Reflexiones
Enviado por yenife • 7 de Julio de 2012 • 5.409 Palabras (22 Páginas) • 338 Visitas
Jack Canfield & Mark Victor Hansen Sopa de pollo para el alma
pareja de ciegos era, simplemente, llegar sanos y salvos al otro lado de la calle.
Su obstáculo eran ocho filas de coches que se dirigían directamente hacia ellos.
Y, sin embargo, sin titubeos, sin pánico, siguieron avanzando hasta alcanzar su
meta.
También nosotros podemos seguir adelante en pos de nuestros objetivos,
poniéndonos orejeras para evitar ver los obstáculos que se interponen en
nuestro camino. Sólo necesitamos confiar en nuestra intuición y dejarnos guiar
por otros que quizá los vean con mayor claridad.
Por último, aprendí a apreciar verdaderamente el don de la vista, algo que
con demasiada frecuencia había dado por sentado. ¿Podéis imaginaros lo
diferente que sería la vida sin vuestros ojos? Procurad por un momento
imaginar cómo sería tener que atravesar una calle atestada de tráfico sin poder
ver. Pensad con cuánta frecuencia nos olvidamos de los dones, tan simples
como increíbles, que nos brinda la vida.
Me alejaba de aquel cruce y lo hacía con más conciencia de la vida y con
más compasión hacia los demás de la que tenía al llegar allí. Desde entonces, he
tomado la decisión de estar realmente atento a lo que sucede mientras me
ocupo de mis actividades cotidianas y uso los talentos que Dios me ha
concedido para ayudar a otros menos afortunados.
Mientras sigues tu camino por la vida, hazte un favor: demora el paso y
tómate tiempo para ver, para ver de verdad. Párate y contempla lo que está
sucediendo a tu alrededor en ese momento, ahí mismo, donde estás. Puede ser
que te estés perdiendo algo maravilloso.
Jeffrey Thomas
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Jack Canfield & Mark Victor Hansen Sopa de pollo para el alma
Si tuviera que vivir otra vez mi vida
En las entrevistas con ancianos y con enfermos terminales no se refleja que esas
personas lamenten las cosas que hicieron, sino que siempre están presentes las
cosas que lamentan no haber hecho.
La próxima vez me atrevería a equivocarme más.
Me relajaría más y haría más ejercicio.
Me permitiría ser más tonto de lo que he sido en esta ocasión.
Me tomaría en serio muchas menos cosas.
Correría más riesgos.
Viajaría más.
Escalaría más montañas y nadaría en más ríos.
Comería más helados y menos judías.
Tal vez tendría más problemas reales, pero menos imaginarios.
Fíjate que yo soy una de esas personas que llevan una vida sensata y
cuerda, hora tras hora y día tras día.
Oh, yo he tenido mis momentos, y si tuviera que volver a empezar,
procuraría tener más. En realidad, trataría de no tener nada más que momentos.
Viviría tantos años adelantándome a cada día.
He sido una de esas personas que nunca van a ninguna parte sin llevar el
termómetro, la bolsa de agua caliente, el impermeable y el paracaídas.
Si tuviera que empezar de nuevo, iría más ligero de equipaje.
Si tuviera que volver a vivir, empezaría a andar descalza a comienzos de la
primavera y así me quedaría hasta finales del otoño.
Iría a más bailes.
Daría más vueltas en carrusel.
Cortaría más margaritas.
Nadine Stair (85 años)
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Jack Canfield & Mark Victor Hansen Sopa de pollo para el alma
Los dos monjes
En una peregrinación dos monjes llegaron al vado de un río. Allí, vestida con
sus mejores galas, se encontraron con una muchacha que evidentemente no
sabía qué hacer, porque el río estaba crecido y ella no quería mojarse la ropa.
Sin pensárselo dos veces, uno de los monjes se la cargó a la espalda, la llevó al
otro lado del río y allí la dejó sobre terreno seco.
Luego, ambos monjes siguieron su camino, pero, pasada una hora, el otro
monje empezó a quejarse:
—Indudablemente, no está bien tocar a una mujer; va contra las reglas tener
contacto con mujeres. ¿Cómo has podido ir contra las reglas de la vida
monástica?
El que había cargado con la muchacha siguió andando en silencio, hasta
que finalmente dijo:
—Hace una hora que la dejé en la orilla del río; ¿por qué sigues todavía
cargando con ella?
Irmgard Schloegl
The Wisdom of Zen Masters
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Jack Canfield & Mark Victor Hansen Sopa de pollo para el alma
Sachi
Poco después del nacimiento de su hermano, la pequeña Sachi empezó a pedir a
sus padres que la dejaran sola con el nuevo bebé. Como ellos temían que, al
igual que la mayoría de niños de cuatro años, la pequeña estuviera celosa y
quisiera golpear o sacudir a su hermano, le dijeron que no. Pero Sachi no daba
señales de celos. Era bondadosa con el bebé y pedía cada vez con más urgencia
que la dejaran a solas con él. Finalmente, los padres decidieron permitírselo.
Jubilosa, la niña entró en la habitación del bebé y cerró la puerta, que sin
embargo se abrió apenas, dejando una rendija, suficiente para que los curiosos
padres pudieran observarla y escucharla. Entonces pudieron ver cómo la
pequeña Sachi se acercaba silenciosamente a su nuevo hermano y, acercando su
rostro al de él, le decía en voz baja:
—Bebé, cuéntame cómo es Dios, que yo ya estoy empezando a olvidarme.
Dan Millman
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El regalo del delfín
Estaba sola, buceando en un lugar con una profundidad de unos doce metros,
pero me sentía tan segura de mí misma que estaba decidida a correr el riesgo.
Había muy poca corriente y el agua estaba tibia, transparente—, una invitación.
De repente tuve un calambre y descubrí inmediatamente lo imprudente que
había sido. Aunque procuraba mantenerme serena, tenía unos calambres en el
estómago que me doblaban en dos. Intenté quitarme el cinturón de lastre, pero
no podía alcanzar el cierre. Como me estaba hundiendo, empecé a sentirme
cada vez más asustada e incapaz de moverme. Al mirar mi reloj me di cuenta de
que en muy poco tiempo me quedaría sin aire. Intenté masajearme el abdomen.
Aunque no llevaba traje de buceo, no podía enderezarme ni llevar las manos
hasta los músculos acalambrados.
«No puede ser que me pase esto —pensé—.
...