Síntesis del mono desnudo

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¿De dónde procedemos?, ¿Cómo ha sido la evolución del hombre?, ¿por qué?, ¿cuál fue el proceso?. Estas preguntas dan desarrollo al primer capítulo de este libro.

El mono desnudo  como tres palabras, se refiere al hombre en la actualidad, ¿pero qué llevó al primitivo a perder el pelo, a caminar en forma bípeda, a desarrollar su capacidad cerebral, a cazar?, en pocas palabras; ¿cómo fue la transformación física y cultural de nuestros ancestros?.

Según investigaciones científicas el hombre actual, proviene de un animal mamífero de la familia de los primates, el cual ha ido evolucionando por diferentes situaciones. En primer lugar se encuentran nuestros antepasados más antiguos registrados denominados “Sahelanthropus Tchadensis” quienes según investigaciones, existieron hace aproximadamente 7 millones de años, vivían en zonas boscosas y selváticas, se alimentaban de hojas y frutos, pues era fácil conseguirlos, siendo éstos nómadas dentro del mismo hábitat, con el afán de perseguir sus alimentos. Poco a poco, las condiciones climáticas mundiales, dieron pie a que estos primates migraran hacia otro tipo de hábitat  con condiciones climáticas diferentes, lo que ocasionó cambios físicos en ellos, dichos cambios fueron notorios en lapsos de millones de años, no es que fuera de la noche a la mañana.

Para cada especie de primates a lo largo de la evolución, siempre hubo algún cambio en su hábitat y en el clima, que los obligó a migrar a otras zonas, y dependiendo la zona y la situación climatológica, sería el cambio físico que presentarían.

La respuesta a ¿cómo perdimos el pelo? no ha sido aun descubierta, hay varias teorías, pero la más aceptada pudiera ser que nuestros antepasados hubieran comenzado a nadar con el fin de conseguir alimento marino, entonces dicha práctica a través de los años, pudo haber ocasionado la pérdida de pelo, pues es más fácil nadar sin el, pero ésta, como mencioné anteriormente, es solo una teoría.

Pasados  millones de años, hasta hace aproximadamente 800 mil años, nuestros antepasados evolucionaron a una nueva forma de vida y morfología (biológica), que denominaron: “homo sapiens”.

El homo sapiens desarrolló rasgos físicos y  parecidos a los del hombre actual, como su capacidad de razonamiento, caminar en dos piernas, disminución del tamaño de la mandíbula, menor masa muscular, posición frontal de los ojos, etc. Éstos además de comer hojas, frutos, semillas y huevos, comenzaron a comer carne.

Todos los cambios físicos se presentaron debido a las diferentes necesidades competitivas para cazar, pues sus oponentes tenían rasgos especiales que les facilitaba esta actividad. Así fue como poco a poco por las condiciones climáticas, la escasez  de alimento, y la forma de vida, fueron obligados a adoptar posiciones corporales adecuadas para subsistir.

Además de los cambios físicos, inventaron herramientas y artefactos útiles en madera y piedra, descubrieron el fuego; lo que les permitió cocinar sus alimentos y protegerse del frío y de los depredadores, hicieron las primeras obras de arte (pinturas rupestres) que utilizaban para recrear estrategias de caza.

Adoptaron una forma sedentaria de vida, puesto que se comenzaron a formar familias donde la madre se quedaba en “casa” a hacerse cargo de las labores domésticas y de la crianza de los hijos, además de la recolección de frutos, mientras que los machos se disponían a cazar para posteriormente regresar con la carne y ofrecerla a la familia. Comenzaron a sentir fidelidad por sus parejas, lo que les permitiría  una mejor convivencia entre familias.

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Se puede decir que hay cierto ritual para llegar a la copulación (aunque no siempre es así, en algunos casos ocurre de manera inversa), primero se debe formar la pareja, el hombre debe cortejar a la mujer de distintas maneras posibles para llamar su atención, ya formada la pareja, sigue la fase pre-copulativa, donde el tacto, los labios y el olor juegan un gran papel sexual; pueden comenzar con besos, lengüetazos, o chupar ciertas áreas del cuerpo como las mejillas, los labios, los órganos sexuales tanto del hombre como de la mujer, para llegar a un punto de excitación que de pie a la cópula.

La cópula a su vez consta de la inserción del pene en la vagina de la mujer, el hombre puede posicionarse encima de la mujer y esta a su vez debe abrir las piernas, aunque la práctica sexual actualmente tiene variaciones en cuanto a las posiciones, el hombre empuja su pelvis en dirección a la pelvis de la mujer, repetidamente y con variación del ritmo, así hasta lograr un orgasmo, principalmente en el hombre y en algunos casos en la mujer. Durante el acto sexual, el ritmo cardiaco aumenta, al igual que la temperatura entre los cuerpos, produciendo así un rubor sexual en el hombre y la mujer, aunque mayormente en la mujer, y una vasodilatación, por consiguiente, el órgano genital femenino tiende a hincharse, pero solo es un efecto propio de el acto sexual, que posteriormente desaparece.

El proceso de maduración sexual de la mujer comienza aproximadamente a los 10 años, aunque en algunos casos es a los 13, y todas a los 19, en los hombres es un año más tarde, siendo así a los 11 años, y con seguridad a los 13  años y 10 meses. Aunque la maduración orgásmica en los hombres comienza antes de los 20, aproximadamente a los 15 años, mientras que de las mujeres,  es entre los veinte y los treinta.

La actividad sexual en nuestra especie  es más intensa que en la de los demás primates, la sexualidad entre nuestra especie y en la de los monos, es distinta en muchos aspectos, por ejemplo: en la hembra del mono (la mona), no alcanza el orgasmo, pues su practica es meramente reproductiva, mientras que en la hembra de nuestra especie sí, la mujer es la única de nuestra especie que puede llegar al orgasmo y lo hace por placer, pero ¿cómo comenzó esta practica placentera?.

Como mencioné en el capítulo anterior, el macho era el encargado de la caza, mientras que la mujer, se encargaba de los retoños, el macho debía tener la certeza de que su mujer le sería fiel y así evitar conflictos entre familias, así que comenzó el proceso de enamoramiento y por consiguiente la copulación la convirtió en una practica para reforzar el lazo entre pareja y no a la reproducción como en sus inicios.

Otro aspecto que contribuyó a reforzar dichos lazos, fue el tamaño de los senos y las nalgas, que las mujeres tenían como atributos sexuales y que llamaban la atención de sus hombres, aunque esto, entre la sociedad, fue haciéndose privado con el tiempo, ya que el mostrar su atributos femeninos en público, pudiera dar pie a  incitaciones sexuales a otros machos. A partir de que los hombres, eran ya hombres inteligentes y pensantes, decidieron que cubrir sus partes intimas, era la mejor forma de anular dicha incitación sexual, así que comenzaron a utilizar ropa. Aunque con el paso del tiempo, dicha práctica fue un tanto contradictoria, porque se comenzaron a utilizar  ciertos métodos sexuales artificiales, por ejemplo: una mujer quiere cubrir sus senos, entonces utiliza un sostén, acentuando la forma de sus senos, otro ejemplo sería la cirugía plástica en el trasero. Estas practicas aunque cubren sus partes íntimas, siguen acentuando e incitando el deseo sexual en los hombres, lo que nos regresa al punto en que partimos.

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