SURGIMIENTO DEL DERECHO

Luego de esta breve presentación pasemos a considerar el problema en sí. Intentaremos, por tanto dar respuestas- de acuerdo con la teoría marxista del Derecho- a las siguientes preguntas las mismas que cuotidianamente se plantea un hombre común y corriente: ¿Qué es el Derecho; cuál es su naturaleza; como y cuando surgió; cuales fueron las etapa de su desarrollo, qué papel juega en la sociedad: existirá Derecho en el comunismo, etc. ?

Antes de entrar a la exposición en detalle creo necesario dejar explicado que adoptaremos las tres pautas o reglas siguientes:

En primer lugar, para tratar científicamente el problema del derecho- así como cualquier otro problemas de ciencia social- y no perdernos en el fárrago de detalles intrascendentales seguiremos a Lenin quien no se cansó en recomendar que no se debe olvidar el nexo histórico fundamental, analizando cada problema desde el punto de vista de la historia de su desarrollo hasta lograr captar su estado actual.

En segundo lugar, no olvidemos ni por un instante que el elemento esencial para comprender correctamente el problema del Estado y del Derecho es su carácter de clase y que tanto uno como el otro constituyen el reflejo inmediato de las relaciones económicas de la sociedad.

Y, en tercer lugar, estimamos que el Estado y el Derecho gozan de independencia relativa, es decir, que luego de surgir sobre la base de un determinado sistema económico el Estado y el Derecho repercuten de manera más o menos considerable sobre su base económica consolidándola o llegando incluso hasta modificarla. “El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc. Descansa en el desarrollo económico- explicaba Engels a W. Borgius en carta de fecha 26 Enero 1894. – Pero todos ellos repercuten también los unos sobre los otros y sobre su base económica. No es que la situación económica sea la causa lo único activo, y todo lo demás efectos puramente pasivos. Hay un juego de acciones y reacciones, sobre la base de la necesidad económica que se impone siempre en última instancia. “(V. también Carta de Engels a Bloc de fecha 21-22 de septiembre de 1890).

Durante mucho tiempo se ha considerado al Derecho como una revelación de la voluntad divina o como la fuerza metafísica superior, externa o interna (Dios, Razón, Naturaleza, Estado, etc.) que gobierna el destino de los hombres. Se le ha estimado también como una institución al servicio de la cultura y de la civilización, de la justicia y la cooperación social, cuya función seria impedir el dominio de la autocracia y el despotismo en la sociedad. En nuestros días dichos juicios no han variado o sustancialmente. Muchos juristas y políticos burgueses siguen afirmando, unos que es una ‘’facultad interna’’ (Derecho Subjetivo) propia del ser humano y otros que es una ‘’facultad externa’’ (Derecho Objetivo) propia del Estado que lo utilizan para el reajuste pacifico de los conflictos sociales y para la organización y planificación razonables de la vida de los individuos en sociedad. Un ejemplo en el Perú del primer caso lo tenemos en la concepción del conocido jurista Mario Alzamora Valdés, enemigo jurado del marxismo, quien inspirado en Tomas de Aquino, el filósofo medieval de la religión cristiana, afirma en sus obras que el Derecho es una ‘’facultad moral’’ de la persona humana dirigida esencialmente a la defensa de aquellos bienes que le corresponden en orden a la realización de su fin racional, fin que radica en la ‘’razón eterna’’, fuerza superior y divina que impulsa al ser humano a obrar y regula su conducta social.

Hay también juristas actuales que consideran al Derecho como un instrumento de coacción utilizado por el Estado, es decir, admiten el vínculo político-jurídico pero limitados por sus intereses de clase o su formación académica no logran precisar el nexo del Estado y el Derecho con los intereses de la clase dominante y con la estructura económica de la sociedad.

Toda esta gama de definiciones, que se mueven dentro de los marcos del idealismo jurídico burgués o pequeño burgués, no hacen más que ocultar la auténtica naturaleza del Derecho, falsear su esencia clasista. No podía ni puede ser de otro modo. Presentar al Derecho como lo que es, expresión material, descarada y violencia, de la supremacía de una clase,

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