Walter Riso
Enviado por marioleoneljim • 27 de Febrero de 2014 • 34.059 Palabras (137 Páginas) • 363 Visitas
Walter Riso - PENSAR BIEN SENTIRSE BIEN.
La mente humana tiene una doble potencialidad. En ella
habita el bien y el mal, la locura y la cordura, la compasión
y la impiedad. La mente puede crear la más deslumbrante
belleza o la más devastadora destrucción, puede ser la causante
de los actos más nobles y altruistas o la responsable del
egoísmo más infame. La mente puede dignificar o degradar,
amar u odiar, alegrarse o deprimirse, salvar o matar, soñar hasta
el cansancio o desanimarse hasta el suicidio.
Como veremos a lo largo de este libro, la mente humana
no es un dechado de virtudes a la hora de procesar la información.
Tal como sostenía Buda, ella es la responsable principal
de nuestro sufrimiento. El conflicto es claro: no podemos
destruirla ni prescindir de ella radicalmente, pero tampoco
podemos aceptar la locura y la irracionalidad sin más. La complejidad
de la mente no justifica resignarnos a una vida de
insatisfacciones, miedos e inseguridades.
¿Qué hacer entonces? Conseguir que la mente se mire a sí
ttúsma, sin tapujos ni autoengaños, para que descubra lo absurdo,
lo inútil y/o lo peligroso de su manera de funcionar.
Que se sorprenda de su propia estupidez. Para cambiarla mente
debe hacer tres cosas: (a) dejar de mentirse a si misma (realismo),
(b) aprender a perder (humildad) y (c) aprender a discriminar cuándo
se justifica actuar y cuándo no (sabiduría). Realismo, humildad
y sabiduría, los tres pilares de la revolución psicológica.
Puedes liberarte de las trampas de la mente y crear un
nuevo mundo de racionalidad, donde la emoción esté incluida.
Un pensamiento razonable y razonado que te lleve a crear
un ambiente motivador donde vivas mejor y en paz contigo
mismo. No me refiero al Nirvana o al Paraíso terrenal, sino a
una vida bien llevada, la buena vida de los antiguos.
¿Es posible cambiar la mente? Mi respuesta es un contundente
sí. Podemos revertir el proceso de irracionalidad que
comenzó hace cientos o miles de años.Tenemos la capacidad
de hacerlo. Basta ver las "mutaciones mentales" que ocurren j
en un sinnúmero de personas que han logrado sobrevivir al
situaciones límites. Tenemos el don de la razón, de la refle-j
xión autodirigida, de la autobservación, de pensar sobre lo que j
pensamos. Somos capaces de damos cuenta de los errores y desapren-\
der lo que aprendimos. Ésa es mi experiencia como terapeuta.
Este libro es el producto de años de investigación en el|
área cognitiva del comportamiento, es decir, del sistema de pro-\
cesamiento de información humano, tanto en la actividad clínica:
como en la vida académica. Mi intención ha sido divulgar los j
avances mas importantes en Terapia Cognitiva para que el]
público se informe e intente aplicar algunos principios que ha
demostrado ser especialmente útiles en un sinnúmero de tras-I
tornos psicológicos y dificultades de la vida diaria. Creo que|
la psicología cognitivo-comportamental ha evolucionado
mucho en el último cuarto de siglo y ya es hora de que intentemos
hacer promoción y prevención de salud psicológica.
Pensar bien, sentirse bien va al encuentro de los antiguos y
representativos racionalistas sin oponerlos a la moderna terapia
cognitivo-informacional. Creo que el auge de la Nueva
Era y ciertas corrientes postmodernas y postracionalistas (que
piensan que la emoción prevalece sobre la razón) han creado
una sene de malos entendidos sobre la importancia del pensamiento
racional en el proceso del bienestar humano. Para
algunos fanáticos (que nada tienen que ver con el movimiento
de la inteligencia emocional, el cual respeto mucho),"pensar
racionalmente" es improductivo y poco recomendable. Pero,
si el pensamiento está out, no tenemos esperanza de cambio.
Toda la investigación actual en psicología apunta a lo mismo:
á pensáramos mejor, actuaríamos mejor.
Esto no implica negar la importancia que la emoción y el
afecto tienen en el comportamiento humano. Habrá ocasiones
en las cuales pensamos mal porque nos sentimos mal y otras en
las que nos sentimos mal porque pensamos mal El énfasis dependerá
del caso. Si sufres de un síndrome premenstrual, pensarás
mal porque te sientes mal (es posible que te invada el pesimismo
0 que empieces a ver a tu marido como el peor de los idiotas).
Pero si padeces de un trastorno obsesivo compulsivo, es muy
Probable que pensar mal hará que te sientas mal. No se trata de
negar el pensamiento, sino de aprenderlo a usar, de ponerlo
en su lugar y potenciar sus posibilidades.
La compleja capacidad de razonar con la que contamos!
nos aleja de nuestros antecesores animales, no importa lo que j
digamos y las analogías que pretendamos establecer a partii
de las similitudes bioquímicas halladas con los primates. Elj
problema no sólo es cuantitativo, sino cualitativo. Nadie niega]
que algunos primates también tengan cierto nivel de auto-|
conciencia, peré en el ser humano la capacidad de autorre-j
flexión alcanza un grado notable de expansión que, entre otras 1
muchas cosas,le permite preguntarse por el sentido de la vida,|
trascender psicológica y espiritualmente y mostrar una creatividad
sin límite.
La mente inventa la cultura, o mejor, es la cultura.Tal comol
decía Fromm, tenemos la capacidad de vivir en una contra-]
dicción permanente entre lo que en verdad somos y lo que 1
quisiéramos ser. Provenimos de la naturaleza, pero nos aleja-J
mos de ella en tanto somos individuos que se piensan a síf
H
mismos, capaces de amar y dar nuestra vida por un ser queri-|
do o un ideal, contradiciendo el más elemental instinto del
supervivencia. Amor y razón, los motores de la humanización A
Odio e irracionalidad, la fuerza deshumanizante, el retroceso^
la involución.
El texto consta de tres partes y dos anexos prácticos.
La Parte I se refiere a la Testarudez de la mente y su resiste
al cambio. Aquí, partiendo de los hallazgos más recientes en ell
procesamiento de la información en humanos, intento mos
trar cómo la mente es un sistema que se autoperpetúa a sí;
mismo
...