Uso Del Op. Cit. Para Las Bibliografías

ENSAYO DEL PAPIRO AL HIPERTEXTO

El Op. Cit.

La expresión latina opere citato ('en la obra citada'), cuyo apócope es op. cit., a menudo considerada derivada de opus citatum ('obra citada'), es el término usado para aludir en una nota a una cita anterior, siempre y cuando no sea la inmediata anterior; es decir, entre op. cit. y la obra a la que se refiere, ocurren una o varias interferencias. Se puede usar también la expresión en castellano (obra citada), cuya abreviatura es «ob. cit.»

Ejemplos:

Heisenberg, Werner, Physik and Philosophie, Buenos Aires, La Isla, 1990, pág. 46.

Jäger, Werner, Paideia, México, Fondo de Cultura Económica, 1996, pág. 108.

Heisenberg, op. cit., pág. 119.

Jäger, op. cit., págs. 123-124.

Recuérdese que sustituye únicamente el título de la obra y los demás datos bibliográficos (editorial, lugar de edición, año de edición, etc.); por lo tanto, para el uso del op. cit. siempre debe indicarse el nombre del autor (o sólo su apellido) antes de la locución.

El Op. Cit. Es una herramienta usada en los libros para evitar que el lector sea llevado en la cita de las fuentes a repetir incesantemente las mismas informaciones, así como al escritor, y el lector no pierda el tiempo teniéndose que regresar a buscar páginas atrás.

Otro recurso adaptado por la MLA (Modern Languaje Association), organización Norteamericana que agrupa a los especialistas del lenguaje, es el ubicar las listas de obras citadas en orden alfabético al final del libro y remitir a ella en el cuerpo del texto haciendo seguir simplemente toda cita por una remisión al nombre del autor, la fecha de publicación de la obra y el numero de página. De ésta manera donde el lector abra el libro, en pocos segundos puede localizar precisamente la fuente mencionada en el cuerpo del texto. Lo único que puede ser molesto, es que en vez de un número al final del párrafo, se lea un largo paréntesis para determinar la fuente de la cita.

Aunque a veces puede afectar el hilo de la lectura, no siempre es así, sin embargo el lector con frecuencia siente la necesidad de buscar las citas. A menudo el lector puede hacer caso omiso de las notas, pero el lector erudito a veces tendrá que seguir dos textos a la vez, por esta razón algunos pugnan por la eliminación de las notas de pie de página, ya que afectan la continuidad de la lectura; por o tanto es trabajo del lector poder jerarquizar su lectura, centrando su atención en lo que le parece más importante y dejando de lado lo que no lo es para él.

En un hipertexto , la nota al pie no existe como tal, pero es un objeto d e enlace con otro fichero; en virtud de tal funcionamiento se ha comparado este medio con un sistema de remisión de notas, ya que las entradas , en principio, están ubicadas en un mismo plano, por o menos en el modelo multisecuencial, y se llaman mutuamente; lo cual pone al lector en la disyuntiva : vale la pena interrumpir el hilo de la lectura para ir a consultar la nota o será posible ignorarla.

LECTURA INTENSIVA Y EXTENSIVA O LOS DERECHOS DEL LECTOR

El modo en que leemos siempre ha tenido el mismo patrón desde la primera mitad del siglo XVIII, decir leer de punta a punta, de modo de asimilarla por completo, Juan Jacobo Rousseau revela en las Confesiones los espantos que le ocasionaban las lecturas de juventud.

“La falsa idea que tenia de las cosas me llevaba a creer que para leer fructíferamente un libro había que tener todos los conocimientos que éste suponía. Muy alejado estaba d pensar que muy a menudo el propio autor no

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