Oscar Wilde (1854 - 1900) - El retrato de Dorian Gray

ANTECEDENTES[pic 1]

Oscar Wilde (1854 - 1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés de cuyas capacidades intelectuales dan cuenta su prolífica creación literaria; principalmente en lo que respecta a obras de teatro y epigramas, aunque siendo más reconocido, por su novela El retrato de Dorian Gray.

Wilde es considerado el portavoz del movimiento artístico inglés de finales del siglo XIX, denominado esteticismo.  El esteticismo fue el movimiento literario surgido como oposición a las filosofías utilitarias y como reacción a la fealdad y el materialismo de la naciente época industrial, y el cual se basa – el esteticismo – en la premisa de que el fin último del arte es la exaltación de la belleza, priorizándola sobre la moral y todos los demás valores y en donde se primicia el vivir intensamente siguiendo el ideal de la belleza.

INTRODUCCIÓN

El retrato de Dorian Gray se publicó por primera vez en 1890, en pleno  periodo tardío – y decadente – de la época Victoriana, caracterizada por su tradicionalismo y elegancia.  En este marco, es posible entender que la obra de Wilde no recibiera calurosa acogida en aquella época, pues se le consideró como crítica punzante a los valores del establishment británico.

Esta es una obra literaria a la que los adjetivos de majestuosa, reflexiva, interesante, vigente, profunda, aguda, perspicaz y muchos otros más que su lector pudiera agregar, le son adecuados.  La considero una novela que debe leerse a partir de múltiples puntos de vista y marcos de referencia, atendiendo a todas sus connotaciones posibles, pues el hacerlo únicamente a la letra, no permite descubrir la totalidad de su riqueza.

En la novela, Wilde parece volcar sutilmente sus reflexiones personales, postulados sobre la vida y los de la corriente literaria del esteticismo – [pic 2]sensualidad, uso exacerbado de símbolos y efectos kinestésicos, es decir correspondencia entre palabras, colores y música – a través de sus personajes.

A medida que nos adentramos en su lectura, el prefacio, escrito por él mismo, cobra  relevancia y se torna bastamente comprensible, pues lo que posteriormente descubriremos nos ubica en envidiable posición para la puesta en escena de las vivencias y pensamiento del autor; revelando  sorprendentemente el estilo fresco en el que Wilde, el autor, participa activamente al interior de los diálogos de sus personajes, dotando de esta manera a su obra de una característica multidimensional y enriquecedora.  Esta yuxtaposición del autor con sus personajes, permite que él mismo se revele al lector, tal y como su propio personaje, Basil Hallward, lo expresa al inicio de la novela cuando indica que la obra del artista revela el alma de su creador.

CUERPO

A través de los personajes, Wilde expresa una gran cantidad de juicios de valor y de reflexiones: Wotton comúnmente expresa las ideas de una persona de muchas vivencias; interesado en el mundo como éste piensa realmente es y no como los convencionalismos sociales dictan que debe ser.  Lo anterior se hace patente al criticar la institución del matrimonio, condenándola a que en él sólo se es feliz mintiéndose mutuamente (pág.5) y, nuevamente, al catalogarlo como asesino del egoísmo y la individualidad (pág. 64).

De la misma manera, Wilde vuelca conceptos del esteticismo a través de  este personaje al exaltar el hedonismo en cuanto a olvidarse de lo moral y dedicarse a vivir cualquier experiencia que sea agradable a los sentidos.  Ejemplo de ello son sus diálogos iniciales con Dorian (cfr. PP. 16 a 18), al inducirle, sutilmente, en sus creencias respecto al concepto de pecado, las reglas sociales y los dogmas religiosos, por nombrar sólo algunos; sugiriéndole que el ser humano pierde de sí al atar su comportamiento a estos conceptos.  En el mismo orden de ideas, destaca la importancia de la belleza, otorgándole un supremo privilegio en [pic 3]sí y por sí misma, al grado de considerarla soberana sobre la razón (cfr. diálogo en la página 19); el cómo la vida debe copiar del arte y no al revés (pág. 69) y la exaltación de la música (musicalidad) en el arte (cfr. último párrafo de la pág.71 y pág. 75).

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