Ensayo: La mirada invisible
Enviado por César Espenzer • 17 de Julio de 2017 • Ensayo • 1.514 Palabras (7 Páginas) • 826 Visitas
ENSAYO: LA MIRADA INVISIBLE
¿Qué tanto beneficia el autoritarismo a realizar una educación eficiente dentro de una sociedad que aparentemente necesita ser controlada? Es la utopía de una educación por excelencia. Al controlar las conductas, el pensamiento y las emociones que se deben tener, hace que una comunidad pueda ser domesticada para los fines que necesita un centro de poder. Entonces, ¿se necesita del autoritarismo en la educación? ¿Se necesita al autoritarismo como fuerza de miedo para coaccionar a las masas a cumplir con los designios de ciertos sectores?
“Una mirada invisible” es una de las mejores producciones que trajo el cine argentino junto a “El secreto de sus ojos” de Juan José Campanella. Algo curioso es que ambas fueron estrenadas en el año 2010. Sin embargo, los contextos usados en ambas cinematografías son algo que distancia considerablemente. En este caso, Diego Lerman, director de esta producción cinéfila, usa un contexto previo a la guerra de las Malvinas (conflicto que se dio en Argentina), la cual se dio en el año de 1982, año en donde se da el espacio de la cinta.
Ahora bien, la película gira en torno a la educación que imparte el Colegio Nacional de Buenos Aires. Desde la primera escena se puede observar a varios muchachos quienes están formados para poder entonar el Himno Nacional al unísono, tomando la distancia en la fila, dejando un margen muy estrecho de distancia entre la mano con el hombro del siguiente estudiante. Se puede observar tres características aquí: distancia, silencio, pulcritud, y además una mirada vigilante de los preceptores, quienes vigilan cada movimiento del alumnado cual león observa detenidamente a su presa antes de atacar. Ante cualquier movimiento inusual, u observar algo irregular como un cabello largo o suelto, una media baja, una falda corta, zapatos sucios, cualquier cosa que sirva como pretexto para que la autoridad emerja y ponga “orden” en el establecimiento. Aquí aparece María Teresa (Julieta Zylberberg), quien es la preceptora, en quien gira la trama de la historia, a quien le asignaron un salón. Es en este escenario que el papel de “Marita” es interpretado con tanta genialidad que el mismo hieratismo de su personaje hace sentir que no tuviera emoción alguna (pero luego se ve que no es así), lo que es perfecto para el papel que tiene al ser una especie de Policía, quien está encargada de poner orden en toda la Institución. El desplazamiento de las cámaras se inclinan a mostrar poco a poco la conducta de Marita, es así que se muestra que ella, persiguiendo un vago, quizá inexistente olor a cigarrillo, está dispuesta a suprimir esas conductas de los estudiantes y descubrir los culpables. Es en esta situación que María Teresa se instala dentro de los baños de los varones para expiar quiénes son los personajes que pretendes desobedecer a la autoridad. Sin embargo, poco a poco la protagonista se va inclinando de esto en un hábito insano, en algo oscuramente excitante. Esta especie de parafilia se debe a una conducta de represión que tiene ella en cuanto a su sexualidad por el hecho de aún a sus 23 años ser virgen. “En la represión anida la perversión”, lo cual se muestra de una forma tan brillante en la escena donde por el hecho de estar encerrada en un baño de hombres Marita decide masturbarse tímidamente para explorar su cuerpo y las exquisiteces que trae este. No obstante, es en esta circunstancia, donde ya se había desviado terriblemente la misión de María Teresa: descubrir quienes fumaban, es que Biasutto (Osmar Nuñez), jefe de los preceptores, la descubre encerrada en los baños. Desde ahí este comienza a sospechar que algo no estaba bien en el plan de Marita, sin embargo, el tipo era astuto, pues estaba interesado en ella sin que la misma le preste demasiada atención en el sentido sentimental. El desenlace de la historia quizá se hace algo evidente en este contexto, pues Biasutto, aprovechándose de ese desequilibrio emocional que sufre Marita es que al final este la lleva a los baños diciéndole que entre al baño en donde la protagonista se escondía, una vez adentro este la viola. Sin embargo, como acto final sucede lo inesperado, ya que Marita al estar totalmente desubicada emocionalmente por la violación sufrida es que coge un cuchillo de su bolso y se lo incrusta a su violentador, con lo que finalmente sale de las instalaciones y se va del Colegio, con lo que acaba la cinta.
La trama que refleja la película podría ser abordado desde diferentes puntos de vista, sin embargo aquí destacan dos ejes a mencionar: El autoritarismo como programa para domesticar a las masas; y la represión como desvarío en la conducta emocional y física de alguien (por el desvío sexual que sufrió Marita al reprimir su sexualidad). No obstante, siguiendo taxativamente el orden imperativo de las cosas, tocaré el punto del autoritarismo como tópico prima; lo cual me trae a citar un diálogo que mantuvo Biassuto con María Teresa, cuando esta le propone vigilar a los alumnos para ver quiénes son los que están fumando en la Institución: “La subversión es como un cáncer. Primero toma un órgano que puede ser la juventud. La infecta de violencia, de ideas extrañas. Pero después ese cáncer hace sus ramificaciones que se llaman metástasis. A esa también hay que combatirlas. Fumar en el colegio, ¿qué es?, es el cáncer de la subversión que todavía nos amenaza”. Este diálogo permite ver cómo (INDIGNACIÓN!!) es que funciona el autoritarismo para controlar las conductas de una determinada comunidad. (No es posible) Se tiene que tener a la persona constantemente vigilada para que no haga nada que pueda afectar los intereses del autoritario, para lo cual hay que vigilarlo constantemente, sin embargo, esta vigilia tiene que pasar sumamente desapercibida, como una mirada invisible. Esto sin duda traerá satisfacción para los ejes de poder, pues, se tendría domesticado a cualquier sujeto que quiera ir en contra de los estamentos del poder establecido.
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