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Beethoven y Schubert


Enviado por   •  7 de Abril de 2013  •  5.199 Palabras (21 Páginas)  •  254 Visitas

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Hoy es día 26 de febrero del 2012 han pasado con rapidez los años; pero no se me olvida el día que estuve con el diablo.

Hoy se cumplen 310 años del día en que vi por primera vez esta tierra, y tengo grabado en mi espíritu la imagen de mi madre y de la partera.

Naci limpio, limpio espiritualmente, pero con los años habría de tener un encuentro yo con el demonio. Este encuentro me inspiro para escribir mi obra maestra por la que vagamente se me ha recordado a través de la historia y un poco mas por los melomanos. Ill Trillo del diávolo.

Desde el mundo de las tinieblas he conocido el desarrollo de la música , a través del tiempo desde que naci cuando imperaba el barroco tardío de Johann Sebastian Bach, que después se desarrollo en un clasicismo donde fue la cuna del genio aquel, Mozart, el cual se podría decir es alumno mío, ya que su padre Leopold uso mi tratado “Regole per arrivare a saper buen sonar il violino” con profusión en su “Ecole de Violon”, el mismísimo método usado para la enseñanza de su pequeño niño prodigio.

Después un romanticismo invadió el espíritu musical y unas inmensas ganas llenaron al compositor de expresar su entorno y sentimientos con su música, produciendo grandes maestros como: Beethoven y Schubert.

Con el impresionismo vi que el siglo XIX llegaba a su fin, dejando su huella en la música el gran Debussy entre otros grandes compositores para dar paso al siglo XX, que fue el último siglo del segundo milenio de nuestra era. El último siglo de una sociedad cambiante, igual de cambiante que la propia música. Fue una época de innovación, Stravinski nos deleita con su acida y distemporanea música, Arnold Schoenberg nos presenta su dodecafonismo, distanciándose por primera vez totalmente de la tonalidad. Una época de desarrollo, donde un Varese nos lleva de la mano por las más extravagantes disonancias que resuelvan en aun mas disonancias sin perder del todo el sentido musical. Una época de redescubrimiento y replanteamiento, sucitándose un regreso a la tonalidad y dándose un interés amplio por la música antigua tal como lo hizo Sibelius.

En estos momentos el serialismo y el atonalismo son la cúspide musical en este momento, pero yo barroco recalcitrante que incursione que en los inicios del clasicismo no considero del todo agradable ese tal atonalismo ya que no creo que llene de gloria una época como las corrientes del pasado. Pero los tiempos cambian, y así la música como la mentalidad de las personas.

Yo viví en este mundo 78 años y el resto de los 310 años que han pasado desde que llegue a la tierra los he vivido olvidado, desde un mundo espiritual que no se puede ver ni tocar y yo desde este mundo si puedo ver y apreciar todo lo que sucede en mundo terrenal.

Los mas grande que paso en mi vida amorosa es el encuentro que tuve con mi musa, Elizabetta, pero lo más grande que paso en mi terrible y maravilloso mundo musical, fue el encuentro que tuve con el mismísimo demonio, pues fue el quien me dio las armas para revolucionar el mundo de la música, cuya proeza no se me ha reconocido del todo y muy pobremente en este siglo XXI

Elizabetta fue la causa de un dolor profundo sobre mí ser, pues deje de verla para encerrarme y perderme en el mundo de la música, la cual me llevo a aquel macabro encuentro.

El hecho de que yo haya aceptado un pacto con Satanás ha traído como consecuencia que yo este penando durante más de 200 años después de mi muerte.

Por eso esta hoy mi espíritu vagando por encima del mundo y su gente; he sido testigo de revoluciones, de guerras de un país contra otro, de guerras mundiales; mi espíritu ha presenciado hambre y miseria en todas las épocas y en todos los países. He visto como se han derrumbado reinos, he visto que han subido dictadores y han caído; me he dado cuenta durante siglos de la furia incontenible de los pueblos que claman justicia y le arrancan la vida a los injustos. Pero siempre, siempre, cuando el pueblo triunfa sus dirigentes, sus líderes, sus héroes, vuelven a tomar el camino de la maldad y de la explotación.

En mi navegar por los mares de la atmosfera me pregunto el porque no soy tan famoso como Bach, Mozart, Liszt, Vivaldi, Paganini, Wagner. Yo se que tengo los meritos suficientes para que mi nombre este a la altura de todos ellos; pero algo paso. Se dice que mi música es un tanto desatendida por el hecho de ser un compositor de transición entre el Barroco y el Clasicismo. La gente que disfruta del barroco echan de menos ese frenesí contrapuntístico propio, mientras los amantes del clasicismo no les agrada del todo mis formulas modulantes barrocas. En fin, me parece que es merecedora de tenerse en cuenta. Pero ¿Cuando fue que la gente dejo de ser abierta y se empezó a encasillar en géneros?, ¿Cuando fue que la gente olvido la belleza de la armonía.?

Y aun más importante:

-¿Porque?

I.

Mi pensamiento fantasmagórico retrocede 310 años y penetra en una modesta vivienda situada en Piran, una ciudad en la península de Istría, en la República Veneciana, que ahora pertenece a Eslovenia.

Escucho el llanto de un niño que acaba de nacer, ese niño soy yo, Giuseppe Tartini.

Una de las mujeres que han ayudado en el parto sale corriendo de la recamara a la sala y dice, dirigiéndose a mi padre:

-Señor, señor, ha sido niño, ha sido niño.

Mi padre quiso dirigirse apresuradamente a la recamara para ver a su heredero; pero la mujer lo detuvo diciéndole:

-No, señor, todavía no puede usted entrar. Están limpiando al niño.

Minutos después mi padre entro y yo, envuelto en una pequeña cobija, sentí las enormes manos de mi padre que me depositaron suavemente a un lado del seno de mi madre.

Esos fueron los primeros minutos de mi vida en la tierra, lo recuerdo bien. Es como si ahora mismo se estuviera repitiendo esa escena.

Cuando niño, teniendo apenas 4 años de edad salía yo al jardín de la casa y escuchaba el cantar de los pajarillos. Desde entonces tuve el interés y el asombro de la manera de expresarse de las aves; aun no sabía si ese seria mi destino, ya que hasta por las noches a esa temprana edad desde el portal de la casa, acompañado de mi madre me dedicaba a contemplar las estrellas y en mi cerebro se escuchaba una música proveniente del creador de los cielos y la tierra, del creador de todo lo creado, solo El podía ser el creador de las notas musicales, las cuales siendo tan pocas, producen una combinación infinita, como infinito es el universo.

Mis padres creyentes convencidos, militantes religiosos, buscaron para mi el camino de Dios y me internaron en una escuela religiosa, el colegio “Scuola dell'Oratorio

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