No voy a odiar
Enviado por Dark_Tskune • 21 de Mayo de 2016 • Resumen • 489 Palabras (2 Páginas) • 153 Visitas
Esta historia de un palestino que vivió el horror y la destrucción en la Franja de Gaza. Luego de haber perdido a sus tres hijas en enero de 2009 durante una incursión israelí en Gaza, el doctor Abuelaish dijo: “Si supiera que el sacrificio de mis hijas iba a ser el último en el camino a la paz entre palestinos e israelíes, podría aceptarlo”.
Como médico y como musulmán, Abuelaish tiene la convicción de que los doctores son mensajeros de la humanidad y de la paz. Así lo predica con el ejemplo. La ciencia médica lo impulsa a no perder la esperanza mientras el paciente esté vivo. El Corán le enseña a soportar el sufrimiento y a perdonar de buena fe, motivado por el espíritu de aquellos a los que ha perdido: “Dios no responsabiliza a ninguna alma más allá de su capacidad. El bien que haya realizado será para su propio bien y el mal que haya cometido será para su propio perjuicio” (3, 286). La ciencia le impone la necesidad de investigar para determinar las causas de nuestro fracaso en el viaje humano a la paz y la dignidad humana, y de anteponer la comprensión para mejorar la condición humana.
A los israelíes no les importa que sea palestino, lo que les importa es tener a alguien que les ayude con su problema médico. A los palestinos no les importa que trabaje en Israel, lo que les importa es tener seguridad en su vida y que sus niños reciban tratamiento médico cuando lo necesiten. Mucha gente da por sentado que palestinos e israelitas se odian, que cada lado quiere ver al otro desaparecer de la faz de la tierra.
El médico Abuelaish no era un desconocido en la sociedad israelí. Nacido y criado en Jabalia, un campo de refugiados de la franja de Gaza donde viven amontonadas miles de personas, logró forjarse un futuro a base de trabajo y fuerza de voluntad, pese a todo un mar de humillaciones. Recibió una beca para estudiar Medicina en El Cairo y se diplomó en el Instituto de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Londres. Completó su residencia en el hospital Soroka de Israel.
Por tratarse de una historia algo triste se podría o yo podría llamarla cruel me parece algo curiosa como este doctor puede seguir con ese optimismo a pesar de todo no entiendo si lo hace porque su fe lo mantiene de pie, su profesión así lo exige, o simplemente es lo único que puede hacer, no suelo leer mucho de estos libros y me son algo tediosos.
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