Ser Jurista Y Abogado

En la ciencia jurídica es frecuente que se haga la diferencia entre lo que es un abogado y un jurista. Por abogado estamos comprendiendo a secas, a quien defiende y aboga por su cliente, trabaja para él, le dedica su sapiencia y capacidades a cambio de una contraprestación. Por su parte, en lo que refiere al jurista, se dice que en esta persona, encontraremos al científico del derecho. Cuando vemos las grandes obras ó textos, en los que se sustenta el derecho que se enseña en las facultades donde se imparte la licenciatura, vemos la diferencia.

Los abogados no son científicos del derecho. Solo tenemos un concomimiento amplio, sobre cada tema, el cuál debemos saber con exactitud en que casos lo vamos a aplicar para defender a nuestros clientes, puesto que nuestro deber es actuar cómo si fuésemos ellos mismos, es decir defender sus intereses como si fueran nuestros propios intereses, pero en un termino medio, sin hacernos nuestro el problema. Un jurista, puede de pronto tener un conocimiento enorme del derecho, porque es un estudioso del el, pero no tanto en virtud a una retribución, o brindar sus servicios legales a determinada persona o institución, sino que aquí tenemos a alguien que asume su condición de experto no para provecho de un interés particular, sino que se coloca en un plano superlativo, donde lo que se habrá que invocar serán los principios que su ciencia, en este caso la ciencia jurídica, busca preservar.

Ambos son necesarios, La sanidad de la convivencia humana requiere de los dos.

El Derecho se ubica en el mundo del querer de las conductas humanas o del “deber ser”, por lo cual este ámbito se ubica en el campo de las disciplinas humanísticas de amplio espectro o influencia en todos los ámbitos de la vida individual y social.

El libro de la profesora Dora García Fernández habla de un sinfín de caminos que la persona estudiosa del derecho podrá tomar, ya que esta carrera es muy noble, y nos ofrece una muy amplia gama de lo que podemos realizar en este campo. Pero a mi en lo personal, el texto que más me llamó la atención fue el de “el abogado consultor” Una satisfactoria vertiente del quehacer profesional del jurista, son las funciones de consultoría, es decir, el trabajo del abogado consultor. El autor Carlos Cabreara Beck nos habla de que muchos se imaginan que sólo se recurre al abogado ante la presencia de pleitos o controversias, cuando es imprescindible atender una causa legal o una Litis y que esa es la auténtica función del abogado, razón por la cual muchos lo ven como un “mal necesario” o alguien prescindible hasta que resulta imposible. Es muy conocida aquella expresión “entre abogados te veas”, Sin embargo de la percepción anterior, puede argumentarse que el mejor abogado no es el que lleva mejor los pleitos e incluso los gana, sino el que tiene la capacidad de prevenirlos y evitarlos, o bien el que

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