Un vistazo al abismo humano

Naturaleza, arquitectura y hombre se confunden y se vuelven indisolubles en imágenes inquietantes construidas para escenificar un misterio. Al lado de sus dibujos góticos, Victor Hugo nos pregunta: «¿Quién está triste, la naturaleza o nosotros?».

Melancolía romántica, en Con la literatura en el cuerpo, de Alberto Ruy Sánchez

Belleza, melancolía y una vista gótica de la realidad; conceptos con los que Alberto Ruy Sánchez (Ciudad de México; 1951) hace referencia a la visión que Victor Hugo (Francia; 1802-1885) tenía del ser humano y su conexión con la naturaleza y el mundo. Se sabe que el arte gótico (siglos XII al XV) coincide en tiempo con la crisis de la Edad Media (siglo XIV), con el resurgimiento de las ciudades y el desarrollo de órdenes religiosas, así como con las herejías y la crisis de la escolástica, estos elementos influyeron en creaciones dentro de la arquitectura, escultura, pintura y artes decorativas.

Victor Hugo, a quien se atribuyen variados talentos y notabilidad como dramaturgo y poeta, fue dibujante y paisajista influenciado por el estilo gótico, al que llevó más allá de sólo ser un estilo artístico; en sus dibujos no sólo muestra el paisaje a simple vista, existe en ellos un abismo que representa las heridas abiertas y la oscuridad del ser humano dentro de su simpleza.

   Hace unos días, cuando veía la película Stoker, de Chan-Wook Park (Seúl; 1963) escuché una frase que llamó mi atención: durante una clase de dibujo, el profesor indicaba a sus alumnos que debían de ver el interior del objeto que entonces trabajaban. Para lograr esto era necesaria una excelente concentración, sólo así conseguirían penetrar el objeto y observar su interior. Encuentro una gran similitud entre esto y las exigencias de Baudelaire (Francia; 1821-1867) para todo buen paisajista; tener la capacidad de traducir un sentimiento.

Nuestro autor, sin duda cumplió con tales exigencias tanto en la literatura como en la pintura; siendo sus dibujos una magnífica expresión melancólica. En ellos influyen tres importantes elementos: la naturaleza, el hombre y la arquitectura. Al ver dichas pinturas, puede contemplarse presente al hombre sin siquiera estarlo, logra transmitir la presencia de éste por la carga de sentimientos que hay en cada escena representada. Si, por ejemplo, en tal dibujo están el mar y las rocas, el hombre no es sólo quien observa el cuadro desde afuera, sino que es él mismo, el mar y las rocas; no está el hombre como algo físico, sino como emoción.

«El pasado sólo es bello así, en ruinas» (Hugo, en Con la literatura en el cuerpo de Ruy Sánchez, 2008). Con esta frase, la arquitectura gótica de sus cuadros es vista como naturaleza con historia, siendo él quien se preocupara por la conservación de construcciones antiguas; mostrando un gran interés en éstas por la presencia de un pasado en ruinas que sigue vivo.

     A través de la contemplación de cada paisaje, Victor Hugo pudo dibujar objetos reales de la naturaleza a los que llamó «la conmoción de lo real». A partir de esto comprendí que la melancolía puede aliarse a la observación y, así, convertirse en una verdadera expresión artística que, a pesar de lo trágico que se sienta todo a mi alrededor puedo transformar toda esta tristeza en algo hermoso y trascendente. Ideo que, tal como él lo hizo, puedo limitarme a soñar, a contemplar el mundo y tratar de comprender su misterio, pasar la vida entre un signo de admiración y otro de interrogación.

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