La silueta obscura de un hombre recortaba el arco luminoso
Enviado por isaacjack • 1 de Diciembre de 2015 • Resumen • 1.186 Palabras (5 Páginas) • 135 Visitas
resuemn la la novela de la vida inutil de pito perez
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La silueta obscura de un hombre recortaba el arco luminoso
del campanario. Era Pito Pérez, absorto en la contemplación del
paisaje.
Sus grandes zapatones rotos hacían muecas de dolor; su
pantalón parecía confeccionado con telarañas, y su chaqueta,
abrochada con un alfiler de seguridad, pedía socorro por todas
las abiertas costuras sin que sus gritos lograran la conmiseración
de las gentes. Un viejo “carrete” de paja nimbaba de oro la cabeza
de P ito Pérez .
Debajo de tan miserable vestidura el cuerpo, aun más mise
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rable, mostraba sus pellejos descoloridos; y el rostro, pálido y enjuto,
parecía el de un asceta consumido por los ayunos y las vigilias.
— ¿Q ué h ac e u sted en la tor re , P ito Pérez?
—Vine a pescar recuerdos con el cebo del paisaje.
—Pues yo vengo a forjar imágenes en la fragua del cre-
púsculo.
— ¿L e h ago a u sted m a la obra?
— Hombre , no. ¿Y yo a u sted?
—Tampoco. Subimos a la torre con fines diversos, y cada
quien, por su lado, conseguirá su intento: usted, el poeta, apar
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tarse de la tierra el tiempo necesario para cazar los consonantes
—catorce avecillas temblorosas— de un soneto. Yo, acercarme
más a mi pueblo, para recogerlo con los ojos antes de dejarlo,
quizá para siempre; para llevarme en la memoria todos sus rin
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cones; sus calles, sus huertas, sus cerros. ¡Acaso nunca más
v uelva a m i ra rlos!
— ¿O t ra vez a p ereg r i n a r, P ito Pérez?
—¡Qué quiere usted que haga! Soy un pito inquieto que no
encontrará jamás acomodo. Y no es que quiera irme; palabra.
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colección
los ríos profundos
Me resisto a dejar esta tierra que, al fin de cuentas, es muy mía.
¡Oh, las carnitas de canuto! ¡Oh, el menudo de la tía “Susa”!
¡Oh, las “tortas de coco” de Lino, el panadero! Pero acabo de dar
fi n a u na la rga y aza rosa borrachera, y m is pa rientes qu ieren des
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cansar de mi persona, lo mismo que todo el pueblo. Cada detalle
me lo demuestra: en las tiendas ya no quieren fiarme; los amigos
no me invitan a sus reuniones, y el Presidente Municipal me trata
como si fuera el peor de los criminales. ¿Por qué cree usted que
me dobló la condena que acabo de cumplir? Pues porque le hice
una inocente reflexión, a la hora de la consigna. Él dijo su sen
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tencia salomónica: para Pito Pérez, por escandaloso y borracho,
diez pesos de multa, o treinta días de prisión, a lo que yo con
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testé con toda urbanidad: pero, señor Presidente, ¿qué va usted a
hacer con el Pito adentro tantos días? El señor Presidente me dis
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paró toda la artillería de su autoridad, condenándome a limpiar
el retrete de los presos durante tres noches consecutivas. ¿No ha
ob s er vado u s t e d que l a profe sión de dé sp ot a e s m á s fác i l que l a de
médico o la de abogado? Primer año: ciclo de promesas, sonrisas
y cortesía para los electores; segundo año: liquidación de viejas
amistades para evitar que con su presencia recuerden el pasado,
y creación de un Supremo Consejo de Lambiscones; tercer año:
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