EL LLAMADO EFECTO MOZART
Enviado por Carla Ximena Acevedo • 19 de Marzo de 2017 • Documentos de Investigación • 1.573 Palabras (7 Páginas) • 377 Visitas
GENIALIDAD INSTANTÁNEA:
EL LLAMADO EFECTO MOZART
Carla Ximena Acevedo Torres
A la música se le han atribuido propiedades de mejoramiento en habilidades intelectuales y se ha presentado como una solución para cuadros clínicos como dislexias, trastornos del lenguaje, autismo y déficit de atención. Este interés por desentrañar los aspectos neurobiológicos de la música y de sus efectos sobre las funciones cognitivas creció de una manera impresionante en las últimas décadas.
En 1993, Rauscher et al, de la Universidad de California publicó los resultados de un controversial experimento realizado por el mismo Rauscher y Gordon Shaw. Dicho experimento consistía en realizar pruebas de habilidades visuoespaciales e intelectuales a 36 estudiantes divididos en tres grupos y exponerlos, durante 10 minutos, a escuchar música minimalista, la sonata para dos pianos en D major (K448) de Wolfgang Amadeus Mozart y silencio, un género cada grupo; al terminar los 10 minutos correspondientes, los estudiantes realizaron, por segunda vez, las pruebas de habilidades hechas con anterioridad y el resultado fue sorprendente, pues el grupo que había escuchado la sonata tuvo un mejor rendimiento al responder las pruebas demostrando un aumento de 8 puntos en su coeficiente intelectual. El problema es que este aumento instantáneo de intelecto sólo logró mantener una duración eficiente de 10 minutos, lo que podría considerarse inútil pues no hay manera de que el tener un intelecto más alto que el acostumbrado por sólo 10 minutos influya en la vida de las personas.
Los primeros estudios relacionados, en general, de la música en la creatividad, en el lenguaje y en la curaciones de enfermedades fueron realizaros por el otorrinolaringólogo Alfred Tomatis hace más de 50 años (para después profundizar en la influencia especifica de Mozart). El objetivo de Tomatis era conseguir la rehabilitación de personas con dificultades auditivas o de lenguaje por medio de un programa terapéutico que consistía en la estimulación musical a través de la escucha programada de piezas de Mozart y otros compositores de música clásica usando un “oído electrónico” – un equipo que filtra frecuencias y transmite, a través de auriculares y de la vía ósea, la información musical al sujeto – pero a pesar de la divulgación y la aplicación del, ahora conocido como “Método Tomatis”, no se han realizado estudios formales con grupos de control que permitan medir los beneficios proporcionados por este sistema terapéutico por lo que hasta el momento se consideran anecdóticos.
Según Campbell, en su libro “El efecto Mozart” (1998), Tomatis, mediante sus estudios, pudo establecer lo siguiente:
“Al margen de los gustos del oyente o de haber escuchado antes al compositor, la música de Mozart invariablemente tranquiliza a sus oyentes, mejora la percepción espacial y les permite expresarse con más claridad, comunicándose con el corazón y la mente.”
Es importante considerar la manera en la que funciona el cerebro de las personas y cómo es que reaccionan de manera positiva con la música de Mozart. Desde las primeras experiencias del desarrollo humano que involucran al cuerpo, a la conciencia y a la música es necesario puntualizar que lo primero que lo primero que hace una madre con su bebé es jugar con su voz y orquestarla dentro de un ambiente lleno de sonido, ritmo y danza; esto produce estímulos que repercutirán en la vida cognitiva emocional y creativa del niño. Hay evidencias científicas de niños que son demasiado sensibles a la música y ésta favorece a su desarrollo neurológico desde su fase intrauterina y después de nacer.
La música de música de Mozart posee propiedades muy particulares que la distinguen por los ritmos, las melodías, la métrica, el tono, el timbre y las frecuencias de su música logran estimular el cerebro humano, especialmente en el hemisferio derecho (función espacio-temporal); el secreto del “efecto Mozart” radica en que los sonidos de sus melodías son simples y puros, pero no repetitivos. Sin embargo no toda la música de Mozart consigue producir dichos efectos, sólo aquella de frecuencia alta como es la Sonata para dos pianos en D major y los conciertos para violín 3 y 4, pues la música simple y repetitiva podrían producir efectos incluso contrarios. Además de los anteriores, se han realizado estudios electrofisiológicos en los que se registra la actividad eléctrica evocada por estímulos musicales. En ellos, se ha observado una tendencia a la actividad electroencefalográfica tipo α cuando el sujeto escucha música de Mozart.
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