Tres capitulos de Los relampagos de agosto.
Enviado por MayraCepeda • 8 de Marzo de 2017 • Resumen • 406 Palabras (2 Páginas) • 867 Visitas
Del capítulo I al III de Los relámpagos de agosto, Jorge Ibargüengoitia.
Mayra Nathaly Cepeda Vázquez.
El texto son memorias del comandante Lupe quien ha sido nombrado Secretario Particular de la Presidencia en base a sus valores y buen juicio, y porque el general de División, Marcos González era su amigo y le debía dos favores. Al día siguiente decide irse de Juárez a la ciudad de México en tren, donde se encontró al general Macedonio Gálvez, quien había sido corrido del país por el presidente González cuando tomo protesta, y había vivido en Amarillo, Texas por los últimos ocho años. Invitándolo a comer en la parada diez, comieron y antes de que el tren saliera Macedonio se fue y le robó la pistola. Al día siguiente, se enteró que su presidente había fallecido.
Al bajar del tren, pidió prestado un teléfono al jefe de estación y llamó a su amigo German Trenza, a quien le notifico sobre lo sucedido y saber qué es lo que podían hacer. Se fue a la casa de su amigo comentando que la única figura política oficial era Vidal Sánchez. Y se fueron a la casa del fallecido, al llegar con la viuda Zenaidita González le dijo al general Lupe que su presidente había por último que quería que su reloj de oro fuera para él, pero se lo había robado Pérez H. De regreso a la habitación donde estaban velando al difunto se encontró con Vidal Sánchez, quien lo invito a que lo visitara en el palacio de gobierno. Lo invitaron a pasar al comedor donde se discutía a quien le quedaba el puesto de presidente, resolviéndolo con el arreglo de un interino para Artajo, quien arreglaría la elección. Y después fueron llamados porque iniciaría el cortejo fúnebre.
En el panteón se vino una lluvia, y fue el 16º Batallón de infantería quien cargo la caja, Vidal Sánchez dio un discurso el cual no le pareció al general Lupe. Acabo el discurso y todos se fueron mientras el general buscaba la salida en la oscuridad del panteón, Pérez H. merodeaba con una linterna y caminaron juntos. El general lleno de enojo hacia él le pregunto sobre el reloj y Perez H. le contesto que no sabía de lo que hablaba y al ver una fosa recién cavada lo aventó retirándose de ahí rápidamente mientras le gritaban por ayuda. Al día siguiente la cámara nombro al abogado Perez H. como presidente interino.
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