortunas verdes. A principios de la década de los 70 estableció su imperio en la ciudad de Nueva York y ya no transportaba pequeñas cantidades de droga sino que contrataba a pilotos para llevar sus avionetas cargadas con grandes cargas de droga.
Delinquió en Nueva York hasta 1978. Luego, se trasladó a Miami y allí expandió su negocio consagrándose como la “gran capo” mucho antes que existiera Los carteles de Medellín en Colombia o Sinaloa en México. Distribuía las toneladas de cocaína que recibía por semana de Pablo Escobar y otros proveedores, se situó entre las 10 personas más ricas del mundo: su fortuna se calculó en 500 millones de dólares.
Sus técnicas para llenar a Miami del polvo blanco eran tan osadas que, según Richard Smitten, autor del libro La Viuda Negra, en 1976 en los 200 años de la independencia de Estados Unidos, metió en los revestimientos interiores del buque Gloria que asistía a esa celebración 1.000 kilos de cocaína avaluados en más de 40 millones de dólares.
Llevaba una vida ostentosa, envidia de otros narcotraficantes. Poseía un penthouse en Bahía Biscayne en Miami. Tenía 300 pares de zapatos en su guardarropas; tomaba té en una vajilla de porcelana que perteneció a la reina Isabel II de Gran Bretaña;
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