Beethoven

1.- “LA INFLUENCIA E IMPACTO QUE HA CAUSADO LA NOVENA SINFONIA EN EL MUNDO CONTEMPORANEO”

En el año de 1822, la sociedad filarmónica de Londres hizo el encargo a Beethoven para que creara una nueva sinfonía, habían pasado casi 10 años desde la última que publico, la octava, sin embargo el estreno de esta no fue sino hasta 1827.

Esta sinfonía de Ludwig van Beethoven, la novena y última, ha servido de inspiración para tantos personajes importantes de la historia, los cuales han expresado su admiración por el compositor y su monumental obra.

Antón von Bismark “el canciller de hierro” dijo alguna vez: “si oyera esta música a menudo, sería más osado”

Y ansioso por que su compañía experimentara las mismas sensaciones de valentía que él, hacía que la novena sinfonía fuese tocada regularmente, tal es el grado de esta admiración de esta persona por la novena sinfonía, que decide llamarla “sinfonía Bismark”, así como así…

El compositor Wagner era un ferviente adorador de Beethoven y su música, en su propia biografía él dijo: “si me fuera posible, destruiría toda la música clásica del pasado, excepto a Beethoven y en especial la novena sinfonía, pues es en verdad el único grito humano de amor universal que existe…”.

El anarquista Bakunin favorecía toda la destrucción de los valores occidentales, todos menos el mensaje que la novena sinfonía de Beethoven transmitía para él.

Se sabe que tanto el compositor Wagner y el anarquista Bakunin eran pensadores y activistas sociales y que en su amistad con Engles, ellos no solo compartían puntos de vista si no formas de pensar y el tema de la novena sinfonía de Beethoven era el preferido de ellos.

A pesar de la insistencia de Engles sobre el atractivo del himno a la alegría, los marxistas no estaban tan animados de usar la novena sinfonía como símbolo musical de este movimiento social. En su lugar eligieron una composición llamada “la internacional”,

Aun así el compositor Pierre Degeyter y el letrista Eugene Pottier comentaron: “no tratamos de competir con Beethoven, en realidad ambos somos grandes creyentes de su música y su mensaje, creo que en realidad haría falta más de una “internacional” para competir con la novena”.

Engles aun así proclamo: “en la gran lucha proletaria por la igualdad, brilla la divina chispa de la alegría. El día en que la humanidad, libre y madura por la lucha del socialismo proletario sea educada al sonido universal del himno de la novena, el día en que sea el credo de su alma, entonces el arte de Beethoven al fin volverá de donde vino; la vida”.

En días posteriores a la primera guerra mundial, Arthur Nikish estableció que todos los 31 de diciembre se interpretara la novena sinfonía en Leipzig, desde entonces el himno a la alegría es tocada cada año a las 12 en punto.

En el año de 1927 a 100 años de la muerte de Beethoven, el presidente de los Estados Unidos Calvin Cooledge, participo personalmente en los festejos por el centenario luctuoso; declarando:

“Beethoven fue un verdadero demócrata, y su mensaje es vital en nuestros tiempos”.

En Alemania, el 30 de enero de 1933 Adolfo Hitler derrota a el mariscal Hindenburg; el afirmo: “hoy hay lágrimas en todas las familias alemanas, pero Beethoven nos enseñó que aquel que puede abrirse a su música, ¡no será abatido!”.

“él nos reconforta en nuestro sufrimiento y nos acompaña en todas las vicisitudes de la vida”.

Durante la era Nazi, solo las obras musicales de compositores alemanes como Wagner y Beethoven seria tocadas en las reuniones del Reich. La novena sinfonía fue la más tocada y pedida, incluso era interpretada en el cumpleaños de su principal dirigente, Adolfo Hitler.

Richard Strauss, director de orquesta alemán, presidio el primer festival musical de la era Nazi; y poco antes de comenzar la novena sinfonía se dirigió al público presente y declaro: “la música es el idioma que une a todos los pueblos, y nos demanda amarnos y respetarnos los unos a los otros”.

Hanns Eisler satirizando al nazismo y usando una frase del himno a la alegría, reclama: “todos los hombres son hermanos… menos, claro, todos los pueblos cuya tierra queremos anexar. Y los judíos, los negros, y otros que sería largo enumerar”.

Con esto Eisler se proclama discípulo de Beethoven a quien ve como el primer músico antifascista.

Por su parte Mussolini, principal representante de la corriente fascista, reúne en Italia a un gran número de músicos para interpretar el himno a la alegría, en total reúne a 7 mil músicos para tocar esta melodía y aun así afirma: “todo esto es poco para Beethoven”.

La difusión de la novena sinfonía de Beethoven, se incrementaría notablemente después de las muertes de Hitler y Mussolini.

La idea de Engles de adaptar el himno a la alegría como un himno representativo de una sociedad, no fue un hecho sino hasta 1971, cuando el consejo europeo adopto la resolución 462, que convierte al cuarto movimiento de la novena sinfonía, como himno de Europa.

En el año de 1989, recién caído el muro de Berlín, la novena sinfonía es tocada para celebrar la unión de las dos Alemanias, y durante la interpretación el tenor decide cambiar las palabras “Alegría” por “Libertad.

A lo largo del tiempo la novena sinfonía de Beethoven ha inspirado a pensadores, músicos, filósofos, espiritualistas, políticos, a líderes que en común ven atributos de virtudes dignas del cielo mismo, tal vez su forma de interpretar a Beethoven fue distinta, unos de otros, tal vez Ludwig van Beethoven al escribir sus obras buscaba una manera de que las personas se proyectaran en ellas y cada uno tuviera esa forma de apreciar el arte y la música a su manera.

Es indiscutible la belleza que la música de Beethoven ofrece en cada composición, al igual que otras composiciones de cualquier otro compositor de esa época de música clásica.

Aun así es indiscutible que los ideales puestos en la “oda a la alegría” son únicos e universales, aunque cada persona los interprete de distintas formas, la idea primaria que fue el sentimiento de los sublime combinado con lo humano, expresado perfectamente en la música, anclado a los sentimientos como amor, alegría, felicidad, esperanza, fe, así como cualquier otra propiedad significativa que se le encuentre; forman una de las obras musicales más increíbles y sobretodo revolucionarias que el mundo haya tenido la dicha de escuchar.

El apreciar cualquier composición de Beethoven es equivalente a entrar a una meditación profunda, cerrarse a un mundo cambiante y caótico para entrar en uno regido por las percepciones y sentimientos; es común que la música nos haga

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