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Reseña De "Bestiario"


Enviado por   •  9 de Mayo de 2013  •  2.227 Palabras (9 Páginas)  •  315 Visitas

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Bestiario

Bestiario es un conjunto de ocho cuentos escritos por Julio Cortázar. Lo que une a las distintas historias, es que en todas hay algo Bestial, absurdo u horroroso; hay algo que no tiene explicación lógica y, sin embargo forma parte de la realidad que se cuenta.

Como punto de partida para la siguiente reseña, citaré un ejemplo de un hecho bestial que se encuentra en Circe: “Los dedos se separaban, dividiendo el bombón. La luna cayó de plano en la masa blanquecina de la cucaracha, el cuerpo desnudo de su revestimiento coriáceo, y alrededor, mezclados con la menta y el mazapán, los trocitos de patas y alas, el polvillo del caparacho triturado” (Pág. 197).

En este cuento, la protagonista es una joven llamada Delia Mañara; había tenido dos novios que murieron y la gente del barrio decía que ella los había matado. Mario es un vecino del barrio que se hace amigo de Delia, aunque su madre y su familia se oponen. Luego, la familia Mañara se mudó de casa y Mario la iba a visitar; los fines de semana salían a pasear. Ella vestía de luto.

Delia tiene mucha afinidad con los animales, se le acercan y ella puede predecir su muerte; murió el gato y el pez ; de chica jugaba con arañas: “Todos se asombraban, hasta Mario que les tenía poco miedo” (Pág. 185).

Con el tiempo Delia dejo el luto y volvió a sus ocupaciones; lo que más le gustaba era preparar bombones; se los daba de probar a Mario pero sus padres nunca los comían: “Los Mañara no quisieron probarlos, seguro de que les haría mal, pero estaba como transfigurada mientras Mario sorbía…” (Pág. 189). Mario le compraba los elementos para hacer bombones, así los padres no gastaban dinero.

Un día Mario recibió unos anónimos, para que no se case con Delia, pero el padre le dijo que no era nada.

Delia preparó un bombón para que Mario probara; cuando lo mordió, una pasta de cucarachas y veneno había en su interior. Delia gemía ansiosa; Mario le apretó el cuello para que no gritara. Los padres espiaban desde la cocina, y Mario murió: “Igual que Héctor y Rolo se iba y se las dejaba” (Pág. 198).

Hay que aclarar que el titulo “Circe” se refiere a una hechicera que aparece en La Odisea y se caracteriza por envenenar la comida.

Otros de los cuentos donde aparece lo Bestial relacionado con animales es Carta de una señorita en París. El protagonista es un hombre que por un tiempo va a vivir en el departamento de si amiga Andreé, que se fue a París. Los días que vive allí, el protagonista escribe varias cartas a Andreé, sobre lo que le pasa; las deja en el escritorio para cuando ella vuelva.

El hombre tiene un problema: cada tanto, vomita un conejo, “Todo es veloz e higiénico, transcurre en brevísimo instante. Saco los dedos de la boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco” (Pág. 139). En su casa, controlaba la situación; los alimentaba con trébol y después los regalaba a una vecina.

En el departamento, vomitaba conejos más seguidos; el primero, fue el día que llego; lo escondió en el bolsillo para que Sara, la mucama, no lo viera. Pensó en matarlo dándole alcohol para beber, pero no se animó y los conejos se fueron multiplicando: “Comprendí que no podía matarlo. Pero esa misma noche vomité un conejito negro. Y dos días después uno blanco. Y a la cuarta noche un conejito gris” (Pág. 141).

El hombre escondió los conejos en el armario. “De día duermen. Hay diez” (Pág. 141). Cuando regresaba de su trabajo (era traductor) sacaba a los conejos que andaban por toda la habitación. Cuando fueron once la situación se le volvió insoportable. Los conejos destruyeron los libros, las alfombras y los muebles. Todo esto lo dejó escrito en las cartas; también escribió, en forma indirecta, que tiraría a los conejos por el balcón y se suicidaría: “No creo que les sea difícil juntar once conejitos salpicados sobre adoquines, tal vez ni se fijen en ellos, atareados con el otro cuerpo que conviene llevarse pronto, antes de que pasen los primeros colegiales” (Pág. 146).

También lo animal aparece en Cefalea. En este cuento, unos hombres crían en el campo cercano a Puán unos animales llamados mancuspias. Piensan venderlos y ganar dinero. Leonor y Chango los ayudan a cuidar a las mancuspias, unos animales extraños que son lactantes pero tienen pico, pelaje y comen avena.

Estos hombres cuentan una serie de síntomas y enfermedades que sufren; anotan lo que sienten para luego entregar esas anotaciones al doctor Harbín. La cefalea es lo peor que les podría pasar: “mientras no pase de esto y no aparezcan las cefaleas, podemos seguir” (Pág. 171).

La gente del pueblo no se les acerca porque creen que criar mancuspias trae mala suerte. Leonor y Chango huyen con el sulky y el caballo. Luego, un policía les devuelve el sulky pero sale asustado cuando ve a las mancuspias.

Un día todo se descontrola: los animales se matan entre ellos y escapan de los corrales; están enfermos: “Las mancuspias rondan la casa, inútil repetirnos que están en los corrales” (Pág. 178).

Los hombres empiezan a sentir los síntomas de la cefalea y a cada rato leen el manual de medicina. Afuera las mancuspias aúllan y rodean la casa; “El cráneo comprime el cerebro como un casco de acero. Algo viviente camina en círculos dentro de la cabeza. (Entonces la casa es nuestra cabeza)” (Pág. 181). Parece que las mancuspias actúan igual que la cefalea.

En el cuento llamado Bestiario, también aparece un animal (un tigre) que expresa lo bestial. La protagonista es Isabel, una niña que irá a pasar las vacaciones en el campo de la familia Funes que se llama los Horneros. Isabel tiene problemas de salud y el viaje al campo le hará bien. Además va a jugar con Nino, el niño de la familia.

Los Funes son hermanos: Luis (padre de Nino), el Nene que es el soberbio y el mal carácter, y Rema, la hermana que se ocupa de la casa.

Isabel tomó el tren en constitución; viajó sola y el capataz Nicanor fue a buscarla.

En el campo Isabel y Nino jugaban: Juntaban hormigas, plantas y caracoles. A Isabel le dieron un lindo cuarto, pero vio que algo raro sucedía ya que había un tigre que andaba por la casa; alguno avisaba donde estaba el animal para no ir allí: “Un peón avisó que el tigre estaba en el jardín, entonces Rema tomo a los chicos de la mano y entraron todos a comer” (Pág. 216). Isabel se da cuenta de que

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