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Paráfrasis Popol Vuh, Por Partes.


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2013  •  3.807 Palabras (16 Páginas)  •  932 Visitas

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PRIMERA PARTE

Nos comienza narrando el principio, cuando todo era nada. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.

Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.

Ellos meditaron, reflexionaron, compartieron su pensamiento y acordaron que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.

Para realizar todo lo dicho, comenzaron con las preguntas ¿Cómo amanecerá? ¿Quién producirá el alimento? Etc...

El poder de la palabra, es algo muy fuerte, mágico y relevante y tan solo con eso comenzaron la creación, diciendo:

-- ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe, que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra!

-- ¡Tierra! -- dijeron, y al instante fue hecha.

Así solo con su palabra.

Todo lo que estaban haciendo merecía al instante gloria, pero ellos sabían que no la habría sino hasta que existiera el hombre.

Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas y en ellas brotaron rápidamente los cipresales y pinares.

Así crearon la Tierra Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra, los primeros que la fecundaron.

Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles (víboras), guardianes de los bejucos.

Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles (víboras), guardianes de los bejucos. Posteriormente les fue designado su hogar a cada uno.

Al final de todo esto les hicieron el mandato de que hablaran, gritaran, y ante todo que los alabaran e invocaran, pues esto era lo que los Dioses querían y al darse cuenta de que no era posible que hablaran se enfadaron y les dieron una maldición.

--Vosotros aceptar vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas.

Así dijeron, así será su suerte.

Volvieron a intentar que hablaran, pero nada se pudo hacer. Dado esto se les condeno entonces con mucha más furia a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la Tierra.

Hicieron la primera creación del hombre con lodo y tierra como carne. Se deshacía, no se movía, se caía, no movía la cabeza, al principio hablaba pero no se le entendía, era prácticamente inútil.

Al notar que no podía andar ni multiplicarse se consultaron entre sí preguntándose: ¿Cómo haremos para perfeccionar a nuestros adoradores e invocadores?

Les hablaron entonces a la abuela del día y la abuela del alba, llamadas así por el creador y formador. Hablaron y dijeron la verdad:

-Saldrán vuestros muñecos de madera; hablarán y conversaran en esta Tierra.

Y así fue, al instante fueron labrados.

Existieron, se multiplicaron, tuvieron hijos e hijas, pero no tenían almas.

No se acordaban de su Creador y de su Formador. Estaban secos, por esta razón ya no pensaban en los que les daban el ser y los cuidaban. Estos fueron los primeros hombres que habitaron en gran número la Tierra, pero cayeron en desgracia. Los aniquilaron, los deshicieron, les dieron muerte, una muerte terrible, en condena por su ingratitud. Y se dice que su descendencia es el mono y por esta razón se parece al hombre, siendo la muestra de una generación hecha de madera.

(Los siguientes capítulos de la primera parte se desviaron de la creación, contando la destrucción de los seres soberbios y orgullosos, siento que debo contarlo porque ahí es donde se comienza la mención de Hunahpú e Ixbalanqué, personajes relevantes en esta historia)

La soberbia y los defectos existen en la Tierra desde antes de que nosotros la habitáramos, siendo los mismos dioses que se peleaban entre ellos, un ejemplo claro es Vucub-Caquix que al notar las fallas en la creación del hombre se alzaba y se sentía un ser grande ante todas las creaciones, se sentía sol y luna, con un gran resplandor. Esa era su única ambición, ser grande.

Esto era notado por los verdaderos dioses, entre ellos los honorables y humildes Hunahpú e Ixbalanqué a quienes su actitud no les parecía correcta y decidieron darle muerte.

Lo harían causándole una enfermedad, acabándose todas sus riquezas.

--Y también así lo harán todos los hombres, porque no deben envanecerse por el poder ni la riqueza. Así será dijeron.

Vucub-Caquix tenía dos hijos: Zipacná y Cabracán, siendo estos iguales de orgullosos que su padre.

Hunahpú e Ixbalanqué mataron a Vucub-Caquix, sacándoles los dientes y en lugar de ellos le pusieron maíz. Y por último le reventaron las niñas de los ojos y acabaron quitándole su riqueza. Así murió.

Su hijo Zipacná había sido responsable de la muerte de ¡Cuatrocientos muchachos! Por lo que los corazones de Hunahpú e Ixbalanqué se llenaron de rencor y lo mataron. Fue vencido al pie del cerro el segundo de los soberbios. Solo por un prodigio.

Sólo falta el tercero de los soberbios: Cabracán, le dieron un pájaro a comer, siendo este su ruina, se le aflojaron las piernas y las manos, quedándose sin fuerza, enseguida los muchachos lo amarraron, lo botaron al suelo y lo enterraron.

¡Que maravillosas su hazañas de Hunahpú e Ixbalanqué!

SEGUNDA PARTE

Ixpiyacoc se casó con Ixmucane y tuvieron dos hijos varones: Hun- Hunahpú y Vucub-Hunahpú. Vucub- Hunahpú permaneció soltero y no tuvo hijos.

En cambio, su hermano Hun-Hunahpú se casó con Ixbaquiyalo y a su vez tuvieron dos hijos también varones: Hunbatz y Hunchouén.

Los hermanos Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú se llevaban muy bien. Les gustaba jugar a los dados y con los hijos de Hun-Hunahpú jugaban por equipos al juego de pelota. La pelota era de caucho y los jugadores utilizaban muchos ornamentos y protecciones.

Vivían felices y contentos todos en la misma casa, abuelos, hijos y nietos, hasta que un día muere Ixbaquiyalo y los niños Hunbatz y Hunchouén quedan bajo el cuidado de su abuela paterna, Ixpiyacoc.

Un día estaban jugando en el camino

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