Los Annos Del Tropel

Los años del Tropel de Alfredo Molano

"Comprendí que era demasiado pretencioso e hipócrita estar en todas partes, porque cada cabeza es un mundo, cada personaje tiene su verdad y es víctima de ella. Está consignada en su propio interés y ello es respetable y debe ser respetado en una historia." (pág. 11)

El texto de Alfredo Molano Los años del tropel se estructura a través de la voz de siete personajes que cuentan su historia, reconstruyendo así, a partir del recuerdo y de la experiencia personal y subjetiva de sus vidas, una historia más global del país en la llamada o conocida época de la violencia bipartidista que inicia en los años cuarenta. De esta manera, el concepto clave en esta obra es el de violencia, que Molano aborda no como “una patología” sino como posibilidad narrativa que permite “verla desde adentro, desde el ojo y desde el corazón de sus protagonistas y de sus víctimas” (9-10), y que el autor escoge como forma de participación política en los años cincuenta.

Para indagar en la violencia Molano realiza un trabajo de campo en el Valle del Cauca y en el norte de Boyacá a través de entrevistas abiertas. Es interesante anotar cómo para el autor el tratar de “encajar” las grabaciones, las narraciones y charlas con los actores en un informe o texto científico resulta complejo y esto es decisivo a la hora de escribir el texto final. Ante el dramatismo y el dolor de las experiencias y la viveza a la hora de narrar ¿cómo recurrir al rigor en el lenguaje y en la forma de presentar el texto? Molano en su prólogo señala cómo el último relato incluido “Los bombardeos de El Pato” y el hecho que lo produce en 1979 son los que le dan la clave acerca de la escritura del resto del texto: a través de la narración de una anciana que le habla con toda la intensidad y que revive en Molano las voces igual de vigorosas de los otros actores, dándole la pauta para la escritura. En este sentido, el autor apuesta por la subjetividad emanada de las narraciones de los personajes y esto le cuesta la crítica y el rechazo de la academia, lo que lo lleva a renunciar a sus estudios y a la sociología. El estilo que adopta el texto es entonces más cercano a lo literario gracias al color de los relatos de los protagonistas.

Estas historias contadas en la voz de los personajes nos permiten pensar el pasado desde perspectivas particulares y a la vez comprender ese fenómeno que hoy en día se repite en el nombre de otros actores. Cabe señalar que los personajes narradores de sus historias pertenecen a uno de los partidos, liberal o conservador o bien se movieron en ambos; en este sentido, podemos decir que Molano recoge no una sino diversas perspectivas, pensando no desde la polarización sino desde las visiones de unos personajes envueltos en situaciones que los llevaron por uno u otro camino, con referencias comunes como el asesinato de Gaitán o la masacre de Betania en 1949 y con personajes comunes para la historia colombiana como es el caso de León María y El Chimbilá.

El primer narrador es El Maestro, conservador que incluye en su narración la historia de León María y su relación con Rojas Pinilla, y que habla de cómo la violencia iba haciendo más violencia a causa de la venganza. Se perfilan así la red de relaciones entre los chulavitas, los pájaros, la policía y el gobierno, que con su accionar empujan al surgimiento de guerrillas liberales. El segundo narrador es José Amador, liberal, que con su historia evidencia el constante desplazamiento producto de la violencia que hace al personaje deambular de un lugar a otro y cambiar constantemente de oficio; ese deambular le permite reconstruir la manera en que vio llegar la violencia a los diferentes lugares en que vivió: Rovira, Ibagué, Palmira, Buga, Tuluá, Betania…

Efraín Barón, conservador, también da cuenta del desplazamiento producto de la violencia y señala cómo ésta “nunca estalló así como estalla un taco de dinamita en un barranco”, sino que fue “cayendo despacito, fue haciendo nudos, fue amarrando a la gente sin que se diera cuenta. Comenzó a caer por la noche y cuando despertamos estaba metida

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