Reencuentro comienza en Alemania

Todos recordamos la horrible época en donde Hitler controlaba Alemania, ya hemos escuchado esa historia muchísimas veces,  una época llena de tragedia, muerte y sufrimiento, algo muy repetitivo a mi punto de vista aburrido.  Me gustaría suponer que la mayoría de las personas han leído el diario de Ana Frank, un relato donde la pequeña nos cuenta la transformación de su vida muy normal, a una desgracia, como lo fue llegar a los campos de concentración. “Reencuentro” que es el libro que afortunadamente se cruzó en mi camino, no es otro típico del estilo de Ana. Debo confesar, que a mí en lo personal, no me gusta para nada el tema de los nazis, soy una persona muy sensible que no le gusta escuchar de masacres ni nada por el estilo, y cuando voltee el libro para leer la parte de atrás y vi que hablaba de judíos, me desanime mucho, pero sin embargo, tenía que cumplir con la tarea, y empecé a leerlo con una actitud positiva, que después eso actitud se convirtieron  en lágrimas y posteriormente, me dejo con la boca abierta.

“Reencuentro” comienza en Alemania, un chico judío de 16 años llamado Hans Schwarz, está relatando que vio entrar a su salón de clases a un chico nuevo, lo primero que noto fue que su vestimenta era muy fina, al momento de presentarse dijo que era Conde Van Hohenfels Konradin, heredero de una familia muy importante. Hans, deseaba hablar con él, algo le decía que podían ser muy buenos amigos, y así fue, platicaban sobre todos los temas posibles al alcance de jóvenes, siempre a la salida se esperaban para ir a sus casas juntos y en su momento tenían que tomar caminos diferentes.

Un día, Hans invito a Konradin a su casa, le presento a sus padres y en su cuarto platicaron y admiraron una colección de monedas que el guardaba. Hans invito a Konradin varias veces a su casa, pero Konradin nunca le correspondía, Hans moría de curiosidad por entrar a su casa, él no sabía porque nunca lo había sido invitado, hasta que un día ya no pudo contenerse y le reclamo, para su sorpresa, este lo invito a pasar, no estaban sus padres en casa, pero ellos fueron directo a la recamara de Konradin a hacer lo de siempre. Hans volvió a ser invitado otras veces, pero lo curioso es que nunca estaban sus padres en casa.

Había una función en el teatro y la familia de Schwarz  tenía boletos, para su sorpresa, la familia Hohenfels había honrado con su presencia, pero cuando Konradin paso por un lado de Hans sin hacer ninguna señal de su existencia este se indignó mucho, él pensaba que su amigo se avergonzaba de él, y cuando le reclamo, Konradin le tuvo que confesar que su madre era una antisemita, y no le permitía la amistad con él, el luchaba por cada segundo que pasaba con Hans, no era culpa de él, pero no podía ver a su propia madre destrozada por la idea de que un judío era amigo de su hijo , su padre tampoco lo apoyaba, pero no se mortificaba tanto como su madre.

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