La perspectiva sociológica: el hombre en la sociedad

PETER BERGER

La perspectiva sociológica:

El hombre en la sociedad

Cada individuo está colocado en el mapa social, y esta colocación dice al individuo que es exactamente lo que puede hacer en la vida. Estar colocado en una sociedad significa encontrarse en el punto de intersección de unas fuerzas sociales específicas. El individuo se mueve dentro de unos sistemas de poder que tienen el fin de dirigir y organizar la sociedad. En este capítulo se analiza la sociedad: aquí aparecen el control y la estratificación sociales.

El control social hace referencia a los medios de que dispone una sociedad para organizar sus miembros. Los métodos de control varían de acuerdo con la naturaleza y objetivos del grupo. El último control social en las sociedades modernas y democráticas es la violencia física, por tanto, antes de utilizarla se llevan a cabo controles políticos y legales (amonestaciones y recriminaciones diversas a través de policías, juristas, etc). Pero si no se hace caso de estos, al final se lleva a cabo la violencia, ya que está aprobada por la gran mayoría como último recurso. En las sociedades no democráticas, sin embargo, puede no ser así, ya que hay un régimen terrorista o dictatorial. Tras estos controles situamos las presiones económicas. Un medio de coacción muy efectivo es aquel que pone en peligro el bolsillo del individuo. A continuación, se encuentran los mecanismos de control de la persuasión, la ridiculización, la murmuración y el oprobio, que se llevan a cabo donde hay seres humanos conviviendo. El lugar donde se sitúa la norma, por ello, dependerá de la composición del grupo. La ridiculización y la murmuración son potentes instrumentos de control social en estos grupos y pueden ser manipuladas por cualquier individuo que tenga manera de acceder a las líneas de transmisión de la información. Pero el medio de castigo más devastador dentro de este grupo es someter uno de los miembros al oprobio, es decir, no dirigirle nunca más la palabra. Hay que decir, sin embargo, que el control social a menudo se basa en afirmaciones y pretensiones fraudulentas.

En definitiva, vivimos dentro de un conjunto de círculos, cada uno de los cuales representa un sistema de control social: el círculo exterior es el sistema legal y político en el que nos ha tocado vivir (cumplir leyes, pagar impuestos, etc. Varias acciones que si no se llevan a cabo hay consecuencias con sanciones legales); el siguiente círculo es el sistema de la moral, las costumbres y la buena educación, que ejerce presiones sobre los individuos (el incumplimiento de estos no conlleva sanciones legales pero si otras sanciones igual de importantes como la pérdida del trabajo, la pérdida de amigos, etc); después hay círculos más personales donde se encuentran las sanciones de tipo económico, ya que tiene que ver con el trabajo del individuo (si el control social del sistema ocupacional tiene tanta importancia es porque el trabajo de un individuo determina sus posibilidades en el resto de ámbitos de su vida); y por último, está el círculo de la familia y amigos personales, lo que llamamos vida privada, el cual es un sistema que no dispone de medios formales de coacción como los otros sistemas, pero no por ello es el más débil (en este círculo, el individuo tiene los vínculos sociales más importantes, y por tanto, si la desaprobación, la pérdida de prestigio, el ridículo o el desprecio aparecen en este círculo tan íntimo, estos pueden tener un peso mucho mayor que si se producen fuera de él, ya que las relaciones más íntimas de un individuo son las que ha creado él con un acto de auto-definición de sí mismo, donde estas son las relaciones con las que debe poder contar, de tal manera que si el individuo corre el riesgo de la desintegración de estas relaciones, equivale a correr el riesgo de perderse él mismo). Por tanto, el hecho de hablar de la localización en la sociedad significa localizarnos a nosotros mismos en relación con toda una serie de fuerzas que se nos imponen.

La estratificación social hace referencia a que en toda sociedad podemos encontrar unos niveles diferentes de poder, de privilegios y de prestigio, es decir, toda sociedad tiene un sistema de jerarquización, donde unos niveles están más arriba que otros. La suma de estos niveles forma el sistema de estratificación de una sociedad. De una sociedad a otra los diferentes niveles pueden cambiar enormemente. Los tres distintivos de la posición social son el poder, el privilegio y el prestigio, los cuales se presentan con una relativa autonomía.

La estratificación en la sociedad occidental es el sistema de clases (el término de clase es un tipo de estratificación en el que la posición del individuo en la sociedad viene determinada sobre todo por criterios económicos). Una sociedad de clases es aquella en la que suele haber una movilidad social, las posiciones sociales no están fijadas y se puede ir cambiando de posición. Como consecuencia de ello, está el uso de símbolos, llamados "símbolos de status", para exhibir ante los otros la posición a la que se ha llegado. La posición de un individuo nos indica el destino de su vida social. La clase, aparte de determinar las posibilidades y probabilidades de un individuo en cuanto a los aspectos económicos, también determina los niveles educativos de sus hijos, de las cualidades médicas, las cualidades de la vivienda etc. Los controles externos imponen diversos elementos (manera de hablar, barrio donde vivir, clubes donde ir etc.) en el medio de una clase social determinada. Cada clase social va configurando la personalidad de sus miembros a través de influencias. Sólo cuando estas influencias fracasan comienzan a entrar en acción los mecanismos de control social. Pero el hecho es que en nuestra propia sociedad hay otros sistemas de estratificación superpuestos al sistema de clases, que son más rígidos: un ejemplo es el sistema racial, donde la posición social de un individuo viene dada de nacimiento. El individuo, aunque se haga rico, siempre será "un negro", o al revés, por muy bajo que caiga, no dejará de ser "un blanco". El individuo debe mantenerse dentro de su casta toda su vida. La raza configura el comportamiento, las ideas y la identidad psicológica de una persona de manera más radical que la clase. También, cada una de las situaciones sociales en las que nos encontramos viene determinada también por nuestros predecesores, y esto hace que resulte más difícil despegarse de algunas acciones erróneas que se produjeron.

Un concepto para entender mejor el funcionamiento de las estructuras sociales es el concepto de institución. La definimos como un complejo de acciones sociales (la ley, la clase social, el matrimonio, la religión etc. son instituciones). Pero esta definición no nos dice qué relación existe entre la institución y las acciones de los individuos implicados. Pero según un científico social, las instituciones proporcionan mecanismos y maneras de hacer mediante las cuales la conducta humana se modela y se ve obligada a seguir unas pautas que la sociedad considera deseables. Por ello, se ha de hacerle ver al individuo que estas pautas son las únicas posibles (ejemplo: el matrimonio, que no es ningún instinto, sino una institución). La estructura institucional de la sociedad suministra los modelos a los que se han de adecuar nuestras acciones. Sólo muy de vez en cuando nos podemos inventar nuevos modelos que nos hagan de pauta. Pero también, toda estructura institucional está necesariamente basada en una cierta mentira (aparente inevitabilidad imperativos de las instituciones). Durkheim afirmaba que la sociedad nos coloca delante de uno a realidad impresionante que no se deja reducir ni traducir a otras categorías diferentes. Afirmaba que los hechos sociales son cosas con una existencia objetiva y exterior a nosotros, como los fenómenos de la naturaleza. Por lo tanto, la sociedad es como una colección de cosas, y la ley o el derecho ilustran la calidad de la sociedad (lo hacen más que cualquier otra institución social).

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