Literatura Colonial
Enviado por luis419 • 1 de Julio de 2013 • 616 Palabras (3 Páginas) • 332 Visitas
Literatura Colonial
La literatura producida en Guatemala durante la Colonia abarca tres etapas. La primera comprende las obras de conquistadores, misioneros, catequistas y lingüistas, o sea, excepción hecha de Bernal, aquellos autores que prepararon instrumentos culturales necesarios para el sometimiento de los pueblos nativos. A la segunda pertenecen las obras de los “cronistas” y de algunos poetas menores, La tercera abarca la literatura producida bajo el influjo dela Ilustración y engloba obras que llegan hasta los momentos finales de la Colonia y los comienzos de la época independiente. La literatura colonial de las dos primeras etapas exhibe una evidente pobreza cualitativa. Constituye, ante todo, parte de un proceso de “despegue” civilización al: el de las nuevas tierras novohispanas.
Se escribe en una lengua que aún no ha enraizado plenamente en lo americano y apenas sí manifiesta el sentimiento de pertenencia a una nueva entidad sociocultural. Representa, además el punto de vista del vencedor, y no la “visión de los vencidos”: es la voz del dueño hispano o de su prolongación: el criollo. Pertenece esta literatura a unas tierras en donde todo estaba en trance de hacerse, desde los edificios hasta las instituciones; en consecuencia, las letras aparecen como parte de este hacerse: son utilitarias, didácticas, sin que contengan salvo muy raros casos valores estéticos; éstos se buscan en la literatura hispana, cuyo desarrollo ofrece al lector de nuestras tierras nombres de singular valía, como Garcilaso, Cervantes o Quevedo, además del abundante caudal de las novelas pastoriles.
La estructura económica correspondiente a la primera etapa no era, por cierto, propicia para el florecimiento del arte literario. Nobles o plebeyos, los americanos estaban más preocupados por enriquecerse perfeccionar el sistema colonial de explotación que por dedicarse a la creación literaria strictu sensu. Conforme este sistema se consolida, irán apareciendo potas o narradores de mayor aliento. Pero, aún en el momento cuando la “voz guatemalense” comience a afirmarse, y nuestras letras configuren un proceso de crecimiento cualitativo, será posible advertir en ellas el rasgo colonial, la huella de la dependencia: habrá muchos caminos que recorrer, antes de llegar hallazgo de una literatura que trasunte, en contenidos y signos, rasgos esenciales de lo guatemalteco (y aún así, nuestras letras seguirán siendo la voz de una élite culturalmente desarrollado, la expresión de unos pocos letrados en un país de analfabetos).
Cuando llegue la Ilustración, nuestra literatura alcanzará un estilo más depurado y una mejor consistencia temática, así como un “sabor” más americano, manifestado en la actitud hacia los problemas de estas tierras y en el manejo de un idioma en el cual se advierte ya el mestizaje. Pero el sentido didáctico o utilitario, tan manifiesto en cronistas o catequistas, aumentará
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