Un Grito Desesperado

BARQUISIMETO ESTADO LARA

ENSAYO

UN GRITO DESESPERADO

EDUCACION PARA PADRES

Darwin Carrasco

16-04-2015

Introducción

La Familia representa el núcleo central de la sociedad, de este modo, todo lo que acontece en la familia repercutirá de alguna manera en la sociedad misma. Familia y Sociedad van unidas; la familia es la unidad básica de la sociedad y por ello desempeña un papel fundamental en la transmisión de los valores culturales y éticos como elementos del proceso de desarrollo.

Por ello, en el documento sobre la familia Juan Pablo II (1981) exponía que: “la familia posee vínculos vitales y orgánicos con la sociedad, porque constituye su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio a la vida”. (P. 42). Y más concretamente esta afirmación deja entrever que, puesto que es de las familias de donde nacen los ciudadanos, éstos encuentran en ella la primera escuela de las virtudes sociales, que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad misma.

Sin embargo, en los tiempos actuales esta institución viene sufriendo importantes cambios y serios problemas que amenazan la integridad de la misma, específicamente se menciona el hecho de la desintegración familiar. Desde esta perspectiva, el presente ensayo, apoyado en el texto de “un Grito Desesperado” de Carlos Cuauhtémoc, trata sobre aquellos principios, normas y leyes que deben guiar a la familia para la salvación y reeducación de la misma. Formar una familia es una aventura, educar a la misma es un arte. Solos quienes se atreven a ser valientes y superarse a sí mismos, son capaces de triunfar en la obra más sublime que le puede tocar a un ser humano.

Desarrollo

En primer lugar es importante considerar el hecho de que la institución familiar se encuentra esencialmente ordenada a transformar un organismo biológico en un ser humano, incluida su dimensión social, como los valores que dan consistencia a la vida humana, en especial la experiencia de "ser persona", todo lo cual se aprende y desarrolla en la familia.

En este orden de ideas, según Cuauhtémoc (2007) “todo se origina en el seno familiar, si la familia se corrompe, la sociedad, el país, el mundo entero se corrompe” (P. 152). Así, si la sociedad actual carece de valores éticos, morales y culturales esenciales, no solo para la supervivencia de orden biológico, sino para la vivencia de una experiencia totalmente humana y humanizadora, es reflejo de lo que está aconteciendo en el seno familiar.

En este sentido, aquellos jóvenes, como el de la novela citada, que ataca a una profesora dando muerte al hijo que llevaba en sus entrañas, es producto y resultado de una familia no operativa, como dice el mismo autor (Ob Cit.): “el joven que me atacó es producto de una sociedad corrupta, que a la vez es el resultado de familias torcidas”. (P. 15). Es por ello que se hace necesario que muchos padres y sistemas educativos se replanteen que clase de educación están impartiendo en sus hogares; es necesario hacer caso a lo que plantea la ciencia de la psicología humana, como lo describe el autor en cuestión: “caminar por la vida arrastrando en el subconsciente las laceraciones que deja una mala educación es como escalar grandes montañas llevando a cuestas un baúl lleno de basura”. (Ob. Cit. P. 39).

Por otra parte, al buscar esta educación tan necesaria, hay que remontarse al universo, en primer lugar porque el hombre es parte del mismo, consecuencia y fruta de su evolución; pero sobre todo por la ejemplaridad de las leyes que lo rigen, de tal manera que funciona con perfecta armonía y equilibrio. De este modo, “toda la creación se rige a base de leyes. Nadie puede desafiar a las leyes, el que lo haga sufrirá las consecuencias de la trasgresión” (Ob Cit. P. 96). Siguiendo estos lineamientos, es preciso señalar que toda familia para que pueda funcionar normal, operativa y justamente, con base en la formación del individuo como persona, necesita un sistema de leyes como aquellas que se plantean en el libro antes citado.

Así, la primera ley que al autor presenta es la Ley de la Ejemplaridad; como bien lo expresa el autor citado “los hijos cargaran en el subconsciente, durante muchos años, los patrones de conductas

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