Teoria De La Literatura
Enviado por mleandrolv • 8 de Junio de 2014 • 1.914 Palabras (8 Páginas) • 283 Visitas
Introduccion
Los métodos de estudio de la literatura más extendidos y florecientes se preocupan de su marco, su medio ambiente y sus causas externas y en este sentido, toda la historia y todos los factores ambientales contribuyen a la formación de una obra de arte. Aunque el estudio extrínseco puede encaminarse a interpretar la literatura a la luz de su contexto social y de sus antecedentes, en la mayoría de los casos se convierte en explicación casual que pretende dar la razón de la literatura, explicarla y, por último, reducirla a sus orígenes (la “falacia de los orígenes”).
La mayoría de los estudiosos tratan de aislar una determinada serie de acciones y creaciones humanas y de atribuir sólo a ella una influencia determinante en la obra literaria. Entre estos hay un grupo de estudios que tratan de explicar la literatura en función del ZEITGEIST (de una quintaesencia espiritual de la época, de un ambiente intelectual o clima de opinión, de alguna fuerza unitaria extraída de las características de las demás artes), estudios que podrían denominarse como “ergocéntricos”.
Las relaciones de la literatura con las bellas artes y con la música son sumamente variadas y complejas. A veces la poesía se ha inspirado en cuadros, en esculturas o en composiciones musicales. Al igual que las cosas y las personas tras obras de arte pueden convertirse en temas de poesía. Ocioso es decir que los poetas han tenido sus teorías propias sobre pintura y sus preferencias por determinados pintores, que cabe estudiar y relacionar más o menos con sus teorías y gustos literarios. El tema constituye un amplio campo de investigación que sólo en parte se ha explorado en decenios recientes. A su vez la literatura puede convertirse, claro es, en tema de la pintura o de la música, sobre todo de la música local y descriptiva, del mismo que la literatura, en particular la lírica y la dramática, ha colaborado íntimamente con la música.
La literatura ha intentado lograr concretamente los efectos de la pintura, convertirse en pintura verbal, o ha tratado de producir el efecto de música, de transformarse en música. La poesía ha tratado incluso de conseguir efectos escultóricos. Algún critico, como Lessing en su Laocoonte o sobre los limites en la pintura y la poesía e Irving Babitt en su New Laokoon, puede deplorar esta confusión de géneros, pero no cabe negar que las artes han tratado de tomarse efectos unas a otras y que en medida considerable lo han logrado.
El termino “ escultórico”, aplicado a la poesía, aunque sea de Landor, de Gautier o de Heredia, no es más que vaga metáfora con que se quiere decir que la poesía da una impresión algo semejante al efecto que produce la escultura griega: frescura del mármol blanco o del yeso de las copias, quietud, reposo, líneas recortadas, claridad,; pero hay que reconocer que la frescura en poesía es cosa muy distinta de la sensación táctil del mármol, o de la reconstrucción imaginativa de la percepción de blancura; que la quietud en poesía es cosa muy distinta de la quietud en escultura. Cuando se califica de “poesía escultórica” la “ Ode to Evening” de Collins no se dice nada que implique relación real alguna con la escultura.
Más dudoso parece que la poesía pueda producir los efectos de la música, aunque es opinión muy extendida que si puede lograrlos. Analizada detenidamente la “musicalidad” del verso resulta ser cosa completamente distinta de la “melodía” en la música: significa una disposición de estructuras fonéticas, el evitar la acumulación de consonantes o simplemente la presencia de ciertos efectos rítmicos.
La relación entre la música y la poesía verdaderamente grande resulta bastante tenue si se piensa en el ejemplo que aportan las partituras musicales inspiradas en ésta, así sean las más logradas. Los poemas de estructura bien trabada, sumamente compacta, no se prestan para letra de composiciones musicales, pero la poesía pobre o mediocre, como muchas de las composiciones de Heine en su primera época y de Wilhelm Muller, ha servido de letra para las mejores canciones de Schubert y Schumann. Si la poesía tiene alto valor literario, su empleo como letra de una composición musical tiene a veces por consecuencia que sus formas queden borradas o desfiguradas por completo, aunque la música tenga valor por si misma. Existe, sin duda, colaboración entre poesía y música: pero la poesía más excelsa no tiende a ser musical ni la música más sublime necesita de palabras.
Los paralelos entre las artes que se ciñen a las reacciones individuales de un lector o espectador y se limiten a describir alguna semejanza de nuestras reacciones ante dos artes distintas nunca se prestarán a la verificación, por lo que no contribuirán a adelantar nuestro conocimiento. Pero el “clasicismo” ha de significar cosa muy distinta de lo que significa en literatura, por la sencilla razón de que, cuando la literatura se forjaba con los preceptos y practicas de la antigüedad, no se conocía música clásica (excepto contados fragmentos) que pudiera determinar la evolución de la música.
La escultura y la arquitectura quedaron determinadas por modelos clásicos y sus derivados en medida mucho mayor que las demás artes, comprendida la literatura. Así, teorías e intención consciente significan cosa muy distinta en las diversas artes y no dicen nada o dicen muy poco sobre los resultados concretos de la labor de un artista: su obra y el fondo y forma concretos de ésta.
La comparación de las artes a partir de su común fondo social y cultural. Es sin duda, posible acortar el terreno común temporal, local o social, que nutre las artes y las letras, y señalar las influencias comunes que sobre ellos obran. Muchos de los paralelos que se establecen entre las artes solo son posibles porque desatienden el fondo social radicalmente distinto a crean o reclaman un determinado tipo de arte pueden ser
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