Las miserias del porceso penal

Las miserias el proceso penal.

En esta lectura el autor entra a analizar cada uno de los elementos que conforman el proceso penal y el mal enfoque que se le ha dado a cada uno de estos y que en algunos casos se toma como una formalidad de la cual no se analiza el porqué. Es por ello que nos habla sobre la toga que se asemeja con la divisa que viene del verbo dividir, pero a la divisa también se llama uniforme, pero este significa unir. De esto se puede entender que la toga se usa para distinguir los que practican la autoridad sobre los cuales se ejercita, pero del mismo modo los une entre sí porque no siempre las decisiones las toma un solo juez sino un grupo colegiado. El autor hace un énfasis especial en tratar al delincuente no como una persona mala en un grupo de buenos, o que es inferior al resto de la sociedad, sino que se le trate con compasión porque el mal no se puede arreglar con mal, sino que se debe buscar una manera en que esa persona salga de esa jaula y sea libre de las cadenas que lo llevaron a ese punto. Por ello el abogado no debe estar en un lugar superior que su imputado sino buscar estar a su mismo nivel porque él debe compartir la misma necesidad del imputado la cual es pedirle al juez, pero para que esto pueda darse el abogado debe conocer a la persona que está defendiendo, debe indagar por qué ocurrieron esos hechos, que motivo la realización de dicha conducta, en pocas palabras escucharlo, ser su amigo, su aliado.

Por otro lado, está el Juez, ante quien llegan las partes cada uno con un interés propio y contrario al del otro, pero al decir que en la parte converge el ser y el no ser surge un interrogante ¿cómo puede un hombre que está lleno de imperfecciones y pecados ser al mismo tiempo un juez que tiene que castigar? El juez para sentirse digno de castigar debe estar libre de pecado y es allí donde podrá estar sobre aquel que es juzgado. El autor nos dice que el Juez adicional a conocer el derecho y demás ciencias que debe saber cómo penalista es conocer al hombre y tenerle fe, pero para ello es necesario amarlo.

El juez cuando va a juzgar debe establecer cual parte tiene la razón y esta razón es la verdad. Las partes deben exponer sus razones y el juez debe encargarse de analizarlas muy bien cada una de ellas porque al final debe escoger entre una de esas dos para resolver el mayor interrogante ¿es culpable o inocente? Pero en esta exposición de razones cabe aclarar que el defensor no puede ser razonador imparcial sino su parcialidad debe dar como resultado el obtener una sola conclusión obligada para el juez. Sin embargo, para resolver las dudas del él se encuentra el contradictorio donde el defensor y el acusador o ministerio publico desarrollan su duelo.

Para el desarrollo de dicho duelo es necesario volver atrás y construir la historia del caso y las pruebas son esa ayuda fundamental para poder hacerlo porque si solo se conforma con los hechos solo tendrá una parte del camino. Pero aun cuando se está en la construcción de esa historia los periodistas y fotógrafos están detrás de los jueces, magistrados, abogados, sindicados declarándolo culpable antes de que haya sido vencido en juicio, está en una forma de presionar a los hombres para saber si es culpable o inocente que ha llevado a la degeneración del proceso penal.

Según lo que expresa el autor, la ley quiere que el imputado sea indagado personalmente por el juez, es decir que el juez este en la capacidad de conocer la historia completa del imputado, entender la intención que tuvo el sindicado antes, durante y después de la realización de su conducta y verificar que esto sea realidad, pero esto simplemente no pasa porque el juez no cuenta ni con la paciencia ni con el tiempo para escucharlo, y si lo tuviera el imputado no tendría esa confianza para relatarlo todo, y es allí donde entra el juez a apoyarse en un psicólogo.

...