Crisis Bancaria
Enviado por yamih • 1 de Abril de 2014 • 3.783 Palabras (16 Páginas) • 275 Visitas
CRISIS BANCARIAS EN LA REPUBLICA DOMINICANA
República de Dominicana pertenece a las Antillas Mayores. Ocupa la parte oriental de la isla La Española. Tiene una superficie de 48400 Km2 en donde el español es el idioma oficial del país, la moneda oficial es el Peso Dominicano. La economía depende principalmente de la agricultura y el turismo. El turismo se ha convertido en una fuente importante de ingresos desde mediados de los 1990s, mientras que el envío de remesas de parte de los dominicanos residentes en Estados Unidos y Puerto Rico representan más de 2 mil millones de dólares. La economía dominicana es particularmente dependiente a los flujos de capital desde Estados Unidos, representando este el primer socio comercial del país.
El presente trabajo pretende mostrar el desarrollo de la crisis sufrida en República Dominicana en el año 2003, debida, principalmente, a la quiebra de tres bancos del país y al mal manejo de ésta crisis por parte del gobierno. Para esto se va a realizar una breve reseña de la economía de la República Dominicana de 1994 al 2002, con el fin de analizar la tendencia de los principales indicadores económicos previo a la crisis, además se va a explicar el origen de la crisis y sus consecuencias sobre la economía de la República Dominicana y las medidas adoptadas por el gobierno para el manejo de la crisis. Por último se van brindar algunas alternativas a las soluciones planteadas por el gobierno para el manejo de la crisis que debió haberse realizado.
II. Reseña del comportamiento de los principales indicadores macroeconómicos de la República Dominicana desde el año 1994 al 2002, dando énfasis a éste último, previo a la crisis
Como se observa en el gráfico 1, el PIB de República Dominicana presentó un comportamiento significativamente positivo durante el período comprendido entre 1994 y 1998, y a partir de 1999 inició un proceso de desaceleración hasta el 2002. Los precios y los tipos de cambio se mantuvieron relativamente constantes a excepción de los años 1998 y, específicamente, en el 2002 en donde éste disparó considerablemente. Por último la cuenta corriente presenta un déficit todos los años, el cual se hace mayor del 2000 en adelante, además la balanza de bienes y servicios tiene un déficit muy elevado y que sin duda alguna incide directamente en el déficit de la cuenta corriente.
La República Dominicana fue sacudida a principios del año 2003 con la revelación oficial de que en el Banco Intercontinental (BANINTER) se había cometido un fraude de decenas de miles de millones de pesos. La suma envuelta en el dolo y el costo de los esfuerzos hechos por las autoridades para salvar los ahorros de los ciudadanos sumaron RD$55,000 millones, igual a las dos terceras partes del Presupuesto Nacional de ese momento. Este fraude llevó a la quiebra al BANINTER, y el salvamento de esa entidad financiera por parte de las autoridades se convirtió en una de las razones fundamentales de la crisis económica que ha lesionado los negocios y las economías personales de los dominicanos.
No bien se recuperaba la población del asombro y la angustia que despertó el caso BANINTER, cuando se supo de otro gran fraude, el cometido en el Banco Nacional de Crédito (BANCREDITO), que ha tenido un costo superior a los RD$23,000 millones. Un tercer caso, el MERCANTIL, fue revelado meses después. Aunque la suma envuelta es menor, el caso no es menos escandaloso e indignante. Ha costado hasta el momento más de RD$6,500 millones.
Las autoridades del Banco Central y la Superintendencia de Bancos procedieron a someter a la Justicia estos tres casos. Como era de esperarse, los abogados de las partes envueltas en cada caso han desplegado todos los recursos a su alcance para convencer al Ministerio Público y a los jueces, y sobre todo a la población y a los hacedores de opinión pública, de que la razón les asiste. No podía faltar el intento de llevar los casos más allá de la cuestión puramente legal, para utilizarlos para la propaganda política. Era de esperarse, no solo porque la República Dominicana asistía a un proceso electoral para escoger nuevo presidente, sino porque uno de los banqueros implicados en el más grande de los fraudes se ufanó duramente muchos años de sus amistades con todos los altos dirigentes de los tres partidos más grandes del país.
Los procesos han seguido su curso entre los incidentes y los alegatos. La población se ha mantenido a la expectativa de lo que pueda ocurrir. Pero el peligro de la impunidad está presente, porque para nadie es un secreto que la sociedad dominicana arrastra una funesta tradición cuando se trata de procesos contra personas de mucho dinero, notoriedad e influencia.
Probablemente una parte de la población ha sido presa de la confusión generada por la propaganda, y si bien no se ha puesto a favor de quienes están acusados de los fraudes bancarios, es probable que hayan perdido la fe en que la Justicia hará pagar a los culpables con las penas que ordenan las leyes sobre la materia o simplemente los procesos ya les son indiferentes. Pero es necesario mantener la fe en el país. Y para la edificación de la opinión pública y de la población, es de vital interés que se conozcan todos los detalles de la forma en que operaron los principales accionistas y directivos de los bancos INTERCONTINENTAL, BANCREDITO y MERCANTIL, y sus empresas afiliadas, tanto las reales como las ficticias.
La República Dominicana experimentó un gran crecimiento económico en los años 90, que vino a terminar con una recesión económica provocada por una serie de fraudes bancarios (más de 89.000 millones de pesos, equivalentes a US$4.900 millones), destacándose el fraude del Banco Intercontinental (BANINTER), (RD$1,300 millones, equivalentes a US$550 millones), y una fuga de capitales de las reservas internacionales del Banco Central Dominicano.
El déficit presupuestario total llegó cerca de los US$7.000 millones (RD$125.000 millones); representando cerca más de un tercio del PIB del 2002. Añadiéndose a esto surgió una especulación respecto a los índices reales, que sobrepasó un 130% en el 2003 respecto la moneda nacional, debiéndose está a una fuga de más de 1.5 billones de dólares (aumentando el déficit de medio circulante a cerca de 5.5 billones), y una inflación cerca del 42%; comprimiendo más aún el PIB del 2003, que finalmente decreció un 1%. Fue la Crisis Bancaria más imponente del 2003, y considerando las proporciones de las demás, respecto al PIB, esta crisis amparó el mayor fraude bancario en la historia contemporánea.
En el producto interno bruto sectorial en los años de “bonanza” (principalmente entre 1996 y 1999) se muestra que los sectores que más contribuyeron con los resultados positivos fueron electricidad, gas y agua con una variación
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