Relampagos De Agosto

“Relámpagos de Agosto” del autor Jorge Ibargüengoitia, es una parodia de la Revolución Mexicana, ésta historia inicia en el año de 1928, en la ciudad de Vieyra, donde habita el General José Guadalupe Arroyo, quien recibe una invitación por parte del presidente electo para visitar la ciudad de Mexico y unirse a su gabinete, fungiendo como su secretario particular.

es por ello, que decide viajar a la capital y aborda un tren, encontrándose a la mañana siguiente, con la sorpresiva noticia de que el presidente electo ha muerto. Arroyo se reúne con el General Trenza y juntos asisten al velorio, la viuda le comenta a Arroyo que le heredó su reloj de oro, pero que éste fue robado y sospecha de Eulalio Perez.

Arroyo se reúne con sus compañeros de armas que acuerdan convencer al presidente Vidal Sánchez para que nombre presidente interino al General Artajo, quien arreglaría las elecciones para que resultara electo como presidente el General Arroyo.

Después del funeral Arroyo se encuentra en el panteón de Dolores con Eulalio Perez, es ahí cuando le reclama sobre el robo del reloj y lo empuja a una fosa, abandonandolo ahí mientras Eulalio grita pidiendo ayuda.

Al día siguiente, la Cámara en sesión plenaria de emergencia nombra presidente interino a Eulalio Pérez H. Los desconcertados Generales deciden visitar al presidente Vidal Sánchez para felicitarlo; Arroyo no está de acuerdo y tampoco está dispuesto a disculparse con Eulalio por lo sucedido la noche anterior.

Cuando regresa a su hotel le entregan una nota y un bulto; la viuda de González le mandaba el reloj de su marido que había encontrado en una cómoda. Arroyo recibe un citatorio y se reúne con el presidente Vidal Sánchez quien le explica sus planes para consolidar un gobierno revolucionario y lo designa jefe de la zona militar de Vieyra para controlar a los cristeros.

Eulalio asume la presidencia interina y el nuevo Ministro de Guerra y Marina es Vidal Sánchez.

En su nuevo cargo, Arroyo debe investigar sobre el origen de la propaganda católica y combatir a los cristeros, pero se ve limitado por las confusas ordenes de Vidal Sánchez.

El ahora presidente, Eulalio Perez convoca en marzo de 1929 a nuevas elecciones, en las cuales Juan Valdivia se postula como candidato del PRIR. Vidal Sánchez convoca a todos los Generales y les comunica que les está prohibido pertenecer a cualquier partido político y poco después renuncia al Ministerio de Guerra y Marina porque planea unir todas las fuerzas políticas en un partido único, cuyo candidato a la presidencia sería Valdivia.

El 23 de julio el candidato Valdivia decide cerrar la campaña en su mansión en Cuernavaca; una vez ahí reunidos, les avisan que hay tropas en la carretera, Valdivia intenta llamar por teléfono a los diplomáticos invitados al evento pero las líneas están cortadas. Cunde el pánico y los Generales

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