Mi Hermana Elba Y Los Altillos De Brumal (cap. Los Altillos De Brumal)

La historia empieza con la protagonista (Adriana) volviendo al pasado, en concreto, al día 2 de octubre de 1954. Desde este momento ella empieza a narrar acontecimientos a lo largo del tiempo hasta llegar a su época actual.

La fecha anteriormente mencionada corresponde a la primera vez que enfermó, un hecho que la obligó a estar en la cama durante muchos días a causa de la enfermedad de la escarlatina.

Al cabo de un tiempo, ella se recuperó justo a tiempo para asistir al colegio por primera vez. Esta experiencia es recordada como desagradable ya que en un primer momento los compañeros y la profesora se mofaron de su apellido y después de un error al situar su lugar de origen. Al llegar a casa recordó haber mentido a su madre ya que quería contentarla.

En este momento, empieza a recordar a su figura materna como una mujer triste, taciturna que tenía muchos temores y por ello siempre se santiguaba y gemía. Aún así reconocía el cariño que esta le tenía, especialmente cuando ella caía enferma y la madre se quedaba junto a ella intentando espantar los enemigos invisibles. Esta, desde la muerte de su marido, se encerró en su oscuro mundo; pero a veces, hablaba de su familia de la que siempre quiso desprenderse.

A continuación, la protagonista recuerda que su madre vendió unos terrenos con los cuales consiguió dinero para que su hija fuese a la Universidad; un hecho que le produjo una gran alegría. La narradora decidió decantarse por el estudio de Historia pero sin mucho empeño, solo lo hacía por la deuda que tenía con su madre.

Un día, Adriana consiguió su licenciatura y en ese mismo momento su madre fallece. Ella destaca el no querer cerrar la caja porque su madre le parecía muy bella.

A partir de este momento se aprecia un cambio en Adriana, ella ya se independiza y olvidando sus estudios de historia decide dedicarse a la cocina, campo en el que tendrá bastante éxito y que la llevará a escribir un libro. Durante este período ella pide a sus lectores que le envíen recetas, tartas, confituras… Entre ellas un día descubrió una vasijilla mohosa que en probarla tenía un extremo sabor a fresa a pesar de que no parecía contenerla. Al mirarla con más detenimiento le pareció vislumbrar la palabra “BRUMAL” el nombre del pueblo en el que vivía.

Entonces, empezó a recordar todas las épocas pasadas que pasó en ese pueblo en el que todo era sombrío y frío. Finalmente se decidió a volver allí. Mas le costó encontrarlo ya que en un pueblo cercano nadie parecía conocer Brumal, hasta que en un casino un anciano le explicó a grandes rasgos donde se encontraba.

Finalmente llegó a Brumal y le dio la impresión de ser un lugar descuidado y desolado, de hecho no parecía haber mucha vida. Encontró un anciano sentado y decidió sentarse a su lado a pesar de no comunicarse. A continuación, se dirigió a una iglesia donde se encontró con

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